El pacense que lleva al cine el caso Alcácer 30 años después
Estreno ·
Marc Romero debuta con la película '75 días', un thriller que revisa el crimen que alteró su adolescencia y con el que hace un homenaje a su hermano fallecidoMarc Romero, Marco Antonio Pozueco Romero en su DNI, tenía 15 años cuando sucedieron los crímenes de Alcácer. Nunca más volvió a hacer autostop en ... la carretera de Olivenza para ir los domingos a la discoteca de Valverde de Leganés. Como al resto de adolescentes de su generación, el miedo le cortó las alas. Y a partir de entonces siempre llevó 25 pesetas en el bolsillo por si necesitaba llamar desde una cabina de teléfono y nunca volvió a salir ni a regresar a casa solo.
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Años después el caso volvió a removerle las entrañas. Esta vez estaba en Valencia y le dijo a su hermano, el psicólogo forense y criminólogo José Manuel Pozueco, que le metiera en la mochila algún libro para la playa. La lectura que se le ocurrió, a quien confundían con su mellizo porque solo se llevaban once meses de diferencia, fue el sumario del triple asesinato de las niñas de Alcácer, incluidos los informes forenses de las autopsias.
Fue tan revelador lo que descubrió que decidió que quería escribir el guion y dirigir una película para contar lo que aún no se había contado de un suceso, que tuvo una exposición mediática sin precedentes en España. Tras una década de investigaciones para reconstruir (o deconstruir, en sus palabras) el caso Alcácer y con la dolorosísima pérdida de su hermano en medio, que falleció con 40 años en 2016, el pacense Marc Romero estrenó el viernes su ópera prima '75 días' en más de cien salas de toda España, incluida en los cines Conquistadores de Badajoz.
El título hace referencia al tiempo que transcurrió desde que Miriam, Toñi y Desirée desaparecieron cuando iban camino de la discoteca hasta que encontraron sus cadáveres en un paraje de la Valencia rural. De eso han pasado 30 años y el caso sigue abierto y con muchos interrogantes, que son los que Romero trata de desmenuzar en los 119 minutos de una cinta, que huye del morbo para abordar los crímenes de Alcácer desde el género policíaco. «No es una película sobre las niñas de Alcácer, que salen cinco minutos –y a las que incluso le cambia el nombre–, sino sobre el caso Alcácer. Hablo de los errores y las lagunas de la investigación y de la falta de empatía».
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Si al Marc Romero, que estudió en los Salesianos y empezó a los ocho años a hacer sus primeros pinitos con una Súper 8 grabando a sus compañeros de colegio en Castelar, le hubieran dicho que se estrenaría como director de cine con un thriller, él mismo lo habría negado. «A mí nunca me habían interesado los crímenes ni las historias reales. No es mi género, no son pelis que yo consuma. A mí me gustan las comedias y los dramas. Pero este caso me lo metió mi hermano en vena, empecé a escribir el guion cuando aún estaba sano y me ayudó haciéndome los perfiles de Antonio Anglés y Miguel Ricart».
«Cuando él enfermó –continúa–, yo me olvidé de la película y del cine, me lo traje a Madrid y me volqué en su tratamiento para que se curase. Al fallecer, me vino a la cabeza el sumario que me dejó en la mochila de la playa y todo se reactivó. Entendí que para salir del pozo en el que estaba, tenía que hacerle un homenaje con la película».
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Con este trabajo, este pacense que se fue a Madrid con 17 años a trabajar como actor en la Fundación Shakespeare y que luego estudió en la Escuela de Cine de Madrid para ponerse detrás de la cámara, descendió a los infiernos. No solo por la muerte de su hermano, también porque durante un década entrevistó, recabó información y se recorrió cada palmo del pueblo valenciano, desconocido hasta la desaparición de las tres niñas.
Le pidió a su hermano un libro para irse a la playa y le metió en la mochila el sumario y las autopsias de las tres niñas
«Parecía más un investigador que un director de cine. Fue una labor muy difícil porque escuché cosas tan duras que no podía soportar y me rodeé de gente que en algún momento me dio miedo. Lo hice porque quería ser veraz, no he hecho un documental, pero sí un retrato de un hecho histórico», dice quien viene al menos una vez al mes a Badajoz, ciudad que considera su refugio espiritual, porque aquí sigue su madre, su hermana y el resto de su familia.
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Un proceso a matacaballo
¿Por qué tardaron siete días en interrogar a la última persona que vio con vida a las niñas? ¿Por qué no acordonaron la zona en la que encontraron los cuerpos? ¿Se fugó Anglés a Dublín en un barco? Estos son algunos de los interrogantes que Marc plantea en su película para poner en evidencia, dice, «que la presión social y política hizo que las investigaciones fueran a matacaballo y que el caso estuviera mal instruido desde el principio. La única persona condenada y que ha pagado por el caso fue Ricart, pero en los cuerpos de las niñas había ADN de personas que no eran ni de él ni de Anglés y 30 años después sigue sin saberse de quiénes son».
Con un elenco excepcional en el que las actrices Ana Fernández, Antonia San Juan y Eulalia Ramón encarnan a las madres de las tres niñas, el pacense ha tenido el reto con esta película de hacer un retrato de una época, la de los 90, que ha tenido que reconstruir porque no quedaba nada de ella.
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