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Venta del Louvre por el que accedieron los ladrones AFP

El robo en el Louvre alimenta el debate sobre la seguridad de los museos en Francia

Un informe del Tribunal de Cuentas advirtió sobre el retraso «persistente» en la aplicación de determinadas medidas como la instalación de cámaras de vigilancia

Lunes, 20 de octubre 2025, 15:50

El museo del Louvre permaneció cerrado este lunes tras el fulgurante robo del domingo por la mañana. Cuatro ladrones se llevaron ocho joyas —una novena la perdieron por el camino— de la época de Napoleón y de los reyes y emperadores franceses del siglo XIX en un atraco de película. Duró apenas siete minutos y fue cometido con medios relativamente rudimentarios, como una camioneta con una escalera eléctrica para realizar mudanzas, una pequeña motosierra en forma de disco y dos motocicletas. Las autoridades francesas disponen de poca información sobre ese comando e incluso «no descartan» que el atraco haya sido encargado por una potencia extranjera.

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El robo más importante en las últimas décadas en el Louvre —el museo más visitado en el mundo— ha provocado una mezcla de conmoción e incredulidad en la sociedad francesa, además de suponer una humillación para su clase dirigente. «Es evidente que supone un fracaso para nosotros», reconoció este lunes el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, en una entrevista para la emisora de radio France Inter. Este dirigente conservador admitió que el atraco da «una imagen muy negativa de Francia».

Además de su gravedad por el valor histórico y económico de los objetos desaparecidos, este robo ha tenido lugar tras una serie de hechos parecidos en Francia en las últimas semanas; por ejemplo, en el Museo de Historia Natural de París. Por consiguiente, ha alimentado el debate sobre la seguridad en los museos y, en especial, en el monumental centro cultural ubicado en el corazón de la capital en un antiguo palacio real.

El Tribunal de Cuentas advirtió de los problemas

Un aspecto sorprendente del atraco es el hecho de que, según el Ministerio de Cultura, el protocolo funcionó tal como estaba previsto. Las alarmas sonaron justo cuando los ladrones penetraron en el museo y cinco agentes de seguridad evacuaron la extensa galería de Apolo, donde se produjo el robo. La buena noticia fue que no hubo heridos, pero choca la facilidad con la que vulneraron este símbolo mundial de la cultura gala. Las ventanas de la primera planta no están blindadas, lo que facilitó que los ladrones las rompieran de manera fulgurante. «El hecho de que los cristales no estuvieran blindados es una pregunta que puede ser planteada», reconoció Darmanin.

Al ser preguntada sobre su responsabilidad en lo sucedido, Rachida Dati, ministra de Cultura desde principios de 2024, lanzó balones fuera. Lo que ha sucedido «es fruto de 40 años de abandono de la seguridad» de las obras del Louvre, sostuvo esta polémica dirigente en declaraciones a la cadena M6. «¿Otros (ministros de Cultura) se interesaron por los dispositivos de seguridad de los establecimientos culturales? No lo creo», añadió. Dati anunció, sin embargo, la apertura de una investigación administrativa. Y el flamante ministro del Interior, Laurent Nuñez, ha pedido un examen de los dispositivos de vigilancia en los museos y monumentos, «y que se refuercen en caso de que sea necesario».

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La polémica por la seguridad en el Louvre se ha visto acentuada por un informe reciente del Tribunal de Cuentas que advertía sobre varios fallos. Según su contenido revelado parcialmente por el diario conservador Le Figaro, ese documento alertaba sobre el retraso «considerable» y «persistente» del conocido museo a la hora de adaptarse a determinadas normas en esa materia, como la instalación de cámaras de videovigilancia. Ese documento denuncia que solo hay cámaras en las salas con exposiciones temporales, mientras que su presencia resulta bastante menos habitual en otras partes del edificio, con una extensión de 73.000 metros.

Reducción de un 15% de los agentes

«En las distintas decisiones tomadas por la actual dirección —encabezada por Laurence des Cars, que se convirtió en 2021 en la primera mujer en dirigir la entidad— la seguridad no ha sido su prioridad», criticó Élise Müller, agente en el Louvre y secretaria nacional de Sud Cultura, en declaraciones a medios galos. Durante la última década, según este sindicato, se han suprimido 190 puestos de agentes de vigilancia, es decir, un 15% del personal dedicado a esa tarea. Los trabajadores hicieron huelga varias horas a mediados de junio para alertar de la falta de empleados en el museo, acentuada por las políticas de austeridad de estos últimos años.

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Con 8,7 millones de visitantes el año pasado, el Louvre prácticamente ha muerto de éxito. Un documento de la dirección, filtrado a principios de año, alertaba del «estado preocupante» del edificio, donde hay goteras, problemas de canalización y de control de la temperatura en las salas. El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció a finales de enero un ambicioso plan de remodelación para reforzar la seguridad, modernizar las instalaciones, cambiar la ubicación de 'La Gioconda' y construir una nueva entrada. El problema de ese programa es que no se verá culminado hasta dentro de una década.

Ante la urgencia provocada por el espectacular atraco del domingo, sin embargo, la prioridad de las autoridades francesas es detener a los ladrones. Unos 60 agentes de policía participan en la investigación. Sin embargo, el último precedente de un gran robo en el Louvre no invita al optimismo. Tuvo lugar en 1998 cuando se llevaron un cuadro del pintor francés Camille Corot. Casi tres décadas después, sigue sin haberse encontrado ese valioso lienzo.

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