'Lifting' a nueve joyas bibliográficas en Cáceres
La Biblioteca Pública presenta una colección de obras de entre el siglo XV y XIX restauradas por el Instituto de Patrimonio Cultural de España
En mitad del trajín diario de la Biblioteca Pública, un recinto cultural cargado de actividades que sobrepasa la mera función de prestar libros, probablemente muchos de sus usuarios no se imaginen que allí se atesora un volumen ingente de documentos antiguos. Historia escrita sobre papel que sufre el paso de las décadas.
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Procedentes de la desamortización del siglo XIX y en una buena parte también de las donaciones de colecciones privadas como Vicente Paredes, Gabriel y Galán y Rodríguez Moñino, entre otros, la biblioteca guarda un total de 21.840 volúmenes anteriores a 1958, que es la fecha que establece el límite por el cual un libro puede catalogarse como antiguo. En esta cifra se incluyen 24 incunables del siglo XV y 788 manuscritos de distintas épocas. Supone un 12% del total de los volúmenes que componen esta biblioteca, y que supera los 250.000 incluyendo el material audiovisual, prensa y revistas.
Nueve de estas obras acaban de ser sometidas a un costoso proceso de restauración cuyos resultados se presentaron el jueves, coincidiendo con el día de las bibliotecas. Son documentos que están datados entre los siglos XV al XIX y que han sido trasladados al Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), en Madrid, para llevar a cabo este trabajo que se ha prolongado durante dos años y que ha supuesto un coste de 18.000 euros. «Pasan años hasta que unos libros se meten en un proyecto, no solamente es hacerlo, sino el procedimiento que lleva detrás», explica la directora de la biblioteca Rodríguez Moñino-María Brey, María Jesús Santiago. «Se es muy garantista con el libro, con su tratamiento», abunda a técnico Teresa Gómez Pérez. Desde el pasado jueves estos nueve documentos pueden verse en una exposición que pemanecerá solo hasta el próximo lunes. Después de un proceso de 'lifting' como el que han vivido estos volúmenes, estos pasan a un lugar específico en la biblioteca con condiciones apropiadas, aisladas del resto de material que está a disposición de los lectores. El técnico conservador del IPCE Pedro García Adán, ofreció una conferencia sobre los trabajos efectuados.
La colección incluye una serie de volúmenes interesantes. El más antiguo es 'Postilla súper pentateucum', tres volúmenes de comentarios sobre la Biblia elaborados por Alfonso de Madrigal. Fue escrito en la segunda mitad del siglo XV. De 1536 procede un ceremonial romano escrito por Fray Alonso de Guadalupe. Otro libro religioso es el firmado por Johann Wind y que data de 1559. Estas tres obras religiosas proceden de Monasterio de Guadalupe. Del legado de Vicente Paredes se ha restaurado un libro de cuentas y compraventa de ganado de 1793 a 1815. También forman parte del legado de este arquitecto y humanista un libro de Medicina y Cirugía de 1741 firmado por el médico Juan Sánchez y un libro de historia sobre Plasencia del siglo XIX. Procedente del convento de San Benito de Alcántara hay un volumen de papeles diversos relacionados con órdenes religiosas españolas, de varios autores y con fecha que abarcan los siglos XVII y XVIII.
Los libros, según la nota de prensa del Ministerio de Cultura, presentaban diversas patologías, como daños provocados por la actividad biológica, desgaste de la estructura y daños derivados de la acción de las tintas. Había también «graves mutilaciones» en sus cubiertas provocadas por actos vandálicos. Los trabajos han devuelto la funcionalidad a todos los ejemplares y les han devuelto su estabilidad. Vuelven a parecer libros.
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Investigadores
No es habitual que los libros históricos de la biblioteca puedan restaurarse con asiduidad. La última vez fue en 2017, coincidiendo con la exposición sobre Vicente Paredes. «Generalmente no se hace, porque suele haber otras prioridades, se piensa si ha aguantado 500 años puede aguantar más tiempo», apunta Santiago. Normalmente se llevan a cabo estos procesos de forma previa a la digitalización de las obras, para que éstas puedan visualizarse de la forma más clara posible. También se ponen bonitos antes de una exposición.
Durante el verano la Biblioteca Pública de Cáceres recibe innumerables visitas de investigadores que aprovechan la época estival para avanzar en sus trabajos. Para María Jesús Santiago la digitalización de las obras es una vía poderosa en la que se está avanzando para preservar el estado de los libros antiguos. «Generalmente, a no ser que sea necesario, no lo prestamos si se puede ver de forma digital», apunta esta bibliotecaria. «Casi siempre son investigadores locales, pero también hay muchos que vienen desde el extranjero para hacer consultas, y cuando tienen el libro accesible por Internet, lo consultan por ahí», aporta la técnico Begoña Morán.
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