«Multiplicábamos por tres la caja de una semana normal»

Si la vida fuera lo que acostumbraba ser, este fin de semana miraríamos la predicción meteorológica para ver si bajábamos al Womad en manga corta o con chubasquero. A lo largo de los 30 años de esta cita se ha dado toda la gama de situaciones atmosféricas imaginables. Bajo el sol o bajo la lluvia lo que solía pasar al ritmo de la música es que la gente bebía y comía. Los hosteleros no niegan que era un buen momento. La escena de los grandes suministros de bebidas que llegaban en camiones los días previos al inicio del festival era de lo más gráfica.

Carlos Talaván es el presidente de la asociación de bares de la Plaza Mayor, que agrupa los locales de la parte baja de esta zona y que pertenece a la federación regional Fexbares. «Cuantificar las pérdidas es complicado, pero en el momento en el que no se están haciendo los eventos ya es negativo», indica este empresario, responsable del bar 'La Majá', bajó los soportales de la Plaza Mayor. Pero no niega que movimiento había, y que les beneficiaba. «Si una semana normal podíamos hacer 2.000 euros, por poner un ejemplo, la del Womad hacíamos 6.000», indica. «Se notaba afluencia desde el jueves, aunque los días fuertes eran el viernes y sábado». A pesar de que su bar y otros de la zona quedaban detrás del escenario, lo que de alguna forma les perjudicaba, «en general la valoración era positiva».

Sobreviviendo con lo que hay, Carlos mira al futuro y espera que en 2022, cruzando los dedos para que no haya pandemia, vuelva Womad. «El Consorcio Gran Teatro se ha planteado en otras ocasiones si iba a seguir el festival, yo espero que siga». Este año se ha empleado el dinero que se gastaría en Womad en programar otras actividades dentro del programa 'Cáceres Cultura'. «Hacen cosas en el Gran Teatro, pero eso no tiene una gran repercusión en el resto de la ciudad», indica.