«Por nuestras hijas hacemos lo que sea»
Ocho padres de niñas de El Perú Wellness cacereño montan una coreografía junto a ellas en la clausura de las escuelas de competición y se hace viral con más de un millón de visualizaciones en Facebook
Marco A. Rodríguez
Badajoz
Sábado, 1 de julio 2023, 07:53
En ocasiones, el amor de un padre por una hija es puesto a prueba. Bien, pues los de esta historia se puede decir que la ... han superado con nota. Con más buena intención que vergüenza, un grupo de ocho valientes progenitores salieron al 'coso' de la pista de gimnasia de El Perú Wellness cacereño al modo de gladiadores en la arena del Coliseo romano. Ante más de 400 personas, y ataviados hasta con un tutú, emprendieron una coreografía junto a sus hijas y después en solitario que seguro permanecerá imborrable en la retina de las niñas. El escenario fue la Gala de Gimnasia Rítmica que clausuraba las escuelas de competición el pasado viernes y su repercusión está siendo alucinante. Más de un millón de visualizaciones en facebook. ¿Quién dijo que la gimnasia era solo femenina o de niñas?
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Lo que al principio parecía casi una broma, acabó convirtiéndose en un fenómeno por la facilidad de expansión que otorgan las redes sociales. El vídeo publicado en Facebook desde el club está llegando a todos los rincones del planeta. Además de superar el millón de visualizaciones, se acercaba anoche a los 30.000 me gusta y los 2.000 comentarios, algo que ha superado las expectativas de la empresa ubicada en Cáceres. «Esto está siendo una barbaridad. Es algo exponencial. Este centro deportivo tiene gran impacto y pasan miles de personas, pero jamás habíamos superado las 300.000. Estamos muy sorprendidos», comenta Jorge Azcona, gerente de El Perú Wellness. «Es muy anecdótico, la verdad, porque no es normal que interactúen padres con las hijas en gimnasia rítmica, que es un deporte eminentemente femenino. Es muy difícil y ellos se han atrevido. Yo no me hubiera atrevido. Lo normal, si acaso, sería hacer algo con las madres, pero no los padres», añade.
La idea de hacer un montaje se barruntaba hace tiempo por parte del jefe de administración del centro, Javier Gómez, y la directora técnica Beatriz Aragón, que lograron convencerles. «Al principio hubo mucha sorpresa, pero luego ya se fueron picando entre ellos y pensaron en las niñas».
Azcona agradece, además del valor, el tesón demostrado. «Han estado ensayando, no creas que esto sale así como así, tiene mucho mérito y delante de tanta gente. Son unas 150 niñas, si pones que por cada una de ellas van dos o tres familiares, salen casi 500».
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En el vídeo se aprecia una primera coreografía de los padres junto a sus hijas, pero acto seguido se quedan ellos ejercitándose de forma conjunta y haciendo movimientos entrenados. Y todo ello bajo la atenta mirada de un respetable familiar pero numeroso. Entre 400 y 500 según pronostica Azcona, algo que sin duda concede más valor a la aventura.
«Era mejor mirar hacia arriba»
Alberto Moreno es uno de esos ocho atrevidos. Su hija Paula le pidió de inicio «que no hicieran el ridículo» pero tras la actuación, como hicieron el resto de niñas, les felicitaron por el esfuerzo realizado y terminaron todos abrazados. A Alberto le sorprende la repercusión que ha tenido en las redes sociales y promete que cuando dieron el sí no había alguna cervecita por medio. «No nos esperábamos que se viralizase. Era una idea que teníamos fraguada hace tiempo, pero estábamos solo cinco y en cuanto se rajara uno se fastidiaba. Luego ya fuimos padres de dos grupos y nos juntamos ocho. Entre nosotros, a base de decirnos unos a otros que no éramos capaces, al final dijimos que sí. Y no habíamos bebido nada».
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«Mi hija me pidió que no hiciéramos el ridículo, pero al final nos felicitaron. Le he dicho que guardaré vídeo para decirle algún día: 'mira lo que hice por ti'«
Alberto Moreno
Padre de Paula
Basta echar un vistazo al vídeo para darse cuenta de que algo de entrenamiento hay detrás porque en la segunda parte ellos están solos y muestran algo así como una coreografía. «Esto fue el viernes pasado. Entrenamos el miércoles una hora y cuarto, el jueves hora y media y el mismo viernes un rato antes. Las niñas fueron muy estrictas con nosotros y gracias a eso creo que salió muy bien», recuerda Alberto, para quien todo ha sido una bonita experiencia, pese a que tuvieron que superar cierto miedo escénico. «Por nuestras hijas hacemos lo que sea. Había bastante gente mirándonos y yo pensaba que lo mejor era mirar hacia arriba y no a la gente para no ponernos nerviosos porque algo de vergüenza sí daba, con la ropa que llevábamos, incluso un tutú. Guardaré el vídeo y se lo enseñaré para decirle: 'mira lo que hice por ti'». Sea coraje u osadía, un gesto que será recompensado.
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