El Emilio Macarro, las dos caras de la misma moneda para el Badajoz
Visita a un Montijo que ha sumado 11 puntos en su campo, pero casi todos los rivales han sufrido allí y solo tres ganaron por más de un gol
El Emilio Macarro es a la vez una cara de la moneda y la inversa para el Montijo y sus rivales. Suena a entelequia rebuscada ... y contradictoria, pero dependiendo de a qué se atienda la lectura puede ser una o su opuesta. Empezando por la información que arrojan las estadísticas es, a priori, un escenario propicio para adquirir dividendos, no en vano, se ha erigido en el feudo en el que más puntos se han esfumado para el local durante toda la temporada en el grupo 5 de Segunda RFEF. De los 45 en juego en el campo del conjunto de las Vegas Bajas, la friolera de 34 han ido a parar a los zurrones forasteros, o lo que es lo mismo, solo 11 se han sumado al casillero del equipo ahora dirigido por Jesús Acevedo. Otro dato significativo es que en esos 15 encuentros solo ha logrado perforar la meta adversaria en ocho ocasiones.
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Además, el Montijo posee una nutrida ventaja en el deshonor de coronarse como el anfitrión con peores guarismos, cinco puntos menos que el siguiente en la lista, el Mensajero, que ha cosechado 16. Nadie ha perdido más ante su público, diez encuentros, ni ha ganado menos, solo tres duelos, aunque, eso sí, todos ellos han sido en la segunda vuelta del campeonato, en las jornadas 19, 21 y 25, frente a Numancia (1-0), Villanovense (1-0) y Unión Adarve (2-1), respectivamente, un progreso considerable en sus prestaciones que le ha conferido mayor entidad en los envites dentro de sus dominios, teniendo en cuenta que en la primera parte de la campaña solo había sido capaz de abrochar un punto en su estadio, merced a un empate (1-1) frente al Sanse, con un tanto de los madrileños en el minuto 94.
Pero incluso los datos poseen una cara B y, aunque es demoledor el bagaje en su campo y fruto de ello se ha consumado su descenso, no es menos cierto que una alta mayoría de los rivales han sufrido para doblar la rodilla del Montijo en su territorio. Pese a ser el equipo más goleado de la tabla, nadie ha marcado allí más de dos goles y solo tres contendientes han podido llevarse un triunfo con esa renta, Ursaria (0-2), Mensajero (0-2) y la pasada semana la Gimnástica Segoviana (0-2). El resto de derrotas han sido por la mínima: Illescas (0-1), Navalcarnero (0-1), Getafe B (0-1), Guadalajara (1-2), Cacereño (0-1), Llerenense (0-1) y San Fernando (1-2). En muchos de esos resultados los puntos se esfumaron en los instantes finales pese a competir y merecer más.
Es ahí donde reside una dificultad para el Badajoz de cara a un derbi trampa que la clasificación y los números ocultan, pero que es insondable. «Va a ser difícil porque allí el Montijo complica mucho las cosas», analizaba el técnico blanquinegro, Luis Oliver Sierra, en la víspera del duelo de este domingo (12.30 horas). «Tienen sus armas, se manejan en espacios pequeños, están acostumbrados a un césped artificial que además no es el mejor. O nos lo tomamos en serio y vamos a muerte o no vamos a ganar, y no ganar es descender, partido a vida o muerte».
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Inicialmente trató de restarle valor al hándicap de la superficie que tan malos resultados le ha dado al Badajoz en los últimos tiempos, «no se nos ha dado bien pero como prácticamente todo, ha sido un año desastroso». Pero en segunda instancia, sí que le otorgó mayor relevancia al terreno y las dimensiones de cara al planteamiento, «meteremos la mayor altura de la plantilla para ganar duelos aéreos, porque en un campo así se generan muchas situaciones de frontal del área y centros laterales».
Los blanquinegros estarán arropados por más de medio millar de aficionados, ya que 500 ya han retirado sus entradas y se espera que algunos más la adquieran el mismo día del choque en un feudo en el que se han instalado gradas supletorias.
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