Aspirante sin juego ni trono

Ni un 'gracias por venir', ni un beso de buenas noches. Ayer, el día en el que quise ser como Clint Eastwood, conjugué la frustración de la decepción con unos ropajes mojados que daban, si cabe, más dramatismo a la experiencia de no valer para ser figurante en Juego de Tronos y desconocer el porqué. No se equivoquen, pues Eastwood también tuvo que padecer lo suyo antes siquiera de estrenarse como actor de reparto.

Mi despertador sonó a las 6.45 horas. Tras el desayuno y el rito de higiene cotidiano, esperaba el que sin duda fue el acontecimiento más multitudinario de la jornada en Extremadura: el casting para ser figurante en la séptima temporada de la afamada serie en Malpartida de Cáceres. O, lo que es lo mismo, 10 kilómetros de ilusión desde Cáceres y dos horas y media de incertidumbre, las de la cola que hubo que soportar bajo un intenso aguacero.

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