El centro de interpretación de Maltravieso de Cáceres recibe solo 58 visitantes a la semana

El arte contemporáneo del Museo Helga de Alvear, que ya ha cumplido un año desde su apertura, supone también un atractivo para los que se lanzan a la visita de la ciudad. Lo que no tira tanto, porque los recursos son escasos, es el conocimiento de la prehistoria, que tiene en Cáceres destacados hitos. Uno de ellos es la cueva de Maltravieso, la cavidad de hace 350.000 años que encierra las pinturas rupestres más longevas del mundo según las últimas investigaciones (manos en positivo y negativo con 66.700 años de antigüedad). Su actual centro de interpretación, uno de los tres que hay en la ciudad, registra solo 58 visitantes a la semana, según los datos que aporta la Consejería de Cultura, que es quien gestiona este recurso, en el que además de los paneles explicativos hay una réplica que permite contemplar cómo son las pinturas rupestres.

El dato de ocupación se extrae de las cifras de 2019, el último en pandemia, en el que un total de 3.047 personas accedieron a este recinto cultural. La crisis del coronavirus ha reducido considerablemente esta cifra y en 2020 fueron 1.068 las personas que visitaron el centro de interpretación de Maltravieso, mientras que en 2021 fueron 1.686. Se cuentan en estas cifras solamente los que han acudido desde fuera, es decir, sin la entrada del Museo de Cáceres.

Se trata de una cifra especialmente baja en comparación con otros museos de la ciudad (el más visitado, que es el de Cáceres, tiene unos 160.000 visitantes al año, lo que supone una media de unos 3.200 a la semana). Pero si comparamos la afluencia al centro de interpretación de Maltravieso con la del resto de centros de interpretación de la ciudad es el que sale mejor parado. El de Cáceres el Viejo, en el que se explica el pasado romano de la ciudad, tuvo en 2019 1.767 visitantes, 766 en 2020 y el año pasado un total de 1.194.

El centro de interpretación de la minería, situado en Aldea Moret y en donde se explica el pasado de la ciudad en relación con sus explotaciones mineras es el que menos visitantes tiene. En 2019 solamente acudieron 644, personas, lo que supone 12 a la semana. En el fatídico año 2020 fueron 202 las personas que se asomaron a este centro de interpretación, mientras que el año pasado fueron 418.

Volviendo a Maltravieso, el Ayuntamiento va a dedicar tres millones de euros de fondos europeos a la creación de una neocueva que va a reproducir de forma exacta a escala real, con las superficies, texturas y colores de las pinturas y grabados originales de Maltravieso y que generará las mismas condiciones originales de temperatura, oscuridad y humedad y luz de la cavidad.

Durante la presentación de esta iniciativa el pasado mes de enero el alcalde Luis Salaya explicó que uno de los objetivos que rigen el proyecto es «transformar el modelo turístico de la ciudad hacia un destino más diversificado». Salaya indicó que se detectan problemas en el turismo local una demanda muy estacional, una estancia media «insuficiente» y el gasto medio por turista aún demasiado bajo.

La cueva se ubicará en la explanada que se encuentra en la entrada de esta cueva y en el presupuesto entraría también una partida para el museo. Aunque parece una comparación un poco atrevida, la cueva de Altamira, en Cantabria, que reproduce cómo era este espacio hace entre 35.000 y 13.000 años cuando la habitaron distintos grupos de cazadores-recolectores recibe aproximadamente unos 250.000 visitantes al año.

A pesar de los planes que hay para Maltravieso los avances en la investigación han sido lentos. Desde 2008 está cerrada a la investigación, por lo que el grupo de Primeros Pobladores, integrado por investigadores de primer nivel como Eudald Carbonell y Toni Canals, ligados al proyecto de Atapuerca, no han podido acceder este espacio.

Por otro lado la Consejería de Cultura inició en abril de 2019 un programa piloto en el que un número limitado de visitantes podría acceder a la cueva de Maltravieso para medir los efectos de la presencia humana en las pinturas. Previsto con una duración de un año, el programa tuvo que suspenderse en marzo de 2020 por la pandemia. Según se ha dicho, las visitas tienen que retomarse para completar los 12 meses de experimento y sacar a la luz los resultados, pero por ahora no hay novedades ni información sobre ello.