Voluntarios de Cruz Roja en la feria de Cáceres: «Nos gusta ayudar»
Un equipo de 25 personas trabaja de forma altruista en el recinto ferial para salvaguardar la salud de los que acuden a divertirse cada día
Juntos, si les viéramos sin uniforme y sin su chaleco rojo, podría ser el clásico grupo multigeneracional que queda a comer o a tomar cañas ... en la feria, compañeros de trabajo o miembros de una misma familia. En realidad, forman parte del equipo de voluntarios que componen el dispositivo de emergencia que Cruz Roja brinda en el recinto ferial durante las fiestas de San Fernando, integrado por unas 25 personas entre la figura de coordinador, operador de radiocomunicaciones, personal técnico de ambulancia y de botiquines. Todos ellos, con edades que oscilan entre los 19 y los 60 años, trabajan de forma altruista para abordar las emergencias sanitarias que puedan darse en un recinto por el que pasan cada día miles de personas que van a divertirse pero que, por diversas circunstancias, necesitan ser atendidos. Solamente el médico y los enfermeros que están de jueves a domingo reciben remuneración.
Publicidad
«Lo que más atendemos son caídas, a esta feria no se puede venir con tacones, hay tierra y es muy irregular»
María Jesús Alegre
Coordinadora
«Desde pequeño siempre me ha gustado el mundo de las emergencias y esto es una forma de ayudar a la gente y disfrutar«
Darío Cordero
Voluntario
«Me hice voluntario cuando me prejubilé y estoy a tope, hasta que el cuerpo aguante seguiré»
Luis Miguel Alaejos
Todo este equipo interviene en distintos periodos a lo largo de las 12 o 13 horas que está abierto puesto de emergencia del ferial, situado en la entrada más cercana a la parada de autobuses y taxi. La noche del jueves atendieron 31 emergencias y la del viernes fueron 33 (14 heridas, seis traumatismos y tres intoxicaciones, entre otras), una cantidad que forma parte de la media pero que implica siempre atención, rapidez y eficacia. «Lo que más hacemos es ir a buscar a gente, vienen a avisarnos que hay personas que se han caído, por eso necesitamos mucha gente a pie por toda la feria, ellos son los que hacen las primeras valoraciones y a partir de ahí vemos si vamos con una ambulancia o con el todoterreno», explica María Jesús Alegre Mora, la coordinadora de emergencias de la comarca Llanos de Cáceres. «Nos movemos también con el patinete, en menos de un minuto podemos estar en la otra punta de la feria con un desfibrilador, por ejemplo». De jueves a domingo, días grandes de la feria, la presencia de enfermeros y médico hace que puedan atenderse la mayor parte de los casos in situ, sin traslados a hospitales.
Alcohol
¿Es preocupante el abuso de alcohol? María Jesús relativiza. «Nosotros nos vamos a las cinco o a las seis de la mañana, lo peor de las intoxicaciones llega después, lo que más atendemos son heridas, la gente no trae calzado adecuado a la feria y heridas en los pies y caídas atendemos muchísimas, a esta feria no se puede venir en tacones, hay tierra y es muy irregular, hay obstáculos, desniveles, cables y puede llegar a haber cristales, por lo que también se producen cortes».
Las temperaturas extremas pueden generar lipotimias, pero a estos expertos les parece peor la lluvia. «La gente sigue viniendo y hay más accidentes, es peor que el calor». Alegre recuerda el Extremúsika de 2008, que tuvo que ser suspendido por las lluvias torrenciales, como uno de los peores episodios que le tocó vivir. «Tuvimos que atender a muchísima gente con hipotermias, tuvimos muchos traslados a hospital, la gente no se iba y voló todo».
Publicidad
¿Cómo se vive la feria siendo voluntarios? No trabajan todos los días, pero también disfrutan de la vida asociativa. «Nuestro entorno social al final es este e incluso fuera vamos a comer juntos». María Jesús, que lleva 33 años implicada con Cruz Roja es técnico de bomberos, hay un jubilado de banca, un camarero, una maestra, hay un técnico de emergencia y un estudiante de enfermería entre otros perfiles. «Perdemos la cuenta de las horas que echamos, cada uno le dedica las horas que puede, a nosotros es que nos gusta esto, nos gusta ayudar, igual que otra gente hace punto, senderismo o se va de pesca».
Darío Cordero Hernández es el más benjamín de los que estaban el pasado viernes trabajando en el puesto de Cruz Roja. «Desde pequeño siempre me ha gustado el mundo de las emergencias y esto es una forma de ayudar a la gente y disfrutar, yo salgo de fiesta pero me organizo», señala. Su edad hace que los más jóvenes empaticen cuando tienen algún problema.
Publicidad
En el otro extremo de edad está, con 60 años, Luis Miguel Alaejos. «Yo tenía una vida muy activa, de ocho a ocho trabajando en banca, de pronto me prejubilé y dije: ¿y ahora qué? Llegó la pandemia, siempre me llamó mucho la atención el mundo de las emergencias y ahora estoy a tope». Tanto, que ha estado trabajando en grandes tragedias como la erupción del volcán de la Palma y tras el temporal en Valencia. Pertenece también a los grupos acuáticos de rescate y búsquedas de personas en Extremadura. «Cada vez que hay desaparecidos y riadas ahí estoy y estaré hasta que el cuerpo aguante».
Cruz Roja es contratada por los ayuntamientos para dar cobertura sanitaria en distintos acontecimientos masivos. Aunque el trabajo de los voluntarios no es remunerado esta asistencia genera gastos (material, gasolina...) que deben ser afrontados por las instituciones.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión