El Badajoz cambia de estrategia y prescinde de las promociones
Tras lanzar iniciativas para los partidos ante el Villanovense y el Getafe B con gran respuesta, esta semana no se ha continuado esa senda
Es verdad que la derrota ante la Gimnástica era un desenlace previsible, por entidad del rival y por la dinámica de un Badajoz caído en ... desgracia. Pero también lo es que se antojaba como el milagro al que se encomendaba la afición para afrontar un tramo final con ciertas garantías y aprovechar el impulso de ese golpe de autoridad para cargarse de puntos y razones de cara al tramo más amable frente a los dos equipos recién descendidos (Mensajero en casa y Montijo en el Emilio Macarro).
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El desencanto entre la masa social blanquinegra es más que notorio. Solo hace falta bucear por las redes sociales o escuchar las conversaciones matinales en los bares para pulsar cierta resignación ante un final que cada vez más seguidores asumen. Han sido ellos quienes durante toda la campaña han sostenido al equipo, empujando, alentando y acompañando en esta penosa travesía. La recompensa ha sido más bien un castigo, a base de un juego plano, nefastos resultados y una deriva clasificatoria insoportable. Sin olvidar los constantes reveses institucionales. Pese a ello, no han dejado de vibrar, incluso cuando cierta apatía gobernaba de manera inevitable, contagiados por una atmósfera de pesadumbre y desazón que rezumaba desde el césped.
Solo restan dos citas en el Nuevo Vivero y, al contrario de lo que venía haciendo en los últimos compromisos caseros, el club ha optado por no lanzar ningún mensaje a su hinchada para tratar de aglutinar apoyos. Si para el derbi ante el Villanovense (con más de 8.400 espectadores) y dos semanas después en el duelo contra el filial del Getafe el Badajoz lanzó promociones y descuentos de entradas para incentivar una gran entrada en las gradas del coliseo pacense, en esta ocasión se ha optado por el mutismo absoluto y no se ha puesto en marcha ninguna iniciativa similar.
En estas decisiones siempre existe la controversia por el agravio que supone para los abonados que han pagado su cuota, al ver que advenedizos acuden gratis o con precios reducidos, pero sorprende que tras apostar por esta vía se decida prescindir de ella cuando más se acerca el ocaso del curso. No quiso pronunciarse en exceso, al menos en primera instancia, el técnico del Badajoz, Luis Oliver Sierra, en su comparecencia previa al duelo del domingo (17.00) ante el Mensajero. Tiró por la calle de en medio aludiendo a que «es una cosa del departamento de marketing», una respuesta a la que siguieron varios pensamientos inconexos sin esclarecer en demasía la situación, «a lo mejor es por cábalas, como no nos ha ido bien, hacer algo diferente o por recompensar al abonado, yo estoy a lo mío y no me meto». Ya ocurrió cuando se barajaban fichajes para reforzar la plantilla hace tres semanas. Pese a ser una de las cabezas visibles de la propiedad, se puso de perfil y aseguraba desconocer detalles al respecto. Aun así, continuó teorizando, «a este equipo no sé si se le da bien la presión o no porque no hemos sacado buenos resultados ni de una manera ni de otra, responde más a hacer algo diferente, a ver si suena la flauta y ganamos de una vez». En cualquier caso, no mostró la más mínima inquietud, pero elogió, eso sí, a los fieles seguidores extremeños, «los que vengan van a apretar, este campo a medio gas le da 20 vueltas a cualquiera de la categoría, no creo que sea fácil para el visitante nunca, con 6.000 socios tiene que ser suficiente para que el equipo se sienta respaldado».
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En cuanto al ambiente que se puede respirar en un contexto tan crítico y en el que se agotan los cartuchos de permanencia, Oliver Sierra no contempla otro escenario que no sea con el público metido y arengando a los suyos. Aunque tiró de un repertorio de argumentos algo 'sui generis' y con poco filtro. «Espero que los que vengan apoyen. Hace buen tiempo, se está bien en Badajoz y alguien que invierte tres horas del domingo para ir al fútbol tendrá una actitud positiva, aunque seguro que los habrá que vengan a hacer sangre o a ver el cadáver del equipo pasar, no lo sé, cada uno tiene su motivación y nos lo habremos ganado para bien o para mal». E insistió, desarrollando aún más esa línea, «no creo que haya ganas de ir al fútbol con tu hijo a insultar o humillar a unos jugadores que ya están lo suficientemente humillados». Concluyó explicando que el vestuario debe abstraerse de todo lo que rodea y apuntalar la confianza en sus capacidades y en sus opciones de salvación, porque «por muy lleno o vacío que esté el campo, si los que saltan a jugar no están convencidos no sirve de nada».
Sanción a Santi Moar
Otra cuestión polémica que ha salpicado a la actualidad deportiva del Badajoz en los últimos días ha sido la sanción de seis partidos a Santi Moar, fichaje de urgencia para reforzar la delantera y que apenas va a registrar unos 50 minutos como blanquinegro. Al futbolista gallego le han llovido críticas enconadas desde algunos sectores de la hinchada pacense teniendo que salir el jueves a pedir disculpas públicas por su comportamiento a través de un comunicado. El preparador aragonés quiso liberarle de cierta carga y para ello cargó las tintas sobre el árbitro. «Él no reaccionó bien, pero luego las actas se escriben como se escriben. Parece poco menos que le esperaba a la salida para pegarle una paliza y no fue así». Además, se refirió a la secuencia con un enfoque paternalista por la presión y la frustración imperantes, «son profesionales que aunque la gente piense que están aquí de cachondeo les duele mucho lo que está pasando. Salir 25 minutos, que te piten un penalti tan penalti como absurdo y perder, duele».
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A la ausencia de Moar se une la también confirmada de Chacartegui, que cumple ciclo de cinco amonestaciones, y además cuenta con la duda más que razonable de Álex Alegría, que sufrió un esguince de tobillo en el último partido y que lleva toda la semana arrastrando molestias en esa zona.
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