El Carnaval, una fiesta de valores en los colegios pacenses
Combita. ·
La cantera del concurso de Murgas ha celebrado su certamen con once agrupaciones donde el premio es aprender y disfrutar de la fiestaMaría Isabel Hidalgo
Badajoz
Sábado, 3 de febrero 2024, 21:02
A sus doce años Héctor Hernández ya cuenta con dos años de experiencia como murgero. A este alumno del colegio Los Glacis le encantan los ... carnavales y aunque las vendas que envuelven su cuerpo, va vestido de momia egipcia, le impiden temblar, los nervios se apoderan de él antes de subir al escenario. «Una vez empiezas a cantar el miedo desaparece y me lo paso genial», relata.
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El Teatro López de Ayala ha recibido hoy a más de un centenar de niños dispuestos a disfrutar del Carnaval de Badajoz con la murga de su colegio. Los niños han subido a cantar sin más pretensiones que disfrutar y entonar bien las letras que han aprendido en las aulas de Carnaval. «Es muy bonito hacer esto con niños porque son esponjas y aprenden muy rápido. Es un placer, con los adultos es más duro porque cada uno tiene sus egos», explicaba a HOY el director de las aulas de Carnaval, Luis Rodríguez.
Un proyecto que se puso en marcha hace casi una década para crear una cantera y que ya cuenta con dos agrupaciones adultas como son 'Los Minifolk' y 'Los Guadalupines'.
Aún así, para Rodríguez lo importante de este proyecto es crear aficionados al Carnaval. «Queremos que conozcan el bien cultural que existe en Badajoz y lo que supone esta fiesta», señala.
De esto sabe mucho Julieta Méndez. Esta alumna del colegio Enrique Iglesias ha crecido en los ensayos de 'Los Espantaperros', la murga de su padre. «Para mí es mí es muy emocionante estar aquí porque entiendo lo que sentía mi padre. Me gusta mucho porque estoy con los amigos», afirmaba nerviosa.
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Este grupo de caminantes, iban disfrazados de peregrinos del camino de Santiago, disfrutaron mucho de su actuación pese a que a alguno perdió algún dedo del pie mientras iban del camerino al escenario. «Los trajes nos los hacen nuestras madres. Les enseñan varios y ellas los votan», explica otra de las integrantes, Andrea Manzano.
Una capa roja y unos dedos de goma asomaban de sus zapatillas, pues decían que estaban cansados de caminar, un guiño que hacían a su tipo.
Lo más divertido para ellos son los ensayos, «Nos lo pasamos muy bien porque nos enseñan a gesticular y podemos hacer el gracioso», decía Hugo García.
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«Me parece importante que le enseñen lo bonito de la fiesta, de no ser por este proyecto en unos años creerán que el carnaval es un botellón»
Todos coinciden en que lo más complicado es aprenderse las letras. Unos textos que escriben los monitores y que van enfocados en su mayoría al disfraz. «El repertorio habla de las inquietudes de niños de diez años, y del traje que llevan», cuenta el monitor José Luis Jaén, miembro de la murga 'Los Murallitas'.
Después de más de tres meses de trabajo niños, monitores y padres han disfrutado del resultado en el Combita. «Lo que queremos transmitirles son los valores del compañerismo, la importancia de cantar todos juntos, y lo que conlleva hacer una murga. Queremos meterle el gusanillo del Carnaval», sentencia Jaén.
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Una pasión que sienten muchos padres gracias a sus hijos. «No estoy en murga ni en comparsa, por eso antes intentaba viajar cuando llegaba el Carnaval. Pero al ver a mi hija disfrutar soy yo ahora quien quiere entrar también en una murga», contaba la madre de una de las niñas, Soraya Borrego.
Once murgas
Borrego está muy satisfecha con el trabajo que los monitores desarrollan en las aulas de Carnaval. «Me parece muy importante que le enseñen lo bonito de la fiesta. Están en una edad y en un modelo de sociedad que si no es por estos proyectos pensarían que el Carnaval solo es un botellón, cuando va más allá», sentencia.
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De valores han hablado los granjeros del colegio Enrique Iglesias, que metieron en su repertorio temas tan actuales como el precio de las sandías o del tren de Extremadura.
Un día marcado por el compañerismo y las risas, tan característica de esta celebración que ha invitado a muchos a colocarse hoy ya el disfraz, y que espera ir creciendo en los próximos años. Pues aunque las aulas de carnaval se dividen en infantil; de seis a doce años, y juvenil; de 12 a 16 años. Hay alumnos de cuatro años que ya están inscritos. «Tenemos once murgas este año en el Combita, nueve infantiles y dos juveniles. Esperamos volver el próximo año superando la veintena», exclamaba Luis Rodríguez.
Una cifra a la que podrán llegar con colegios como Los Glacis donde hay mucha demanda de esta actividad. «Es una actividad que gusta mucho y de hecho este año si se hubiese podido vendríamos con más murgas», cuenta su director Javier Morale, que subrayó la importancia del compañerismo y la convivencia que experimentan los niños que saltaban con euforia después de su actuación. Ya solo les queda disfrutar en la calle.
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