«Al ver Valencia recuerdas todo lo que pasamos en la riada de Badajoz, es desgarrador»
Adela García Martins, superviviente de la tragedia del 97, recomienda que los afectados reciban ropa de abrigo y apoyo psicológico
Las imágenes de la tragedia de Valencia han impactado a todos los que han contemplado la subida del número de fallecidos, los supervivientes subidos ... en coches, en edificios, atrapados en sus casas... Pero hay un grupo de pacenses que se encoge aún más cuando mira esas imágenes. Son los supervivientes de la riada de Badajoz que hace 27 años dejó 25 muertos en Extremadura.
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El próximo martes es el aniversario de esta tragedia. «Te acuerdas siempre, algunos años pasa más desapercibido, pero este lo estamos reviviendo», se lamenta Adela García Martins. Esta pacense de 49 años estaba embarazada de dos meses y medio cuando tuvo que escalar dos pisos para salvarse del agua.
Tenía 22 años y estaba algo acatarrada, así que el 5 de noviembre de 1997 Adela se acostó pronto junto con su marido. Horas más tarde la despertaron los gritos de su vecina. Cuando se fue a levantar, sintió agua en el suelo de su habitación.
La rápida actuación del matrimonio les salvó la vida. Su casa, en la calle Girasol del Cerro de Reyes, era de una sola planta. Subieron a su azotea y se dieron cuenta de que el nivel del agua, que hacía un ruido ensordecedor, subía muy rápido. «La primera planta la cubrió en 10 minutos», recuerda García Martins.
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«Sientes mucha humedad, mucho frío en el cuerpo. Necesitan ropa de abrigo y tener las cosas más básicas»
Cogieron una escalera y la pusieron contra la pared de la casa de su vecino, que tenía dos plantas. «No llegaba hasta el final, así que tuvimos que saltar y agarrarnos a la cornisa y trepar», dice Adela que recuerda «que tuve que apretar mucho la tripa contra la pared para subir, y hacer mucha fuerza, así que pensé que el embarazo no seguiría adelante».
En la segunda planta, sin embargo, tampoco estaban a salvo porque el agua continuaba acercándose. «Cogimos una puerta, la apoyamos contra la pared y escalamos a otra casa que tenía tres plantas».
Una vez arriba lograron llegar a otra vivienda y pasaron horas de miedo escuchando el agua, los gritos y los helicópteros. Por la mañana lo habían perdido todo, pero estaban vivos. El embarazo de Adela siguió adelante y tuvo a Sergio, su primer hijo. «Ayer lo recordaba con él y con el pequeño al ver las imágenes de Valencia. Fue un mal día porque lo recuerdo todo. Es desgarrador».
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«Ahora además todo el mundo tiene móviles con cámara, así que hay muchas imágenes y son muy duras».
Muchas de las estampas de la Comunidad Valenciana estos días, rememora Adela García, se vieron en Badajoz. «Gente agarrándose a los árboles, subiendo al tejado...».
La devastación del día siguiente también es similar a la que se encontraron los vecinos del Cerro de Reyes el 6 de noviembre de 1997 cuando amaneció. «Me ha recordado los montones de coches apilados, el barro por toda la calle. Es muy parecido».
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Instinto de supervivencia
«Recuerdo que cuando volvimos a la casa a limpiar, miré la pared por la que había subido y no entendía cómo lo había conseguido porque la escalera no llegaba. Creo que es instinto de supervivencia».
Como superviviente esta pacense tiene claro que los afectados necesitan mucho apoyo y no solo esta semana, sino durante los próximos años.
Lo primero son las cuestiones prácticas, pero importantes. «Ropa, necesitan ropa. Yo me fui con lo puesto, un pijama y unas zapatillas de estar en casa que quedaron destrozadas con el barro. No tenía más».
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«Luego es muy importante el apoyo psicológico. A nosotros nos atendieron muy bien, yo estaba embarazada y se volcaron»
«Cuando pasa por eso no echas de menos las cosas de valor, sino lo más básico. No tienes ropa interior, ni para cambiarte de ropa ni zapatos que quedaron todos inservibles», recuerda Adela que añade que la sensación de humedad dura muchos días. «Tienes mucho frío en el cuerpo. Necesitan ropa de abrigo estos días».
Apoyo psicológico
Posteriormente las necesidades son de todo tipo para reconstruir sus vidas, pero esta superviviente considera básico que cuenten «con apoyo psicológico, es muy importante».
«A mi me llevaron al Materno al día siguiente y el trato fue exquisito. Cuando supieron que estaba embarazada, se volcaron. Me hicieron mucho seguimiento porque yo estaba preocupada con que no saliese adelante y recuerdo que me hicieron muchas ecografías y siempre con mucha atención».
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«Tiempo después, cuando ya estábamos realojados, vinieron dos mujeres a casa. Eran psicólogas para ver cómo estábamos. Ayer nos acordábamos de ellas viendo lo de Valencia porque es muy importante que les apoyen, que se sientan acompañados ahora», reivindica Adela García. «Nosotros nos sentimos muy apoyados».
Todo indica que la ola de solidaridad que recibieron las familias de Badajoz se va a repetir en Valencia. Ya se están organizando iniciativas para ayudar a los afectados, algunas organizadas desde Extremadura.
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En cuanto a los supervivientes de Badajoz, explica Adela, es imposible que olviden la noche del 5 al 6 de noviembre de 1997, pero esperan que no les ocurra a otras personas.
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