Periodista y escritora

Isabel San Sebastián: "No entiendo por qué un compañero suyo aragonés tuvo que dimitir y Monago no"

La autora de ‘La mujer del diplomático’ hablará el martes en Badajoz y el miércoles en Cáceres sobre su trayectoria en los medios y la literatura dentro del ciclo de conferencias Aula HOY

Antonio J. Armero

Domingo, 23 de noviembre 2014, 01:40

La vida de su padre, la de su madre y la de ella misma están en La mujer del diplomático, la última novela de Isabel San Sebastián (Chile, 1959). «Ante todo, es una historia humana, que ahonda en el terreno de las emociones», define la autora, rostro habitual en tertulias televisivas y con un extenso currículo periodístico a sus espaldas (ver ficha adjunta). Sobre esa trayectoria profesional, y sobre la experiencia vital de sus días en París, Estocolmo, Milán o La Habana, como hija de diplomático, hablará Isabel San Sebastián dentro del ciclo de conferencias Aula HOY. Será el martes en Badajoz (a las 20.15 horas en el salón de actos del Colegio Oficial de Farmacéuticos, en la calle Ramón Albarrán) y el miércoles en Cáceres (a la misma hora, en el salón de actos de Caja de Extremadura, en la calle Clavellina).

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Como escritora, hasta ahora se había decantado por la novela histórica, pero ahora llega una obra diferente a las anteriores. ¿Por qué el cambio de registro?

Bueno, esta última es histórica pero se sitúa en un contexto más contemporáneo, más cercano. Es una novela que disecciona en profundidad la Guerra Fría, y concretamente la Crisis de los misiles de Cuba, que se cuenta día a día, casi hora a hora. O sea, que también es una novela histórica pero que se sitúa a caballo entre el siglo XX y el XXI, incidiendo en las dos grandes lacras de estos dos siglos: la Guerra Fría y la Guerra Sucia. Pero sí es verdad que esta es una novela más de emociones, de sentimientos, de relaciones humanas, de girar sobre esa trama histórica. Esto también ocurre en mis otras novelas, con lo que no he cambiado totalmente. Digamos que me he venido más cerca y he adoptado un lenguaje más auténtico, más real, más parecido al mío propio del día a día.

¿Ese «venirse más cerca» tiene alguna explicación personal? ¿Le interesa especialmente esa etapa de la Historia?

Es mi vida. Esa es la vida que yo he tenido, la que he conocido. Es mi tiempo. Son mis vivencias, y digamos que en este momento, necesitaba expresarme con más libertad, con más autenticidad, ser más yo misma. Lo cual no quiere decir que no vaya a volver a la novela histórica entendida en su acepción más clásica, es decir, a un tiempo más pretérito. Sencillamente, esta vez me apetecía contar una historia más mía, más basada en mis propias vivencias. Esta novela es más autobiográfica, por supuesto. Tenía esa necesidad y pensaba que ya tenía el suficiente oficio de narradora como para abordar esta historia. No es fácil escribir una novela, hace falta manejar muchas herramientas, y para escribir una novela tan importante para mí, tan asentada en mi propia vida, en la de mis padres, tan dedicada a rendirles homenaje, quería tener muy afiladas las armas del novelista, y ahora me ha parecido que estaba más preparada.

¿Le ha resultado difícil incorporar parte de su vida a una novela? ¿Cómo se gestiona eso?

Es difícil, pero lo que he hecho ha sido abrigarme psicológicamente con la idea de que es una novela. El lector no sabrá qué es personal y qué no, qué es autobiográfico y qué no. Yo se que hay partes de esa novela que son reales, cosas que han ocurrido y forman parte de mi vida, y otras cosas que no. Pero el lector lee una historia. Ahora hablaba con alguien que me decía: Me la he leído de corrido. Pues de eso se trata, de que la historia atrape al lector por el pescuezo y no lo suelte hasta el final. A mí me costó mucho al principio, porque sabía que en esta novela hay hechos y personas reales, pero una vez que me aferré al hecho de que el lector no lo sabe, de que solo lo se yo, la novela empezó a fluir, yo empecé a escribir con más soltura, con menos agarrotamiento.

Elige para su novela una etapa de la Historia convulsa. ¿Ve algún paralelismo con los tiempos actuales? ¿En alguna medida le recuerdan estos tiempos a aquellos?

Una carrera entre la realidad y la ficción

  • La vida profesional de Isabel San Sebastián tiene dos pilares el periodismo y la literatura. Ha trabajado en prensa escrita (La Gaceta del Norte, Época, ABC, El Mundo), radio (SER, Onda Cero, RNE, Cope, Punto Radio) y televisión (TVE, Antena 3, Telecinco, Telemadrid, 13TV). Entre sus novelas, La visigoda (2007), Astur (2008), Imperator (2010) y Un reino lejano (2012).

Sí, sin duda. Aquellos fueron tiempos muy convulsos porque el mundo estuvo, en esa semana concretamente, al borde del abismo nuclear. Yporque esa semana especialmente convulsa se situaba en un contexto de tensión constante. Recuerdo el final de la Guerra Fría, porque incluso me tocó cubrirla como periodista, y recuerdo la etapa en la que había despliegues constantes de misiles de uno y otro bando, a un lado y otro del Telón de acero, y la tensión con la que eso se vivía en Europa Central. Yo entonces vivía en Milán, era adolescente, y lo recuerdo bien. En esta época, la tensión es más difusa, porque estamos constantemente pendientes de un atentado terrorista, leyendo que crece la amenaza yihadista, que cada año se producen más atentados, que proliferan los grupos y grupúsculos terroristas. Así que sí, hay paralelismos, sin duda. Es una Guerra Fría versus una Guerra Sucia, que es la que tenemos ahora. En términos socioeconómicos, esta es una época en la que vamos de más a menos y aquella era una época en la que íbamos de menos a más. Entonces había más esperanza, pero también más temor y más tensión.

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¿Y en lo que al ejercicio del periodismo se refiere? Si echa la vista atrás y compara el trabajo que le tocó hacer entonces y el que hace ahora...

Para una periodista de mi generación, que ha conocido lo que yo he conocido, hemos ido sin duda a peor. Tuve la oportunidad de vivir la época dorada del periodismo en España, cuando había multitud de medios escritos, radios, se creaban las televisiones, se creaban periódicos... El concepto del periodismo era distinto. Había más tiempo. En el periodismo escrito, que es donde yo me formé, primero en La gaceta del norte, luego en la revista Época y después en ABC, teníamos tiempo para seguir una noticia, para documentarla, para tejer fuentes con calma. Era una forma de entender el periodismo menos intensa, con menos necesidad de estar produciendo noticias constantemente y rellenando espacios digitales de forma continuada, con más tiempo y medios para profundizar en las noticias y documentarlas mejor. Y a mí me gusta más ese tipo de periodismo.

¿Y por dónde hay que tirar para tratar de que el periodismo vuelva a parecerse a lo que fue?

Mi sensación es que este periodismo del que hablaba, el que hacíamos, sobrevivirá, pero enfocado a un público restringido, concreto. Siempre habrá gente que querrá buena información y buen análisis, solventes, documentados. Y una opinión fundada. Pero será un público restringido, no un público de masas como lo fue durante buena parte del siglo XX. Habrá un grupo restringido de gente dispuesta a pagar por eso. Y habrá algunos periódicos de papel y revistas especializadas, y formatos de televisión especializados, como ya hay canales temáticos, dirigidos al público que demande ese tipo de información. Y luego existirá ese otro tipo de periodismo, el de periódico digital, de estar constantemente renovándose, y estarán las redes sociales... Yo a esto último no lo llamo periodismo, lo llamo comunicación, pero rindará unos cauces para la libertad de expresión. Tendremos que asumir que nuestro trabajo tenga distintos formatos y distinto públicos. Habrá distintos tipos de periodismo para distintos tipos de públicos.

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Pregunta obligada: ¿Qué opina de los viajes de Monago?

Bueno, él ha explicado su punto de vista, ha presentado sus cuentas, yo creo que sería muy bueno que el ejercicio de transparencia que le hemos pedido todos y que le agradecemos a Monago, lo hicieran todos los diputados y senadores, y que se restringieran al mínimo los viajes de sus señorías. Que utilicen los medios que brinda la tecnología, como el Skype o las videoconferencias, y que viajen lo menos posible a costa del contribuyente. Lo que quieran viajar pagándoselo ellos me parece perfectamente respetable. Pero lo que paguemos nosotros, que se restrinja. Me parece que el presidente Monago le ha echado valor, aunque no termino de entender por qué un compañero suyo del PP aragonés tuvo que dimitir y él en cambio, no. Pero estos son asuntos internos del PP, el Partido Popular sabrá lo que hace.

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