El acusado de encañonar al jefe de la Policía Local de Badajoz dice que huyó porque pensó que era un atraco

Sin triatlón en las calles la jornada se presumía tranquila. Pero a las 10.00 de la mañana tuvo lugar en la calle Sepúlveda, a tiro de piedra de la Torre de Espantaperros, un suceso que todavía tiene un largo recorrido judicial.

En un primer momento no trascendió lo sucedido. Pero dos días más tarde la concejala de Policía Local, María José Solana, confirmó que un hombre había sido detenido por encañonar al jefe de la Policía Local. Dijo también que el hecho se produjo cuando el superintendente estaba supervisando las cámaras de vigilancia que pocas semanas antes colocó el Ayuntamiento.

Ha pasado un mes y el caso sigue instruyéndose en el Juzgado de Instrucción número 1 de Badajoz, que abrió diligencias previas tras recibir el atestado. Ya ha pasado por sede judicial el superintendente, que ha ratificado la denuncia, y es previsible que en próximas fechas sea citado el acusado de haberlo encañonado. En ese momento, la jueza podrá preguntarle sobre las circunstancias que rodean este suceso. Entre ellas, lo que dijo a la Policía Nacional pocas horas después de su detención: que huyó del lugar porque creía estar viendo un robo.

Las fuentes consultadas por HOY han indicado que esa es la versión que ofreció cuando declaró en dependencias policiales. Explicó que se encontraba en la ciudad por cuestiones de trabajo y que quiso aprovechar el domingo para hacer turismo.

Para ello utilizó uno de los vehículos de alquiler que la empresa Minit tiene repartidos por la ciudad, un medio de transporte con el que se dirigió a la zona histórica de la ciudad. Esa era la situación cuando creyó ver cómo un hombre de pelo canoso atracaba a otro hombre en plena calle, razón por la que frenó.

Este relato no difiere demasiado de lo que reflejó Muñoz en su comparecencia ante la Policía Nacional. El superintendente explicó que ese día circulaba a las 10.40 de la mañana en un coche policial camuflado por la calle Concepción Arenal cuando observó la presencia de un hombre de unos 50 años que arrojó al suelo un papel de plata de los que se utilizan para portar drogas, razón por la que le dio el alto a la altura de la calle Sepúlveda.

En ese momento bajó del coche, le mostró su carné profesional y le requirió la documentación. Fue entonces cuando se aproximó por la calle Sepúlveda un vehículo de alquiler (el número 125) que se dirigía a la calle Concepción Arenal.

Añadió el superintendente que cuando estaba a cuatro metros vio que no podía avanzar porque se lo impedía el coche camuflado. En ese instante el conductor del coche eléctrico puso cara de sorpresa y siguió avanzando a trompicones, razón por la que Muñoz procedió a mostrarle la placa y darle el alto al grito de policía.

El superintendente asegura que el coche fue marcha atrás a gran velocidad, por lo que comenzó a perseguirlo a la carrera hacia la calle Sepúlveda mientras le ordenaba, por diez veces, que se detuviera. Asegura que circuló 40 metros marcha atrás por la acera, un trayecto en el que pudo atropellar a varias personas. Y añade que consiguió aproximarse en dos ocasiones, una a la altura de la calle Amparo y otra junto a Bravo Murillo, donde colisionó con una fachada.

Según reza en la denuncia, fue en ese momento cuando el superintendente se aproximó por el lateral para abrir la puerta del conductor, quien lo encañonó con un arma corta tipo pistola. Al ver el arma, el superintendente cesó en la persecución y unos minutos después el vehículo fue localizado en la Ronda del Pilar, donde fue detenido el conductor después de hacerse gestiones para identificar al último usuario de ese coche de alquiler.

Esto es lo que figura en la denuncia de Muñoz, que salvo en el importante detalle de la pistola –el arma no ha sido localizada–, guarda cierta similitud con lo expresado por el detenido. El policía dice que estaba identificando a un supuesto 'camello' y el detenido, que vio cómo un hombre canoso (el jefe policial vestido de calle) atracaba a otra persona.

Lo cierto hasta ahora es que tras la toma de declaración en la comisaría el detenido quedó en libertad con tres cargos distintos: atentado a la autoridad, tenencia ilícita de armas y un delito contra la seguridad vial.

Ese domingo no fue presentado ante la autoridad judicial, por lo que deberá comparecer cuando sea citado. En ese momento será interrogado sobre un suceso que supuestamente está grabado por las cámaras de seguridad, aunque las fuentes consultadas por HOY aseguran que en los vídeos que se han visualizado no se ve pistola alguna.

La ventaja de este caso es que existen cámaras, por lo que dentro de unos meses se sabrá qué sucedió el 8 de mayo en una zona en la que la Policía Nacional y la Guardia Civil acostumbran a realizar operaciones antidroga.