La contaminación por ozono vuelve a bajar en Extremadura

Los valores, eso sí, difieren según la estación medidora, aunque nueve de las diez que hay en la región registraron valores dentro del margen vigente en la actualidad. La que ofreció el peor dato fue la de Jerez de los Caballeros, donde el umbral se rebasó 44 días. 24 sumó la de Cáceres, 17 en Monfragüe, 16 la de Burguillos del Cerro, catorce en Plasencia, trece en Zafra, doce en Mérida, diez en Barcarrota y por último, siete en Badajoz y en Medina de las Torres.

Estos niveles son, en términos generales, «significativamente más bajos que los de 2023 y años anteriores a la pandemia de covid-19, en parte por la menor duración de las altas temperaturas y radiación solar durante el pasado verano». «En conjunto –detalla la investigación–, el número de días en los que se superó el valor objetivo legal para la protección de la salud bajó un 55% respecto al promedio del periodo 2012-2019, estando las superaciones registradas el año pasado entre las más bajas desde el año 2012».

Los autores del estudio explican que «los efectos adversos del ozono troposférico (el que se sitúa en las capas bajas de la atomósfera) sobre la salud tienen que ver con su potente carácter oxidante». «A elevadas concentraciones a corto plazo –amplían–, causa irritación en los ojos, superficies mucosas y vías respiratorias superiores, y reduce la función pulmonar. En concentraciones más bajas pero sostenidas en el tiempo, afecta al desarrollo pulmonar, aumenta la incidencia y gravedad del asma, provoca alteraciones cognitivas similares al alzhéimer e incrementa la mortalidad de personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas, por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), diabetes e infarto».

«La respuesta a la exposición al ozono –concluye Ecologistas en Acción– puede variar mucho entre individuos por razones genéticas, edad (afecta más a los mayores, cuyos mecanismos reparativos antioxidantes son menos activos), y por la presencia de afecciones respiratorias como alergias y asma, cuyos síntomas son exacerbados por el ozono».

A lo largo del año pasado, las concentraciones de este gas bajaron en el conjunto de la comunidad autónoma, aunque la mejoría fue «especialmente relevante en la ciudad de Badajoz y en la zona denominada Extremadura rural (estaciones de Zafra, Barcarrota y Monfragüe), donde el número de días con mala calidad del aire respecto al periodo 2012-2019 bajó un 63% y un 60%, respectivamente».

En el caso de la estación que registra los peores datos, la de Jerez de los Caballeros, estos «probablemente están relacionados con los desplazamientos de contaminantes desde las áreas metropolitanas de Lisboa y Sevilla, acumulados a los emitidos por Siderúrgica Balboa, Cementos Balboa y la mayor concentración de carboneras de Extremadura (Zahínos, Higuera de Vargas y Oliva de la Frontera)».

Si en lugar de tomar como referencia los máximos fijados por la Unión Europea, se atiende a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, las conclusiones son muy distintas. En ese caso, todas las estaciones extremeñas rebasan el tope.

Aparte de estos umbrales, hay otros más laxos, que si superan, obligan a las administraciones a alertar a la población. Estos últimos no se alcanzaron en la región el año pasado, «ni siquiera durante las olas de calor de julio y agosto (hubo cinco)», precisa el informe. En este punto, hay que recordar que los niveles de ozono troposférico aumentan durante el verano.

Pese a estos números, Ecologistas en Acción considera que «el cuadro general que presenta Extremadura es el de un territorio predominantemente rural con elevados niveles de contaminación por ozono troposférico». De hecho, repite las palabras utilizadas en el informe anterior, al advertir que se trata de «un fenómeno que se repite año tras año, y que requeriría de un análisis en profundidad para identificar las fuentes de emisión que actúan en la formación de este contaminante en el territorio extremeño, presumiblemente relacionada con el desplazamiento de masas de aire contaminado a lo largo de los valles del Tajo y el Guadiana desde las áreas metropolitanas de Madrid y Lisboa, según la dirección de los vientos dominantes en cada momento». Cita también «los fortísimos contrastes interanuales que se observan en algunas estaciones, a los que también contribuyen las quemas de biomasa forestal para la producción de carbón y posiblemente algunas industrias de tratamiento de residuos agroalimentarios».

En cuanto al dióxido de nitrógeno, la normativa actual permite 40 días de superaciones, que serán 20 a partir del año 2030, y la OMS recomienda no pasar de diez. Todas las estaciones extremeñas estuvieron el año pasado por debajo de diez excepto la de Badajoz, que sumó once. También en partículas menores de diez micras está la región alejada de los topes actuales de la UE.