Alejandro va por primera vez al cine
Apnaba. Este niño y otros con autismo pueden ver películas ahora gracias a la luz ambiente, volumen suave y libertad de movimientos en la proyección
A sus ocho años, Alejandro Lozano ha ido por primera vez al cine para ver una película completa. Lo ha logrado gracias a las sesiones ... adaptadas que programan en Cinesur Conquistadores en colaboración con la asociación Apnaba y la Asociación madrileña Ventea. De ellos parte la iniciativa de mantener las luces encendidas, bajar el volumen y eliminar los anuncios previos de la películas para facilitar que las personas con autismo disfruten de estas sesiones de ocio junto a sus familias.
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Algo que es nuevo para Alejandro y su madre, Fátima Vivas. «El cine neurodiverso le ha dado la vida a mi hijo, y a toda la familia porque ahora al fin podemos disfrutar del ocio todos juntos», apunta Fátima, que hasta ahora no podía ir al cine porque las salas no estaban adaptadas.
Una situación similar vivía Aguasanta Barbado con su hijo, José Antonio Delgado, que aún no ha disfrutado de estas sesiones, pero asegura que irán a la próxima para poder disfrutar de la película con tranquilidad.
Para estos niños que sufren trastorno del espectro autista es muy complicado entrar en una sala de cine donde las luces se van a negro al comenzar la película y el volumen es elevado. «He intentado ir al cine en varias ocasiones. La primera vez nos salimos a los diez minutos por el volumen tan elevado que mi hijo no lo aguantaba», dice Barbado.
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Problemas
Pero las luces o el sonido elevado ya no son un problema para que las familias que tienen hijos con TEA acudan al cine. No lo son porque Ana María Sánchez, que también tiene un hijo con autismo buscó proyectos que para disfrutar en familia. «Se han adaptado algunos campos al mundo de esta enfermedad como la educación, pero el ocio ha quedado en un segundo plano y no se suelen ofrecer apoyos ni alternativas», subraya Ana, que a través de la asociación Ventea, ha logrado que Cinesur les ceda una sala adaptada a sus necesidades. «En la sala no se ha modificado nada, lo único que las normas son diferentes», explica.
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De este modo, los usuarios pueden ver las películas con las luces encendidas, con volumen suave y sin la publicidad previa al largometraje. «Esto es muy importante porque esto evita que se pongan nerviosos», destaca Sánchez.
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Este cine neurodiverso también permite libertad de movimiento en la sala, algo que da confianza a los padres que hasta ahora no se atrevían a disfrutar en familia de estos espacios. «Me enteré hace poco del proyecto y para mí es un alivio porque no tendré que dar explicaciones a los demás del comportamiento de mi hijo, ya que muchas personas no entienden el autismo», sentencia Aguasanta.
«Confío, y sería estupendo que en un futuro los cines tuviesen salas adaptadas, pero esto depende de la cadena del cine, ellos quieren llenar salas», comenta Guerra, que quiere que esta iniciativa que funciona desde hace un año atraiga a más público y sea mayor el número de personas que se acercan con sus hijos a disfrutar del cine.
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La función de Victoria cuando se proyecta la película no es otra que cerciorarse de que la sala está adaptada y que se cumplen las condiciones en las que la película debe proyectarse. «También me encargo de acoger a las familias que asisten, y en el año que llevamos funcionando solo puedo hacer un balance positivo porque las familias están muy agradecidas».
'Robot Salvaje' es la película que se proyectaba ayer, domingo, a las 12 de la mañana. Una sesión a la que Aguasanta tenía previsto acudir con su hijo; tampoco faltarán Alejandro o Noah con sus padres, que irán tranquilos por la adaptación.
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