Madrugar en Nochebuena para cenar langostinos
Los pacenses abarrotan este 24 de diciembre el cocedero de mariscos La Mar desde las seis de la mañana, a las 7 ya se cogía el número 160 y faltaban más de dos horas para salir con la compra
A tres minutos de que el reloj marque las siete este día de Nochebuena, en la avenida Santa Marina de Badajoz ya ha abierto ... el estanco y solo circula una furgoneta de la panificadora Nevero. Por la autopista se ve algún bus, dos corriendo abrigados como para echar una carrera en el Polo Norte y el Venero abierto. Pocos coches circulan por el puente de la Universidad, pero llevan prisa y se dirigen al polígono industrial El Nevero.
Publicidad
Van al cocedero de mariscos La Mar, donde a las siete y cinco de la mañana ya se coge el número 160. Han abierto a las seis y media, aunque el aparcacoches reconoce que sobre las cuatro y media llegaron los primeros clientes. El marcador del mostrador muestra que en ese momento atienden al cliente que lleva el 54.
A las seis y veinte llegó Francisco Berengena. «Pensaba que sería de los primeros, pero he cogido el número 57». Fue pronto porque otra Navidad se presentó después de las siete y se encontró con más de cien números por delante. «Otro año no me vuelve a pasar eso, pensé, pero parece que nunca es demasiado temprano», dice con una bandeja en la mano una hora después de aparcar su coche dentro del recinto. «¿Merece la pena? Creo que sí, todo por pasar una buena fiesta. Somos cuatro hermanos y todos con familia, así que somos muchos». Por eso se lleva dos kilos y medio para una cena en el que cada uno aportará algo.
Para muchos pacenses es una tradición acercarse al Nevero en busca del langostino para Nochebuena. En el mostrador hay gambas de distintos calibres, langostinos a muchos precios, bocas, patas, centollos, nécoras, pulpos y un largo etcétera de las cosas del mar que tanto éxito tienen en la noche más familiar del año.
Publicidad
Y como cada año se acercan más clientes, la empresa ha colocado una carpa donde ofrece chocolate con churros para entretener la espera. Algunos clientes comparten mesas altas y cuentan su historia. «Ayer vine por la tarde y esto estaba lleno, así que me dijo el aparcacoches que mejor me viniera hoy temprano, pero cuando he llegado poco antes de las siete y he visto esto...», dice un pacense que cogió el 159 y no tiene aún claro si repetirá experiencia en 2025. Otros dicen que les gusta acercarse. Quedan a primera hora con un amigo o un hermano, desayunan cerca de casa y ponen rumbo a buscar la gamba más sabrosa.
Luis Calvo, 'El Remache', tuvo que poner el despertador. Ya jubilado, suele levantarse a partir de las ocho y media. Pero su yerno y su hija, que trabajan hoy, le pidieron que se acercara. Ha ido por primera vez y llegó a las siete menos cuarto. «Esperaba que hubiera alguien, pero tanto no». Todo por gambas y langostinos. «A mí no me hacen mucha gracia, es para mi yerno y mi hija», confiesa riéndose.
Publicidad
Directa de Salamanca procede Margarita Soltero, que salió de las seis y llegó al Nevero a las nueve. «Tenemos el 414, nos han dicho que serán unas tres horas de espera», advierte con paciencia. «Pero esto tiene mucho saborcillo y está amenizado con los churros». Su familia es de Mérida y otros años es su hermano el que acude a Badajoz, pero esta vez no puede y ella se ha animado. «Me llevaré gambas y unos tigres si es que llega para cuando me toque», dice riéndose. Cuando salga, después de las doce del mediodía, irá directa a Mérida para cenar en familia. «Creo que este cocedero es el que tiene más público de toda la provincia». Y ya que viaja tanto, se llevará cuatro kilos.
Muchos clientes esperan fuera porque un guardia de seguridad está en la puerta. Va llamando en función de los números. «Ahora pueden entrar todos los que queden de la serie cero», anuncia a las siete y media. Y acceden quienes tienen hasta el 99. Poco después, repite: «Ahora la serie uno». Y acceden todos hasta el 199. «Y si alguien más tiene frío, también».
Publicidad
Dentro, los clientes empiezan a mirar el mostrador en la distancia, a echar cuentas y calcular precios. Son compras pequeñas, para la mesa de esta noche y la de mañana. Pocos kilos, pero muchas ganas. Las gambas y los langostinos son las estrellas de la mesa. Raro es que alguien no se lleve de estas cosas, aunque la oferta sea más amplia y compre más productos. Algunos salen con bolsa, otros con nevera.
Hay otro guardia de seguridad más dentro del establecimiento. Este va dando paso conforme avanza el contador para que solo unas decenas de personas puedan ver de cerca el mostrador sin crear agobios.
Algún cliente se impacienta y se va, pero le deja su número a otro que está fuera. Como le ocurrió a Tono Fernández, que llegó a las 7.35 y cogió el 225. Después consiguió que alguien le cediera el 168 y salió de allí dos horas después. «Voy todos los años, pero creo que voy un día antes porque esto no me ha pasado nunca. Yo siempre llego y pido sin esperar, pero se me debe olvidar y este año ha sido el del pardillo». Kilo y medio de gambas, kilo de langostinos, pulpo, anchoa y cigalas han merecido tanta espera.
Publicidad
Todos los dependientes llevan uniforme blanco, salvo uno que va de negro. Es Pedro Martínez, el propietario, que no para de moverse ante tanto ajetreo. No puede pararse, pero reconoce que venderá «miles» de kilos.
Badamar, mucho pedido
Para quienes no quieren tanta espera, en el Nevero hay otro cocedero que también tiene tienda abierta este 24 de diciembre. Pero trabaja mucho bajo pedido. Félix Guerrero entregó 500 paquetes el lunes y tenía previsto dar el mismo número hoy. «Así adelantamos y no formamos mucha cola. Intentamos agilizar todo lo que podemos». Ellos son mayoristas, sirven a restaurantes y salones de celebraciones, así como a pescaderías de la provincia. Hoy es un día importante, pero en cantidad no es excesivo si se tienen en cuenta que para una sola boda sirven más de cien kilos de marisco.
Noticia Patrocinada
«Los langostinos, las gambas, las patas de centollo y las cigalas son los artículos estrella de estos días, aunque hay quien pide caviar o atún salvaje. Y muchísimas almejas frescas». Bacalao, pulpo, lubinas salvajes... La lista que enumera Félix Guerrero es larga.
También pesan por miles de kilos los que venderán esta Navidad a consumidores directos, que lo pondrán en su mesa esta Nochebuena. No hay Navidad sin langostino.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión