Un pabellón con nombre coreano
El maestro Kim ha enseñado taekwondo a más de diez mil personas en su gimnasio cacereño a lo largo de 36 años
María Fernández
Domingo, 1 de febrero 2015, 01:26
Le gusta caminar por el Paseo de Cánovas y la parte antigua de Cáceres, una de sus comidas preferidas son los callos picantes («pero picantes, eh?») y se declara culé. Lleva enseñando taekwondo 36 años en Cáceres, una ciudad que le pareció «como un balón», en la que hay poca distancia de punta a punta y donde prácticamente no se requiere el coche. Decidió que éste sería el lugar idóneo para criar a su familia y montar un gimnasio.
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Su teléfono móvil ardía de recibir felicitaciones durante el pasado martes, cuando el Consejo Rector del Instituto Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Cáceres acordó que Kim Um Young-Goo (Seúl, 1950) diera nombre a un pabellón extremeño, concretamente al polideportivo de la barriada de la Mejostilla (que suele acoger actividades de taekwondo), como reconocimiento a su trayectoria en la ciudad. «Estoy muy orgulloso y más que agradecido», dice.
El coreano, más conocido como Maestro Kim, contó hasta 80 mensajes en unas pocas horas. El reconocimiento le llega tras muchos otros, pero éste es especial, ya que ha sido impulsado por sus propios alumnos, que reunieron más de 4.000 firmas a favor de la petición. «Lo más importante son mis alumnos. Ellos han movido mucho para que esto sea hoy una realidad», cuenta en un castellano con un marcado acento coreano.
El maestro Kim espera en la puerta del número 5 de la calle Arturo Aranguren como buen anfitrión. Saluda e invita a entrar a su gimnasio, Tae Guk Kim. En estas instalaciones se han formado calcula más de diez mil personas a lo largo de estos 36 años. Casi nada. No piensa marcharse nunca de Cáceres. «Aquí conozco a todo el mundo y todos me conocen a mí. Siempre que lo he necesitado, la gente me ha ayudado, y eso no se puede cambiar por nada», explica. Se declara cacereño y español, y matiza entre risas que a veces hasta se le olvida que no nació en Cáceres.
Al entrar, el visitante se encuentra con un pasillo estrecho que termina en el tatami. Las paredes están forradas con cuadros que enmarcan medallas, recortes de periódicos y fotografías, muchas fotografías. Una de las que llama la atención poderosamente es aquella en la que se puede ver a un joven Kim trepando por una pared, prácticamente llegando al techo. También hay muchos trofeos y diplomas, desde aquellos que le reconocen su valía en diferentes certámenes o los que reflejan su formación (como el que le otorga el 9º dan de cinturón negro), premios a su trayectoria (fue reconocido con el premio Extremeños del Deporte en 2012) e incluso felicitaciones de alumnos o de instituciones públicas, como por ejemplo un trofeo en el que el patrón de Cáceres felicita en su cumpleaños al Maestro Kim.
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En breve
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Orígenes.
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Nació en Seúl en el año 1950, aunque vivía en un pequeño pueblo cercano. Estudió Ciencias del Deporte en la universidad de Seúl.
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Familia.
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Está casado con Sin Hynj Suk y tiene tres hijos Lidia (34), Jim Jyong (32) y Ju Jin (29).
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Llegada a Cáceres.
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Año 1979. Anteriormente, estuvo en Palencia y su primer destino fue la Comunidad de Cataluña.
Su filosofía es aquella que responde al «respeto, a la educación y al compromiso con el trabajo bien hecho». Lleva desde los ocho años aprendiendo taekwondo y siempre ha competido. Le gusta ganar y no sólo en su deporte. También en su mayor afición, que es otro deporte: el golf. Su hobbie empezó en Cáceres, y aquí ya ha ganado más de un campeonato. «Yo soy muy competitivo, entreno mucho y quiero ganar siempre», dice.
Su periplo por España comenzó hace tres décadas. Llegó a Cataluña como seleccionador nacional a través de una petición que realizó la Federación catalana de Taekwondo. Querían un maestro coreano y hasta allí se fue Kim. «No he tenido nunca miedo a salir de Corea, de hecho con frecuencia me imaginaba en el extranjero», rememora. Con esta decisión, dejó atrás a sus seis hermanos y también un gimnasio que tenía en Seúl. Su mujer, Sin Hyun Suk, viajó algo más tarde hasta España y dio a luz a su primogénita, Lidia Kim Sin, que ahora tiene 34 años y trabaja en Sevilla como ingeniera de telecomunicaciones.
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En este primer año, el Maestro Kim tuvo que lidiar con el idioma. «Tuve ya las primeras dificultades y siempre recordaré lo que me costó asimilar la palabra tío... No entendía por qué todo el mundo me llamaba así», cuenta entre risas. En su casa siempre se ha hablado coreano, aunque reconoce que sus tres hijos ya hablan entre ellos en español. «Yo es que soy muy torpe, mi mujer también habla estupendamente el español», añade.
Entonces, llegó un golpe de suerte, según recuerda el propio maestro. Tras una exhibición, Antonio Santamaría, presidente entonces de la delegación burgalesa (ahora se le ha concedido el título de Presidente de Honor de la Federación de Castilla y León), se ofreció a intermediar para que el coreano tuviera un gimnasio en Palencia. Allí, Kim y su mujer pasaron cuatro años.
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En su familia, compuesta por siete hermanos de los cuales el maestro Kim es el mayor, todos son taekwondistas. Con el paso del tiempo, los siete han ido llegando a España. El primero en llegar se instaló en Palencia. Fue entonces cuando el maestro Kim pensó en dejarle el gimnasio a su hermano y trasladarse a Sevilla junto a su familia. «Más de un mes y medio y no encontré un sitio adecuado».
Y eligió Cáceres
De regreso, el matrimonio hizo una parada en la antigua cafetería de la gasolinera de Pasarón en el verano de 1979. «Esta ciudad no está mal», le dijo a su mujer. Al dar una vuelta por la ciudad, pararon en Arturo Aranguren, y frente al local que lucía el número 5, le dijo a su mujer que le gustaba mucho la zona. En los siguientes cinco minutos, la vida de Kim y Sin cambiaría para siempre. Por entonces, el local que ahora ocupa el gimnasio era de Muebles Marco. Su propietario escuchó al deportista y le advirtió en el acto que el local estaba disponible. «El destino manda. Y me mandó aquí», señala Kim. Desde entonces, el maestro se ha ganado el cariño de todos. Uno le pregunta por su mayor logro y él contesta que haber conseguido el respeto de los alumnos, sin nombrar ni uno de los premios que ha ganado en su trayectoria y que no han sido pocos precisamente. No en vano en las normas de comportamiento del gimnasio aparecen como puntales el tesón, la voluntad y también la nobleza para reconocer los errores y aciertos.
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«Quiero mucho a mis alumnos, los trato como si fueran mis hijos. Yo hablo de cara y soy muy sincero y a más de uno le he dicho que si no estudia no tiene sentido que venga aquí... Mente sana, cuerpo sano. Aconsejo con el corazón. No quiero solo patada-puño, quiero que vayan por buen camino en la vida», cuenta. Prueba de ello es que sus alumnos luego se convierten en padres y llevan a sus hijos a clase de taekwondo. «Hay una veintena de personas que siguen con nosotrosdesde que abrimos... Han estado viniendo durante 36 años», añade.
¿Ganaría Kim o Jin?
Cuando decidió instalarse en Cáceres, los Hyun Suk habían completado su familia con Jin Young y Ju Jin. La pequeña tiene 29 años y es matrona en un hospital del municipio madrileño de Torrejón de Ardoz. El mediano, Jin, tiene 31 y trabaja junto a su padre enseñando taikwondo. ¿Y si se enfrentan usted y su hijo? El Maestro Kim se echa a reír. «Ahora creo que ganaría mi hijo», contesta sin pudor.
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Allá donde va, abandera la capital cacereña. Si a alguien se le ocurre criticar a su ciudad, él contrarresta. «Siempre presumo de Cáceres. Aquí hay buena gente y no lo cambio», cuenta «Y si me llaman mangurrino me sube la sangre», añade en clave de humor. No solamente ha representado a Cáceres por el país, sino también fuera de nuestras fronteras, en naciones como Francia, Brasil y Tailandia, por citar algunos ejemplos. En sus comienzos también visitó decenas de municipios de la provincia cacereña. «Los alcaldes me llamaban para que fuera a sus pueblos, bien a dar una clase o bien exhibiciones», cuenta.
Aunque Kim se siente «español y cacereño», no olvida sus raíces. Cada cierto tiempo, viaja a Corea para visitar al resto de su familia, la que no está asentada en España, y saludar a antiguos amigos. «Siempre llevo jamón y vino. Y también algunos regalitos», comenta.
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Preside con orgullo la Federación Extremeña de Taekwondo. «Hay 12 clubes en la región y 700 deportistas federados», resume. Tiene 65 años y lleva 57 dedicándose al taekwondo. El coreano-cacereño bien merece un pabellón en su ciudad con su nombre.
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