De la podredumbre del mundo
Eduardo Laporte
Sábado, 20 de septiembre 2025, 02:00
'El órgano', de Diego Sánchez Aguilar (Cartagena, 1974), ha generado comentarios tan elogiosos que pueden provocar el efecto contrario si no se ponen en cierta cuarentena, pues, a pesar de su brevedad, no deja de ser una lectura exigente, en clave de fábula oscura, un tanto grandilocuente en su propuesta, en su tono y en su factura.
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Así, 'El órgano' narra la investigación de la muerte de un organista y del incendio de la iglesia en la que hacía sonar el instrumento. La acción se ubica en un pueblo de montaña de una zona imprecisa, con las llamas de una guerra civil aún ardientes y con personajes que parecen seguir atravesados por la maldad y el odio que marcaron tan horrible conflicto.
A través de distintas voces se van reconstruyendo unos hechos que aparecen en ruinas, como la propia iglesia o el propio órgano, y el lector se deja llevar por unas páginas a ratos densas y a ratos de una belleza notable, como las reflexiones sobre una «partitura divina» que explicaría por qué algunas músicas están tocadas con una magia especial que nos llega al alma. El hecho de que la novela pivote en torno a un organista y su instrumento —y su misteriosa desaparición— es un planteamiento rico en sí mismo, así como la teoría del citado organista, la de que cuanto más se aproxima una música a esa partitura divina, «más bella nos parece». El problema, leemos, es que somos «lamentablemente sordos» a esas notas trascendentes que nos rodean. Ejercicio de ficción en su sentido más puro, El órgano recuerda a ratos al Cãrtãrescu más inventivo, al Bernardo Atxaga de 'Obabakoak' y, aunque pueda resultar complicado por la coincidencia en el tiempo, al David Uclés de 'La península de las casas vacías'. Porque 'El órgano' rezuma un realismo mágico y un tono fantástico, pues se suspende cierto pacto de verosimilitud para dar cabida a cosas que no son de este mundo, como corresponde a una historia tragiquísima que busca nada menos que retratar los males de la condición humana en su vertiente más putrefacta. Novela corta (123 páginas), quizá en esa ambición tan enorme peque de excesiva y a ratos se haga larga, aunque el fuego que atraviesa la novela es difícil que no se propague también en el lector, como ya sucedió con títulos anteriores, como la muy aplaudida los 'Los que escuchan' y su sugerente distopía 'Factbook. El libro de los hechos', todas ellas publicadas en Candaya.
El órgano
Diego Sánchez Aguilar
Ed: Candaya. 123 páginas. 16 euros.
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