En el centro, Maribel Díaz junto a Arantxa, Olga y su hija en la sala Atenea. PAKOPÍ
Artista pacense Maribel Díaz

Una fiesta para conseguir que el juez le apruebe la incapacidad

Ayuda. ·

La recaudación de 'Ni santos ni inocentes' irá destinada a la artista pacense Maribel Díaz para costear un abogado que consiga que el tribunal médico le reconozca su discapacidad

Viernes, 27 de diciembre 2024, 20:28

Con un bastón, de la mano de su hija, Uma Díaz, y unos parches para mitigar el dolor llegó Maribel Díaz a la cita ... con HOY en la sala Atenea del centro de Badajoz. Aquí será donde este sábado se celebre la fiesta 'Ni santos ni inocentes'.

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La celebración que hace un año organizó Arancha para reunirse en Navidad con una decena de amigos, y que terminó convirtiéndose en una fiesta solidaria a la que acudieron centenares de personas, vuelve este sábado a esta sala para ayudar a Maribel. La artista pacense es conocida como 'La ratona', así se llamaba el taller que tenía en la calle Encarnación, y que tuvo que cerrar cuando no pudo soportar más el dolor de su espalda que le impedía caminar erguida, y que no le aliviaba casi la veintena de pastillas que se tomaba a diario.

Entonces, los médicos lo atribuían a una ciática, que después de diez años y muchas pruebas ha resultado ser una espondilitis, una enfermedad autoinmune y reumática crónica. Esta dolencia le provoca inflamaciones y deterioro en la columna. Además le afecta también a los brazos, manos o cervicales limitándole los movimientos y causando un dolor que por el momento no tiene cura más allá de los analgésicos para mitigarlo.

Con su taller cerrado, Maribel ha salido adelante estos años junto a su hija de 18 años con los únicos ingresos que le deja el Ingreso Mínimo Vital, la única ayuda que percibe, ya que el tribunal médico al que ha acudido en dos ocasiones con todos los informes médicos no le reconoce su discapacidad, y por tanto no percibe ninguna ayuda por discapacidad laboral ni física.

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«La enfermedad me ha llevado a la vulnerabilidad económica. Yo era autónoma y tuve que dejar de trabajar porque mi trabajo dependía de mi cuerpo», afirma, mientras subraya que su situación económica es «brutal».

Díaz ha pasado cuatro años, los que hace que le diagnosticaron la enfermedad, en listas de espera para pasar por el tribunal médico con la esperanza de que éste tuviera en cuenta su situación y su estado, pero no ha sido así. «Ya ni siquiera tiene que ver con la incapacidad para que te den una ayuda económica. Se trata de que puedas tener reconocidas ciertas limitaciones físicas para poder mejorar tu calidad de vida», cuenta a HOY desesperada.

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Con la intención de facilitarle la vida a Maribel, Olga Rejas, que superó hace unos meses el síndrome del espasmo hemifacial gracias a la operación que se pudo costear en Japón con la recaudación de las entradas de la anterior fiesta 'Ni santos ni inocentes', ha decidido organizar la misma fiesta para Maribel. «Esta celebración va más allá de la ayuda económica. A mí me vino muy bien a nivel anímico porque llevaba años sin relacionarme con mis amigos, que es otro de los estragos que hacen estas enfermedades, te obligan a aislarte socialmente», cuenta Rejas.

Maribel Díaz, conocida como 'La Ratona', en una entrevista con HOY en 2021. Pakopí

La recaudación de las entradas de la fiesta, así como la del sorteo que se realizará ese día en la sala Atenea y parte de lo obtenido en barra, irá destinado a costear un abogado, con el que Maribel espera conseguir el reconocimiento a la incapacidad laboral. «Lo peor de este tipo de diagnósticos es que a los daños físicos y psicológicos se le añade una lucha social, que va más allá de lo médico porque sientes que peleas contra todo. Ya que pese a tener un diagnóstico no me han reconocido la incapacidad laboral. Y tengo una hija, una hipoteca y una vida», cuenta abatida.

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La sensación de estar en un limbo legal a nivel laboral, unido a los dolores, fue lo que hace unos años la sumió en una depresión, de la que salió gracias a su hija.

«Lo que pretendemos con esto es poder buscar especialistas que corroboren su diagnóstico y que le permitan mejoras en la calidad de vida entre las que se encuentran adaptar su coche para que lo pueda conducir, y recibir tratamientos innovadores para el dolor», cuenta Rejas.

12 horas de fiesta

A las 16.30 horas de este sábado dará comienzo 'Ni santos ni inocentes', la fiesta que el año pasado pasó de ser un reencuentro entre amigos, y que terminó albergando a casi 700 personas. Una cifra que esperan repetir en esta segunda edición, donde contarán con 43 músicos que se subirán al escenario principal del Atenea. Más de doce horas de fiesta, que se prolongará hasta las seis de la madrugada con actuaciones en directo, lecturas de poesía y performance en la sala principal. Mientras, en las otras dos salas de la discoteca habrá dj.

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Junto a la música también habrá sorteos, una iniciativa que ya hicieron el año pasado gracias a donaciones de productos como libros, cd y otros objetos. Este sorteo, que servirá para aumentar la cifra recaudada, se realizará a lo largo de la tarde con el número de la entrada, que espera se asemeje a las del año pasado.

«Nuestra idea es que esto perdure porque estamos seguros que hay muchas personas que necesitan de esta ayuda. Y estamos seguros que esta fiesta no solo supone un empujón económico, sino un chute de energía en momentos difíciles. La idea es que dentro de unos años hayamos ayudado a muchas personas que se encuentran en esta situación», cuenta Arancha.

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Una celebración que no sería posible sin la colaboración del dueño de la sala, José Manuel Díaz, que no lo dudó un instante cuando recurrieron a él para utilizar sus instalaciones. «Que el mundo de la noche, una discoteca como esta, pueda aportar una felicidad tan grande a nivel humanitario es muy bonito. Todos somos personas y esto es enternecedor», contaba el dueño, que se lleva tan solo un porcentaje de la entrada al ser una fiesta benéfica.

Pero la sala también aporta de hecho parte de la recaudación de caja por las consumiciones para este fin solidario. Además, el empresario tiene que doblar el número de trabajadores para atender a tanto público.

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Una fiesta que obligará a que Maribel salga este sábado de casa. Lo hará con su bastón y de la mano de su hija, que es quien la sostiene cuando le dan las crisis de dolor. «Yo tengo normalizado tener que estar ahí para cuando mi madre se quiere levantar, ayudarla a vestirse o hacer la comida. Y no me importa hacerlo porque es por ella», cuenta Uma, que cuida de su madre desde que tenía apenas 12 años. Por eso esta ayuda es tan importante para Maribel, ya que la incapacidad laboral le permitirá aliviar la carga de responsabilidad que con 18 años tiene Uma.

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