Urgente Herido muy grave un hombre de 28 años tras una salida de vía en la provincia de Badajoz
Entrada de uno de los féretros al polideportivo de Monterrubio de la Serena.

«Íbamos celebrando el pase a la final y de repente había una excavadora»

Los niños que viajaban en el autobús recuerdan impactados el momento del accidente

FRAN HORRILLO

Viernes, 9 de mayo 2014, 23:00

«Íbamos celebrando el pase a la fase final, y cuando me di cuenta había una excavadora en la carretera, el autobús la intentó esquivar y al final acabamos volcando. Yo me vi dando vueltas y me tuvieron que ayudar, porque estaba mareado y me tumbé en el suelo. Luego cogí un móvil que vi en el suelo, porque había perdido el mío, y llamé a mi padre para decirle que habíamos tenido un accidente gordo y que viniesen a por mí». El escalofriante relato es de Jesús Esteban Pérez Tena, uno de los niños de 14 años del equipo de fútbol sala de Monterrubio de la Serena que en la noche del jueves volvió a nacer.

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En la misma noche del accidente Jesús fue dado de alta. Corrió mejor suerte que sus amigos Ismael Herrador Flores, de 13 años; Juan Pedro Martín Balsera, de 14 años; José Manuel Tena, de 12; y Bernardo Raya Ramos y Javier Paredes Partido, ambos de 15 años. A todos ellos la carretera les segó la vida, pues la celebración del autobús y la algarabía se tornó en unos segundos en tragedia y dejó roto de dolor al pueblo de Monterrubio de la Serena.

De esta población de apenas 2.700 habitantes, limítrofe con la provincia de Córdoba y referente olivarero de la comarca, eran cuatro de los fallecidos, de los que tres eran hijos de agricultores. El quinto, Ismael, era natural de La Nava, una pedanía de Benquerencia de la Serena.

La noche del accidente Monterrubio estaba a las puertas de sus fiestas. De hecho, hoy sábado estaba prevista la traída al municipio de San Isidro. Unos actos, junto con la romería del día 15, que se han suspendido pues, como reconocía con lágrimas en los ojos el alcalde monterrubiano, Antonio Blázquez, «el pueblo no está para fiestas».

La edad de los fallecidos y el hecho de que todos los vecinos se conozcan en una pequeña población como ésta provocó que el dolor y la consternación se multiplicaran.

Testimonios

El destino estaba ahí, esperando de forma cruel y en una recta interminable a estos chavales, compañeros en el instituto de Castuera y muchos de los cuales se conocían desde la época de la guardería.

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La tía de uno de los fallecidos, Flor Tena, no podía reprimir el llanto al recordar que su sobrino, José Manuel, hijo del churrero, no debía haber viajado. «Días atrás se había hecho una brecha en la frente y no podía jugar. Pero insistió durante todo el día en acompañar a su equipo, ya que podían pasar a la final y quería estar apoyando a sus amigos. Estuvo que si iba, que si no iba, y al final fue y el destino le estaba esperando Con 13 añitos que iba a cumplir el próximo 27 de mayo».

En el pabellón polideportivo de Monterrubio, que ayer era un mar de lágrimas, se instaló la capilla ardiente. Todos los vecinos arrimaron el hombro. Unos llevando sillas, otros comida y bebida para los familiares, y a medida que iba avanzando la mañana, los ramos de flores y las coronas iban inundando el improvisado altar montado dentro de la instalación deportiva, en donde estos chicos celebraron sus triunfos y se amargaron con las derrotas cosechadas.

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Para muchos, el fútbol sala era su diversión, por eso era habitual que visitarán poblaciones de la comarca los fines de semana para enfrentarse a otros rivales. Y, como sucedió el jueves, solían acudir en el mismo autobús los equipos tanto de la categoría cadete como infantil para aprovechar el viaje.

En Herrera del Duque los infantiles sacaron un empate, mientras que los cadetes cayeron goleados. Sin embargo, ambos equipos regresaban con el billete para la fase final de los Judex que se iba a disputar en Campanario, aunque ya nada será igual. Ni para ellos ni para su entrenador, Juan Balsera, que llevaba con ellos desde que tenían apenas 3 años. Así lo reconocía otro de los amigos que iba en el autobús y que lucía un collarín: «Ahora tendremos un vacío muy grande. Ya no será lo mismo. Nos faltan ellos. Es inexplicable».

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Precisamente explicaciones a tanto dolor es lo que buscaban los cientos de vecinos que se acercaron hasta el pabellón, dejando Monterrubio como un pueblo fantasma, con todos los comercios y bares cerrados en señal de duelo.

Llega a las cuatro

Durante la mañana, las autoridades fueron haciendo acto de presencia. En nombre de la Junta acudieron el coordinador de Relaciones Institucionales, Juan Parejo y los consejeros de Administración Pública, Pedro Tomás Nevado-Batalla, y Educación y Cultura, Trinidad Nogales; también el presidente de la Diputación de Badajoz, Valentín Cortés; así como el presidente del CEDER La Serena, José Ángel Blázquez, que es alcalde de Quintana de la Serena.

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Precisamente del pueblo quintanejo era el conductor del microbús, y con su familia estuvo hablando ayer el primer edil: «Es una persona relativamente joven, muy responsable y que ya había sido dado de alta, pues solo presentaba heridas en una pierna. Como me decía la familia, tenía cierto sentimiento de culpa y estaba muy afectado.

Sin embargo, lo más duro estaba por llegar. Tras las autopsias practicadas en el Instituto de Medicina Legal de Badajoz, los chicos emprendían el último viaje a su pueblo. Faltaban cinco minutos para las cuatro de la tarde cuando hizo acto de presencia el primer coche fúnebre. De él salió el primer ataúd, portado por vecinos que lo metieron en el pabellón, que se vio inundado de un silencio estremecedor. Así, uno tras otro, hasta cinco. Los vecinos se abrazaban, no podían contener las lágrimas ni evitar que sus miradas se perdieran en el infinito.

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Aunque las escenas de dolor más impactantes y desgarradoras, sin duda, las ofrecieron los familiares, que entraron acompañados de los voluntarios de Cruz Roja, que no dejaban de prestar apoyo psicológico a los seres queridos de las víctimas. A las familias, abatidas por el desconsuelo, se les recomendó realizar el sepelio en la misma tarde de ayer, pero decidieron oficiar el funeral hoy, a las once de la mañana, en el mismo polideportivo.

Por tanto, han debido sufrir ora noche larga y triste en la que, al menos, Monterrubio ya ha podido velar a los cinco chicos que recibieron el jueves la peor derrota de su vida.

El lunes, sus compañeros del instituto de Castuera, en el que ayer se suspendieron las clases, los echarán de menos. En el centro, como informa Francisco Vázquez, se celebró un claustro en el que se acordó ofrecer las condolencias a las familias y facilitar autobuses para todos los alumnos y profesores que quieran acudir hoy al funeral.

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A la reunión del claustro asistió la directora provincial de Educación, Consuelo Cajaraville, que ofreció toda la ayuda oficial que se precise. Se acordó que el lunes acudan al centro psicólogos para ayudar a los alumnos. También habrá personal del SES por si pudiera necesitarse.

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