La segunda línea de ataque sostiene a un Badajoz negado en vanguardia

Los recambios tampoco han funcionado. Especialmente en el caso de Álex Alegría, cuya incorporación despertó gran expectación entre la hinchada blanquinegra. Ariete contrastado, con experiencia, cualidades, olfato, físicamente a tono y en una categoría que se le queda pequeña, se vaticinaba una explosión que sigue sin producirse. El futbolista placentino acumula más de 460 minutos en siete encuentros sin que haya sido capaz de ver puerta. El esguince de tobillo sufrido ante el Illescas le lastró cuando empezaba a coger ritmo de competición. Su influencia es innegable a base de fijar a centrales, por su juego aéreo y de espaldas a portería, sus movimientos... pero no ha visto puerta, que era lo más apremiante y lo que se le demandaba. Ante el Villanovense estuvo cerca con un remate a bocajarro que le sacó Álex Lázaro, pero de nuevo se quedó en el casi.

Con menos cartel recaló en enero Ewan Urain, suplente en el Unionistas de Primera RFEF, con una planta interesante para sacar petróleo del fútbol vertical y la fértil proyección por las bandas. Llegó tocado físicamente y le costó entrar en el equipo, pero sigue sin mojar en los más de 335 minutos repartidos en siete partidos, con dos titularidades seguidas desde que Luis Oliver Sierra se hizo con las riendas del equipo.

La sequía es tal que hay que remontarse al 7 de enero de este año (hace más de tres meses) para encontrar el último tanto anotado por un delantero. Fue en la derrota ante el Llerenense en el Fernando Robina (2-1) y lo firmó Pablo Gálvez, que ha ejercido de parche cuando las bajas lo han requerido, pero que no ha llegado a afianzarse sumando menos de un cuarto de hora de juego en los cinco últimos compromisos.

Desde entonces, el Badajoz solo ha sido capaz de batir la meta contraria en seis ocasiones en nueve partidos y ninguno de esos goles los han anotado futbolistas de la punta de lanza, obligando a los hombres de segunda línea a asumir galones en esos menesteres. Ante el Unión Adarve fue Samu Manchón el que, en el minuto 88, maquilló el sonrojante 3-1 que encajaron en el estadio Vicente del Bosque. En Guadalajara, Fidel, lateral con proyección ofensiva, rescataba con un cabezazo a los suyos cuatro minutos después de encajar el 1-0. Frente al San Fernando, era el zaguero Chacartegui el que remachaba tras un saque de esquina para adelantar a los blanquinegros en un encuentro en el que acabaron cediendo los tres puntos (2-1). En el triunfo contra el Numancia, fue Toni Jou, centrocampista, el que aprovechó su potencia y llegada para establecer el 1-0 que a la postre fue definitivo. En El Prado, Castri en el 61 y Samu Manchón en el 82 neutralizaban el tanto del Talavera para sellar la remontada (1-2). El almendralejense se convertía de esta forma en el máximo artillero de los pacenses con la pírrica cifra de cuatro dianas, seguido por Toni Jou, con 3.

El cromosoma blanquinegro adolece del gen goleador, un déficit hereditario que ya sufrió el curso pasado y que deparó el descenso a Segunda RFEF. Adilson (con 7 goles) y David Soto (con 6), ambos jugadores de banda, fueron los pichichis del equipo, con los aficionados del Badajoz suspirando por la versión pretérita de un Gorka Santamaría que en la 2021/22 fue autor de 15 tantos, pero que no pudo acercarse ni por asomo a esos guarismos tras su llegada en el mercado invernal, quedándose en 4.