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Jesús García Calderón. HOY

Jesús García Calderón, poeta, ensayista, partisano

Ensayo. La última obra de este jurista pacense recuerda los principios que pueden guiarnos en defensa de nuestras libertades

Manuel Pecellín

Sábado, 29 de noviembre 2025, 01:00

Nacido en Badajoz (1959), miembro de una conocida familia pacense de periodistas y escritores, García Calderón ha desarrollado una extraordinaria carrera en los campos de la Justicia y la creación literaria. Doctorado en Derecho del Patrimonio Histórica, entre sus numerosas responsabilidades cabe recordar que ha sido Fiscal Superior de Andalucía durante tres largos lustros. Como Consultor Internacional en proyectos de cooperación para el análisis de la legislación cultural y la defensa de los bienes culturales, ha trabajado para proyectos en Colombia, Bolivia, Ecuador, Argentina, Méjico y Uruguay. Ha ejercido también como Experto de la Unión Europea para el fortalecimiento institucional en numerosos países hispanoamericanos. A la vez, ejercía las responsabilidades pertinentes como Vocal de la Comisión para la Modernización del Lenguaje Jurídico del Ministerio de Justicia y la Real Academia Española. Es Académico de Número de las Reales Academias de Bellas Artes y de Jurisprudencia y Legislación de Granada, Académico Correspondiente de las Reales Academias de Córdoba, de Jurisprudencia y Legislación de Extremadura, de Legislación y Jurisprudencia de Sevilla y de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental. Medalla de Oro de la Facultad de Derecho de Granada. Miembro de la Ilustre Sociedad Andaluza de Estudios Históricos. Académico de Honor de la Real Academia Luis Vélez de Guevara de Écija. Hijo Adoptivo de Granada. Académico Titular de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras. Colaborador Extraordinario del Departamento de Derecho Penal de la Universidad de Granada y Director del Aula de Humanismo del Instituto de Academias de Andalucía. Elegido miembro de la R. Academia de Extremadura (junio 2021), pronunció su discurso de ingreso en abril de 2022: Una frontera invertida. La Raya de Portugal como antítesis de la Frontera, contestado por Gerardo Ayala Hernández. Tuve el honor de reseñar en HOY (23-VII) el volumen con ambos textos.

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Tan ilustre jurista ha publicado también un buen número de ensayos sobre la defensa del Patrimonio Histórico y los escritores contemporáneos, entre los que figura con méritos propios como narrador y poeta. Lo demuestren títulos como 'La provincia '(1991), 'La moneda secreta' (1996), 'Un lugar en el norte' (1998), 'Los regalos sombríos y otros relatos' (2001), 'La soledad partida' (2006), 'La mirada desnuda' (2011), 'Las visitas de Caronte' (2014), 'Un cuaderno de Tokio' (2018) o 'Condición de refugio' (2022).

Son dos las publicaciones suyas que nos llegan este otoño. Ambas pertenecen a géneros distintos, pero se inspiran en un mismo tema: la inquietud que nos produce la galopante implantación de la inteligencia artificial; las zozobras generadas por esos mundos virtuales que nutren el mundo binario; las amenazas de la digitalización invasora contra el humanismo; el control telemático cada día más absoluto de las decisiones y opciones estéticas, éticas o sociopolíticas personales; la necesidad, en fin, de rebelarse contra este «gran hermano», un Leviatán superlativamente más poderosos que cuanto las previsiones clásicas habían predicho.

'La era de los nombres ocultos' (Almería, Letramé) pertenece al género ensayístico y combina acertada combinación de profundos pensamientos con muy cuidada prosa. El título alude al estado en que nos sitúa la pérdida de la intimidad, como simples «sujetos de escrutinio, rendimiento y consumo» impuesta por pantallas y terminales electrónicas. Un simple código numérico sustituye nombres y apellidos. Más que asesinato es suicidio, dada la fácil anuencia con que los sujetos, verdaderos parásitos digitales, se suman a la aniquilación de la personalidad, renunciando al dominio de sus propios impulsos. Sujeto pasivo, hasta puede sentirse feliz. Alienación se llamaba antiguamente. Máquinas «espirituales» e híbridos de hombre-máquina, con suprahumana energía, dejan al ciudadano sin cielo protector en un supuesto paraíso digital, que no se sabe bien dónde reside.

Contra tales peligros se impone la rebeldía del guerrillero. Así lo propugna 'Condición partisana' (Granada, Entorno Gráfico). El libro, perfectamente estructurado, consta de treinta poemas cada uno compuesto por tres décimas de versos blancos, endecasílabos o heptasílabos casi todos, de extraordinaria musicalidad. Constantes encabalgamientos incrementan la unidad de principio a fin de cada entrega. El uso de la segunda persona en los tiempos verbales sugiere una apelación a la figura de quien ha decidido sublevarse en defensa de la libertad, mientras en otras ocasiones se trata como de un diálogo interior en el que el «tú» referenciado viene a asimilarse con el poeta mismo. Numerosos apuntes de magnitud claramente autobiográfica inducen la identificación. Carl Schmitt, a quien el ensayo antes dicho recuerda de forma explícita, hacía ya en 'La teoría del partisano' (1963), un vívido y elogioso análisis del combatiente irregular español que puso en jaque a los temibles ejércitos de Napoleón, repitiéndose después por numerosos países y épocas históricas. ¿Paradojas del jurista alemán, fuerte admirador de Donoso Cortés y de dictadores contemporáneos, Hitler incluido? El guerrillero nunca lo tendrá más difícil que ahora, en el mundo binario. Su amparo y acicate únicos será, como siempre, la libertad, que «apareció desnuda de egoísmo/y sólo te pidió que mantuvieras/cierta ingenua virtud y confianza/en la feliz desdicha que elegiste», según los versos últimos.

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