Pilar Adón y la inocencia perversa
Relatos. La autora, que ganó el Premio Nacional de Narrativa en 2023, se sumerge en el género gótico lindando con el expresionismo
Iñaki Ezkerra
Viernes, 24 de enero 2025, 23:07
En la narrativa española no es que abunden las atmósferas de terror, pero van asomando de manera recurrente en algunos autores. La catalana Cristina Fernández ... Cubas es la escritora que más ha cultivado directamente el género gótico ya desde los años 80 y en libros de relatos como 'Mi hermana Elba' o 'Los altillos de Brumal', dos referencias del género que ella ha seguido cultivando después en la novela. Otros lo han hecho de forma algo más esporádica, como la madrileña Irene Gracia en 'Murdake o la condición infame', o los vascos Álvaro Cortina y María Eugenia Salaverri, el primero en su novela 'Garravento, la garra al viento', donde adoba el horror con ingredientes del cómic, y la segunda en sus libros de cuentos ('Un tango para tres hermanas', '¿Por qué te ríes?'…) o en su reciente novela 'Llegó con la tormenta', en la que el terror se mezcla con el 'noir'. Virginia Feito es una de las últimas revelaciones con 'La señora March', una obra de sutil pánico psicológico, pero quien se ha zambullido directamente en estos días en la tradición gótica con fuertes condimentos que lindan con el expresionismo es Pilar Adón (Madrid, 1971) con 'Las iras', un volumen que reúne dieciocho excelentes relatos en los que el ingrediente monstruoso se mezcla con el del mundo de la infancia y el de la propia condición femenina en un saludable y refrescante despliegue de incorrección política.
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Las iras
PILAR ADÓN
Editorial: Galaxia Gutenberg. 162
páginas. 17 euros
'Las iras' ya se abre con un plato fuerte que no va a ser una excepción en el libro sino que marca la tónica de todo el conjunto. En ese primer cuento titulado 'La sublimación de los afectos', una niña de once años se repone con medicación en una casa rural del trauma que supuestamente ha sufrido debido a que su mejor o su única amiga ha muerto ahogada en un pozo. En el entorno de la casa, donde ahora ella se encuentra en manos de una cuidadora que hace la función de narradora en primera persona, hay también un pozo ante el que la cría parece experimentar una angustia fóbica. Poco a poco, y según va desmenuzándose la historia con una técnica impecable de dosificación de los datos y los hechos, el miedo al pozo acaba trasladándose del personaje infantil a su propia guardiana en los momentos en que esta intenta sonsacarle, para sanarla, lo que recuerda de aquella experiencia trágica. En 'Elle est belle, le monstre', el relato que cierra el volumen, la protagonista es otra niña que se encuentra confinada en una isla y que también tiene como referencia afectiva a otra amiguita, Mabel, que no se sabe muy bien si es real o ficticia. La historia que nos va revelando (en esta ocasión la narradora es la propia criatura) alude a un crimen por el que ha sido severamente castigada.
Entre esos dos relatos, hay una amplia galería de cándidas muchachitas dispuestas a quitarse de en medio a seres que les contrarían; que sienten que les han traicionado o defraudado; que les impiden cumplir sus planes y deseos o que les resultan sencillamente odiosos y aptos candidatos para acelerar su viaje al cementerio. La sombra de Caín pasea de un modo explícito por algunas de esas prosas, como es el caso de 'Empieza dulce mundo' o 'En el nombre de la hija', que es la penúltima del libro. Y hay algunas reiterativas, aunque vagas, alusiones a la religión o a los perros a la manera de claves referenciales o de meras y caprichosas constantes literarias que no parecen inspiradas ni por la fe en el más allá ni por la ideología animalista. En algún momento se unen curiosamente una y otras: «Jamás les rezamos ni les rezaremos a nuestros perros».
Pilar Adón nos ofrece en esta última entrega narrativa un libro inusualmente unitario. Unitario en el estilo depurado y confidencial. Unitario en la técnica narrativa, que consiste en una inteligente administración de la información referente a los personajes y a sus actos, a lo que dicen o a lo que callan. Y unitario asimismo en la tautológica temática, que no es otra que la inocencia perversa, la melosidad maligna, la voluntad de destrucción y el resentimiento que pueden llegar a albergar los seres más aparentemente débiles: las niñas angélicas, las mujeres enfermas, las hijas sumisas, las mamás indefensas…
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Aunque 'Las iras' es uno de esos títulos que coinciden plenamente con el tema del libro, un rasgo de este, y de la formula estructural con que se desarrolla cada relato, reside en que no presenta boca arriba las cartas de su planteamiento argumental sino que deja al lector que las vaya descubriendo con una incertidumbre que es la de la vida misma cuando intentamos saber algo de los otros.
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