El jurado considera a Rafael culpable del asesinato de sus dos hermanos

Culpable de asesinato con alevosía. Ese es el veredicto que leyó el portavoz del jurado que ha juzgado esta semana a Rafael Ortiz Román, el vecino de Los Santos de Maimona que acabó con la vida de sus hermanos Antonio y Francisco.

La sentencia será impuesta la próxima semana pero la pena superará los 40 años de prisión después de que el jurado haya considerado que la enfermedad mental que padece no le impedía conocer las consecuencias de sus actos.

El jurado, compuesto por nueve ciudadanos residentes en la provincia de Badajoz elegidos por sorteo, confirmó que Rafael mató a sus dos hermanos con alevosía y que después ocultó sus cuerpos para no ser descubierto. También determinó que el asesino actuó de forma sorpresiva y que por ello las víctimas no tuvieron capacidad de defenderse, razón por la que se considera que actuó con alevosía.

Los nueve miembros del jurado fueron unánimes en todas las votaciones salvo en una: la que hacía referencia a la colocación de las cintas de embalar con las que Rafael sujetó las manos y los pies de sus hermanos. En este caso uno de los componentes del tribunal consideró que esas cintas y esos cables se los colocó antes de fallecer mientras que los otros ocho creen, tal y como apuntaron los forenses, que se los puso después de que hubiesen muerto.

En todo caso, se trata de un detalle que no influirá en la sentencia porque la alevosía queda probada porque en otra de las preguntas el jurado fue unánime cuando determinó que el ataque se produjo de forma súbita y sorpresiva sin que ninguno de los dos tuvieran la posibilidad de repeler la agresión.

La alevosía hará que Rafael sea condenado por asesinato y no por homicidio, dos delitos que tienen consecuencias penales distintas, tal y como explicó de forma didáctica el presidente de la Sección Penal de la Audiencia Provincial de Badajoz, José Antonio Patrocinio, quien aclaró al jurado que si finalmente quedaba probada la alevosía estarían ante un delito de asesinato, que tiene una pena de entre 20 y 25 años de prisión, muy superior a la que se contempla para el homicidio, que va de los 10 a los 15 años.

Se presume por tanto que la pena será de un mínimo de 20 y un máximo de 25 años por cada muerte, aunque es previsible que el castigo se sitúe en la parte superior porque existe la agravante de parentesco –el asesino es hermano de los fallecidos– y no se ha considerado la atenuante de enfermedad mental después de que el jurado haya concluido que las alteraciones psíquicas de Rafael eran de escasa entidad y no afectan a su imputabilidad.

Pocos detalles relevantes más incluía el veredicto, conformado por 21 preguntas que no hubieran tenido que ser respondidas si el jurado hubiese considerado que esas dos muertes fueron causadas por cuatro hombres enmascarados que entraron en la casa y huyeron en una furgoneta, tal y como manifestó Rafael. Sin embargo, el jurado fue unánime al rechazar esa hipótesis que solo se sustenta por las manifestaciones del ahora condenado.

Tras escuchar el veredicto, la representante del Ministerio Fiscal mantuvo su petición inicial: 24 años de cárcel por cada uno de los asesinatos. Igualmente solicita que los dos hijos de Francisco sean indemnizados por la muerte de su padre, cada uno de ello con una cantidad que la Fiscalía fija en 36.000 euros.

En total, 48 años de cárcel. Por su parte, el abogado de la defensa pide que le sea impuesta la pena mínima posible.

A partir de ahora será el presidente de la Sección Penal de la Audiencia Provincial de Badajoz, José Antonio Patrocinio, quien deberá redactar la sentencia, un fallo que según anunció será publicado la próxima semana.

En él se recogerá que el jurado se opone a la concesión del indulto al condenado.

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