El antiguo edificio del Catastro de Cáceres en Doctor Marañón se reconvertirá en nueve pisos

Ha registrado un documento técnico en el Ayuntamiento que ya había recibido luz verde en la última Comisión de Urbanismo y que este jueves ha sido aprobado en el pleno para sacar adelante una modificación urbanística que tiene que ver con esta intervención. La misma afecta a la denominada Norma Zona 6 del Plan General Municipal (PGM), que imponía una limitación al número de viviendas en un determinado espacio. Lo que se plantea es eliminar dicha restricción sin que ello suponga un aumento de la edificabilidad o el aprovechamiento.

Se modifica el artículo 8.6.3 del planeamiento urbanístico de la ciudad para responder, se indica en la memoria técnica, a «la creciente demanda de vivienda en suelo urbano consolidado». Ese aspecto, se reseña, «ha puesto de manifiesto la necesidad de actualizar y adecuar la normativa vigente para facilitar el acceso a nuevas promociones residenciales». La que se perfila en pleno centro de Cáceres contempla la transformación de locales destinados a oficinas en nuevas viviendas (9) y trasteros. Estarán en el espacio que ocupó el Catastro hasta la apertura de su nueva sede en Hernán Cortés en el año 2009.

«Es un espacio amplio, de más de mil metros cuadrados y al que se dará un nuevo uso, en este caso residencial. Se ha tramitado la modificación para tener todas las garantías aunque ya hay antecedentes que eliminan la restricción», explica Antonio Ibarra. El arquitecto cacereño hace alusión a una sesión de la Comisión de Urbanismo de 2016 en la que ya se estableció que en suelo urbano consolidado el número máximo de viviendas no es limitativo.

Ibarra es uno de los autores de esa modificación del PGM, redactada junto a su compañero de la empresa ARC, Eduardo Reveriego. La directora de la Oficina de Desarrollo Urbano ha dado su visto bueno.

El objetivo marcado es «eliminar la restricción existente en cuanto al número máximo de viviendas permitidas en este tipo de suelo». La Norma Zonal 6 se vincula a edificaciones anteriores al actual Plan General que no queden comprendidas en las determinaciones de ordenación de éste. Por ejemplo, en las obras de reforma o rehabilitación de edificios se fijaba que el número de viviendas no podía superarse «en ningún caso».

La modificación puntual del PGM consiste en eliminar la restricción que impedía aumentar el número de viviendas que podían desarrollarse. Los autores del proyecto entienden que esa limitación «dificulta la reorganización del espacio habitable, aún cuando no implique un incremento de la edificabilidad, del volumen construido o de la altura del inmueble». Es decir, no se produce un aumento del aprovechamiento, insiste Ibarra, consultado por este diario.

El cambio elimina la restricción que impide la creación de nuevas viviendas. Permite la redistribución interna de espacios y no altera la volumetría, las alineaciones ni las alturas.

«No hay un incremento de la edificabilidad. Lo que se gana es flexibilidad y se favorecen proyectos como este para construir nueve viviendas y trasteros en un espacio que no estaba siendo utilizado», refrenda Antonio Ibarra. Argumenta que la tipología de la vivienda en Cáceres «ha cambiado de forma sustancial». «Se apuesta por pisos más pequeños, las familias tienen menos miembros y la tramitación para reconvertir locales en viviendas es mucho más ágil que en pisos de nueva construcción», concluye.