El Centro Hermano de Cáritas amplía su horario por el calor para las personas sin hogar
Los sin techo pueden acceder al centro a partir de las 14.30 horas, cuando lo habitual es hacerlo a partir de las 16.00 horas
Desde el lunes, las puertas del Centro Hermano que Cáritas tiene en Huerta Rosales, en Badajoz, abre sus puertas a las dos y media de ... la tarde, dos horas antes de su horario habitual, para evitar que las 27 personas que habitualmente se alojan en el centro estén en la calle en las horas de más calor del día.
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Aunque lo más duro para los sin techo es el invierno, Antonio Pizarro lo sabe bien porque ha vivido en la calle desde los 16 años, el verano con estas temperaturas es muy complicado porque aunque las noches sean más livianas las horas centrales del día se hacen dura en un parque a la sombra. Por eso él es de los primeros en tocar el timbre del Centro Hermano a las 14,30 horas. «Cojo la comida del comedor social que hay en la calle San Pedro de Alcántara, me la como en algún banco, y me vengo seguido al centro porque no se puede estar en la calle. Aquí estamos más frescos y teniendo un techo todo está bien», asegura este pacense al que la droga le llevó a la calle.
Menos acostumbrado a los 40 grados está George Remus Botez, que llegó a España hace 12 años buscando trabajo. Él huyó de Moldavia, su país para no pasar hambre. «Yo allí tenía todo. Fui militar y tenía casa, trabajo y lo perdí todo» asegura este inmigrante que espera poder conseguir ahora trabajo de jardinero porque terminó su anterior trabajo en el mes de febrero.
Su deseo es tener un trabajo que le asegure una vivienda. Mientras tanto duerme en el centro de Huerta Rosales, aunque también lo ha hecho en la calle y asegura que es muy duro. «Apenas llevo aquí 23 días y espero salir pronto me da igual dormir en la calle en invierno o verano porque me adapto, pero aquí se está muy bien porque tener un techo es todo en la vida. Aquí la gente nos apoya mucho», cuenta Botez que asegura que no necesita más que una cama donde dormir y descansar del calor.
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Esta ampliación horaria no es la primera que se realiza en el centro, que aumenta su horario cada vez que viene una ola de frío o de calor. «Nosotros lo que hacemos es dar mayor cobertura para evitar que las personas esten en la calle», cuenta Víctor xxx.
De este modo, los usuarios del centro pueden estar en él desde las dos y media del medio día hasta las 12 de la mañana. Cuando lo habitual es entrar a las cuatro de la tarde y salir a las 10,00 horas. «Esto es una manera de facilitarle espacios después de comer para que puedan estar cómodos, descansar y ducharse porque todas las habitaciones y salas cuentan con aire acondicionado», subraya.
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Unos horarios que benefician a los 27 usuarios del centro, que en estos momentos se encuentra al 90% y solo tiene una cama libre.
Cabe recordar que para estar en el centro las personas sin hogar tienen que firmar un contrato de estancia con el que se comprometen a tener un respeto hacia las personas y las instalaciones. Además no está permitido consumir dentro del centro, de manera que favorezca la convivencia.
Aún así este centro de mínima exigencia les da una serie de responsabilidades con las que deben hacer las camas, limpiar las habitaciones y mantener un orden.
Con la ampliación de horario los usuarios tienen más tiempo para dejar todo limpio y ordenado. No saben aún hasta cuando podrán disfrutar del nuevo horario, porque Víctor asegura que el centro se guía por las alertas de olas de calor o de frío que lanza la Aemet para adaptar el servicio. Antonio Pizarro espera que este horario se mantenga un poco más, ya que con el calor se va a pasar la mediodía al supermercado. Mientras que Botez intenta quedarse en casa de algún conocido para resguardarse de los cuarenta grados.
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«Aquí lo normal es refrescarse con una ducha, y la mayoría aprovechan para echar una siesta. Nos dan de merendar a las cinco y de cenar a las nueve. Gracias a esto podemos tener una vida más normal», destaca.
Cambiar la situación
Más allá de ofrecer un refugio y un techo Cáritas desarrolla programas para que los usuarios que quieran puedan cambiar su vida. «Les motivamos para el cambio, pero respetamos al que no quiere hacerlo. Por las tardes vienen psicólogas y trabajadoras sociales para ayudarles en todo lo que necesiten porque lo ideal es que su estancia aquí sirva de algo», zanja.
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Una estancia que le ha permitido a Pizarro sacarse el título de la ESO, después de tantos años viviendo en la calle, quiere dejar de pasar frío y calor. Su deseo es encontrar un trabajo que le permita encontrar una vivienda donde verse con su hijo.
Hasta entonces, tendrá que pasar el verano en el Centro Hermano, donde lleva desde elmes de noviembre, y donde lo habitual en julio y agosto será la ampliación de horario para protegerlos de algún golpe de calor que pueden sufrir en la calle con las altas temperaturas.
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