Nando Copete minimiza daños para el Mérida

Porque el Mérida arrancó el partido con la posibilidad de colocarse octavo seis puntos por encima del descenso… y sin embargo pudo acabarlo tan solo tres por encima y con el goal-average perdido ante un rival directo. Ese misil teledirigido a la escuadra de Nando Copete, tras una falta cometida sobre él en el balcón del área, lo deja en cambio a cuatro y con un colchón de cinco equipos entre él y el quinto por la cola. Lo único positivo, punto al margen, fue que el equipo mereció ganar y que coleccionó ocasiones para, de verdad, preocuparse por su puntería. Todo lo demás fue nocivo.

Pierde a Larrubia y Bonaque para visitar el próximo domingo Valdebebas, deja con vida a un rival directo y se queda con menos pelos y más canosos después de todo lo que sufrió por el marcador y por la actuación de Cid Camacho. Tras la entrada de Lassina sobre Busi, el colegiado entendió (algunos segundos tarde) que Bonaque le dio con la espuela en el salto tras un córner a Neyder en el 25' y señaló penalti; expulsó a David Larrubia por dos entradas de oso amoroso comparadas con las de Lassina; se desentendió de tres posibles penaltis sobre Dani Lorenzo, Akito y Viñuela cuando iban a armar el remate y aplicó la ley de la ventaja; se comió varios fueras de juego claro en las contras del Talavera; cargó de rojas y amarillas a medio banquillo emeritense; y decidió pitar el final del partido tras una falta clara lateral pegada al área sobre Akito en el 96' cuando, minutos antes, había informado a los jugadores del Mérida que añadiría dos minutos más de los seis iniciales por pérdida de tiempo.

«No se puede pensar mal del arbitraje… pero hay días que cuesta pensarlo. Cuesta», acabó resoplando Juanma Barrero su rueda de prensa. Porque su equipo, aunque rescató un punto ante el colista del grupo, se mereció los tres. Pero en el Romano le están creciendo los enanos en este 2023: no acierta con las que tiene, el fútbol le cobra caro su primer error y jugar muchos minutos por detrás en el marcador le está generando una ansiedad de la mala. Hasta el 0-1, el Talavera sólo se había acercado en un remate de cabeza de Escudero que salió rozando la cruceta por varias del Mérida, que encontraba los huecos mucho y bien pero no acertaba con el último pase y el remate.

Pero tras el 0-1 de penalti, las ocasiones claras empezaron a sucederse. Sobre todo en las botas de Pla, a quien le amargó la tarde Biel Ribas. En el 30', le sacó el guardameta talaverano un tiro cruzado desde dentro del área; en el 37', le despejó a córner otro tiro escorado y cercano; y en el 40', le desvió con la mirada un cabezazo que salió rozando el palo. Y a pesar del paseo por los vestuarios, la dinámica continuó siendo la misma en la segunda mitad. Larrubia disparó fuera por poco una jugada de fuera hacia dentro en el 47' y Lolo Pla lanzó a las nubes un centro que acabó en el segundo palo en el 53'.

Juanma le dio descanso a Lolo, que había sufrido molestias durante la semana, y a Busi y renovó el ataque con las entradas de Dani Lorenzo y Akito. El equipo, aún perdiendo, dio un paso atrás y le entregó el balón al Talavera para encontrar los espacios y las transiciones rápidas. Pero le sigue faltando el acierto en el último pase o en el remate. Y normal que le entren las prisas y la ansiedad con el correr de los minutos. Hasta que Larrubia cometió una falta en el borde del área contraria, vio su segunda amarilla y el Mérida se quedó con diez, perdiendo en su estadio ante el colista y a quince minutos del final.

Con todo el equipo, el banquillo y la grada desquiciados, Nando Copete lanzó una falta a la escuadra de Biel Ribas en el 80' y el Mérida vio un resquicio de luz. Resquicio que defendió durante el último tramo y que estuvo incluso a punto de convertirlo en un arco iris si hubiera estado acertado en un par de jugadas. Aunque no fue así, el resoplido de alivio fue grande. Tan grande como el cabreo con Cid Camacho.