El sector agroalimentario de Extremadura es el segundo más competitivo de España

El sector agroalimentario extremeño es el segundo más competitivo de España. Así lo asegura el informe 'Prospectiva estratégica para el sector agroalimentario extremeño y andaluz', de la Asociación de Empresarios del Sur de España (Cesur), presentado ayer en la sede financiera de Cajalmendralejo, en Badajoz.

Entre otros datos, también se recoge que, gracias a esa competitividad, supera en un 10% la media española, como resultado de los bajos costes medios, los menores del país. No sólo eso: las exportaciones en Extremadura alcanzan los 1.166 millones de euros, el 2% de las exportaciones agroalimentarias españolas y 48,8% del total de las exportaciones regionales.

El informe, promovido por la Comisión de Agroindustria de Cesur, y realizado por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Monte (Etsiam), de la Universidad de Córdoba, en colaboración con la comisión, se presentó en la jornada 'Estrategias para afrontar los retos imposibles de las nuevas políticas agrarias'.

Allí se arrojaron varios datos, como que dentro del sector agroalimentario se reparten en 39.000 trabajadores en el sector primario (54%), 10.000 en la industria agroalimentaria (14,1%) y 23.000 en el sector comercializador (31,8%). O que Extremadura es «la región líder en la producción de ovino y caprino» con el 18,6% de la producción nacional, mientras que ocupa un papel destacado en la producción de ganado bovino con el 12,2%. Por su parte, las frutas ocupan un 4,5% y el aceite de oliva un 3,8%.

Además, en el informe de Cesur se analizan los indicadores de rentabilidad, desvelando que el Valor Añadido Bruto (VAB) de la región supuso en 2020 el 4,21%, mientras que en la relación con la renta agraria la contribución de Extremadura fue del 5%. «Por ello —indican en la prospectiva—, el VAB del sector agroalimentario de Extremadura alcanza los 2.840 millones de euros y supone el 16,3% del VAB total de la región y el 2,9% del VAB agroalimentario español».

Por otro lado, la contribución de la agricultura y la pesca al VAB agroalimentario representa el 56,2%, la industria agroalimentaria aporta el 19,8% y la comercialización el 24,1%.

Cabe destacar que Cesur también aborda lo que para la institución debería ser la «necesaria flexibidad» sobre las exigencias del Pacto Verde Europeo, la petición de la regulación de las importaciones de países terceros a Europa, y cómo la gestión de los recursos hídricos marcará el futuro del campo.

En el informe, Cesur también recoge algunos hitos, más allá de puros datos. Por ejemplo, ayer indicaron en la presentación que actualmente se pretende que la agricultura juegue un papel cada vez más acusado en la lucha contra el cambio climático, pero, para que esto sea viable «se requieren esquemas de certificación sencillos que estén basados en prácticas concretas».

O que la Renta Agraria en 2022 descendió un 5,5% en términos nominales, situándose en 27.861 millones de euros y un -8,7% en términos reales. Así, el incremento del 29,9% en los consumos intermedios ha impedido que los productores trasladen el impacto de este incremento a los precios de venta.

También que los estándares de calidad, seguridad alimentaria y respeto por el medioambiente y el bienestar animal de los productos agroalimentarios europeos «afectan a la competitividad de los productores españoles, por sus altos costes respecto a importaciones de terceros».

Y, por último, entre otros hitos, Cesur subraya en el informe que las encuestas muestran una mayor proporción de consumidores «cada vez más proclives» a un estilo de vida centrado en el bienestar, demandando alimentos saludables, seguros e incorporando atributos relacionados con el medio ambiente.

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