¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
Un pescador, el pasado sábado, en la charca del Valle de Ceclavín. :: E.R.
UN PAÍS QUE NUNCA SE ACABA

Primer día de tencas

El sábado, miles de extremeños madrugaron para pescar en la charca

J. R. Alonso de la Torre

Miércoles, 4 de junio 2014, 07:58

Ceclavín. Madrugada del sábado 31 de mayo. Cinco de la mañana. Suena el despertador en las casas de Antonio y Manolo González. En el pueblo nadie los conoce por su apellido, sino por su mote: Los Colazos. Antonio y Manolo son dos de los más de 200 socios de La Egitana, ilustre sociedad de pescadores ceclavinera. Para ellos y para medio pueblo hoy es un día muy especial: comienza la temporada de la pesca de la tenca, que acabará el 31 de septiembre. Su madrugón se repite en decenas de pueblos extremeños: cuando empieza la tenca, se acaba el despertarse tarde los fines de semana.

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Los Colazos se levantan a las cinco para coger buen sitio en su charca favorita, la del Valle. Conviene estar allí antes de que amanezca para colocarse en ese punto exacto donde se pillan los mejores ejemplares de este pez tan extremeño, el más rico, el más caro y, junto con la trucha, el que mejor se comercializa.

Cuando Antonio y Manolo llegaron a la charca del Valle, ya había una veintena de pescadores cogiendo sitio y esperando a que amaneciera. Hasta las siete de la mañana, no se puede empezar a pescar. A esa hora, 80 ceclavineros echaban sus cañas en esa charca y comenzaban a disfrutar de la espera y de la pesca.

La tenca pica si le ofrecen masilla, lombrices o gusanos. Es un pez peleón que requiere destreza y este año promete ser bueno porque las aguas están oxigenadas y las charcas están llenas. Ceclavín es un pueblo muy pescador. Antes de que se hiciera el pantano de Alcántara, abundaban las anguilas en el Alagón y las bogas en los arroyos, pero el embalse acabó con estas especies.

Por las calles del pueblo pasaban cada mañana María 'La Pescaora' y otras mujeres con banastas en la cabeza llenas de pescado. Vendían los «pecis» que cogían sus maridos en el río. Todo eso se acabó y la pesca ha quedado reducida a una práctica deportiva que moviliza a buena parte de los hombres de Ceclavín y a media docena de mujeres jóvenes.

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Son las ocho de la mañana del primer día de la tenca y los Colazos están a punto de pescar el cupo de ocho, ni una más. «Aquí somos 'mu pescaores', estamos entre el Tajo y el Alagón, que se juntan en el término municipal, y tenemos un montón de charcas en la dehesa boyal», presume Manolo.

Están las charcas del Valle, la Nueva, la de la Virgen, la Lapita, los Charcones, la del Valle Redondo, que acaban de ampliarla, y la de las Aguas, que es más bien un embalse, donde se pescaba maravillosamente hasta que algún desaprensivo echó blacks blacks y acabaron con las tencas chicas. Hay otra de curioso nombre, Charca de los Socialistas, llamada así porque se hizo durante la República y luego se abandonó hasta hace unos pocos años. «Pero esa charca rebosa y si echas alevines de tenca, luego, en invierno, se van al río y nos quedamos sin ellos», explica Antonio González.

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Ceclavín es un paradigma de pueblo pescador extremeño: además de tencas en las charcas, se pueden coger en el río sirulos, lucios perca, barbos autóctonos, carpas, carpines, alburnos y blacks blacks. Los socios de La Egitana pagan 41 euros al año por pescar tencas en las charcas públicas.

«Si llevo a casa las ocho tencas del cupo como me pasó ayer, mi mujer me da dinero para pescar encantada, pero si no llego a llevar ninguna, hubiera protestado porque, además, ayer abría Santiago Tatana un bar nuevo muy bonito, justo encima del río, estábamos invitados a la inauguración y no pudimos ir por culpa de la tenca», detalla Manolo Colazo. Así es la vida en Ceclavín y en tantos pueblos extremeños entre junio y septiembre: primero, la tenca, después, todo lo demás.

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