¿Qué ha pasado este jueves, 4 de diciembre, en Extremadura?
María del Carmen Carrillo y Montserrat Gómez, principales investigadores de Ctaex en Agromatter. PAKOPÍ

Restos de olivo para fabricar ropa

Economía circular. El centro de investigación Ctaex trabaja en el proyecto Agromatter, que busca aprovechar los residuos agrícolas para dar vida a nuevos productos que respeten al medioambiente

JOSÉ TOMÁS PALACÍN

Sábado, 7 de enero 2023, 07:37

Cuando se recoge una aceituna, solo el 20% de esta sirve para hacer aceite. Algo parecido pasa con la uva: el 25% sirve para vino, ... el resto es para orujo, lías... ¿Qué hacer con el 80% restante de las aceitunas? ¿Y con el 75% de la uva? ¿Cómo se podría optimizar su uso y aprovecharlo mejor?

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Actualmente, lo que se intenta desde ciertos ámbitos relacionados con la sostenibilidad es no hablar de residuos. Una palabra que consideran obsoleta, se habla de subproductos. Y esa es la premisa de Agromatter, el nuevo proyecto en el que trabaja Ctaex.

Se trata de una iniciativa financiada por la entidad pública CDTI, y está constituida por cinco centros: la extremeña Ctaex; Aitex (Valencia), Andaltec (Jaén), Itene (Palencia) y CTNC (Murcia).

A los residuos ahora se les conoce como subproducto, porque pueden reutilizarse para nuevos usos

Todos estos centros trabajarán para «aprovechar subproductos» de las industrias agroalimentarias con el objetivo de obtener sus principios activos y, de este modo, poder aplicarlos en nuevos productos relacionados con la industria textil, alimentos, plásticos, biofertilizantes...

Concretamente, se habla de cinco sectores para llevar a cabo el proyecto: el olivar, el vino y sector vitivinícola, cereales, brócoli y cítricos, principalmente el limón. Extremadura trabajará con restos de olivos, aceitunas, cereales y uvas, mayoritarios en la región.

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Como explica María del Carmen Carrillo, responsable del proyecto Agromatter en Ctaex, lo que se quiere es reformular la manera en la que se extraen los principios activos de los residuos: «Queremos una buena cantidad de fibra, como puede ser la de los cereales de trigo. O los antioxidantes, en el caso de los residuos de la industria vitivinícola. También tenemos huesos triturados de aceituna y restos de poda de olivares a los que les buscamos aplicaciones para no desperdiciarlos».

Por ejemplo, como ya han empezado con la investigación, a través de diferentes procesos de extracción han conseguido un alperujo atomizado que parece polvo. «Con esto, las industrias lo utilizarán en nuevos plásticos para introducirlo como cama para el suelo agrícola, o plásticos para invernaderos. Tiene propiedades antioxidantes, retiene mejor la humedad y es beneficioso para el cultivo», indica.

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En esta máquina se extraen los principios activos. Lo hacen con agua, el disolvente más natural. PAkopí

Por otro lado, la paja de trigo, subproducto de los cereales, serviría para mejorar el desarrollo de la industria textil y agrícola. Carrillo señala que se aplicaría en nuevos tipos de tejidos, reduciendo a la vez el consumo de agua, y siendo completamente sostenible porque es 100% natural, no se utilizaría nada sintético.

Poda

«Los restos de poda o de aceituna serían para lo mismo —asegura—. Cada parte no tiene una finalidad concreta. Se busca en todos los subproductos cuál puede ser su aplicación, intentamos buscarla para qué servirían mejor».

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Todos estos residuos irían en definitiva a productos funcionales. Nuevos alimentos, por su riqueza en fibra. O a los mismos envases de alimentos por sus agentes antioxidantes, haciendo que el propio envase favorezca la conservación del producto, y asimismo sirva para no añadir tantos conservantes porque el recipiente ya cumpliría su función.

Por su parte, Montserrat Gómez, responsable de Servicios Analíticos de Ctaex, aclara que el proyecto Agromatter empezó en mayo de 2021, y acabará en diciembre de 2023. Lo que les queda básicamente es la validación de sus ensayos, porque conllevan un tiempo de adaptación. De hecho, a lo largo del 2023 ya empezarán a probar los plásticos en invernaderos.

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Sin embargo, su verdadera función —junto con el centro murciano— es el de la extracción. Gómez lo explica así: «En Ctaex lo que hemos conseguido es la extracción con agua asistida con microondas y ultrasonidos. El resultado dará productos degradables, con sus propios productos, menos fertilizantes, menos pesticidas, porque si se les echan perderían sus principios antioxidantes».

Al alperujo, ya atomizado en el medio, le rodean los cuatro principales subproductos agrícolas.

Tras la extracción, lo que queda un producto sostenible. Y al agricultor le beneficia: gastaría mucho menos en insumos y a esos residuos se les daría una salida directa a nuevos productos concretos.

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«Al final, obtenemos nuevas formas de reutilizar los residuos. La hoja del olivo ahora solo se utiliza para polifenoles, nuevos materiales, pero no hay mucha investigación al respecto. Se aprovecha muy poco. El hueso de aceituna solo es para biomasa, para calderas de pelets. Pues le buscamos otra funcionalidad», razona.

Según Gómez, esto sirve para «cerrar el círculo», la famosa economía circular. «Reutilizar los residuos que generamos para volver a ponerlos al mercado y volver a usarlos y así. Nos movemos hacia el objetivo de obtener el producto más sostenible. Dará igual el coste, porque el mundo está girando hacia esta economía circular».

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Eso sí –recuerda–se intenta que sea rentable, porque si no lo fuera ninguna empresa lo adaptaría. «Aunque, que un producto sea sostenible, ya es un factor nuevo de venta».

La finalidad, además, es llegar a un proyecto más grande en el que entren empresas que pongan todo este sistema en marcha, incluidas compañías agrícolas. Ahora están solo en la fase de investigación. «El segundo proyecto sería con empresas, nosotros somos centros tecnológicos. Generamos conocimiento para la industria lo aplique. Nosotros nos quedamos a nivel piloto, no escalamos: no es nuestra misión».

El proceso de extracción

Como se ha citado anteriormente, el papel principal de Ctaex es la extracción. Pero no sirve cualquiera; según la investigadora Carrillo, lo que se busca es optimizar las extracciones sostenibles. ¿Y cómo se consigue? No utilizando los disolventes orgánicos que suelen ser convencionales, como puede ser el alcohol, la acetona o el acetonitrilo.

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«El tema de las extracciones es muy común. Pero se hace con este tipo de disolventes porque es la forma ideal para obtener más principios activos, es la manera más conocida para optimizar mejor esos productos». De ahí que la misión sea buscar otros procesos y ver cómo se puede mejorar.

Para ello, utilizan el tipo de extracción menos utilizado, con el disolvente más natural: el agua. Por tanto, hacen que se convierta en la opción más sostenible de todas.

El centro Ctaex está centrado, sobre todo, en extraer los principios activos de los restos agrícolas

«El etanol, por ejemplo, es dañino y muy contaminante para el medioambiente, igual la acetona,. En Ctaex utilizamos nuevas formas de extracción, como las asistidas con ultrasonidos, microondas, enzimáticas», explica Carrillo.

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Gómez, por otro lado, comenta que cualquier subproducto, como pueden ser los huesos triturados de las aceitunas, puede introducirse en el extractor con agua y así favorecer la extracción de los principios activos. «Y es de este modo como no utilizamos disolventes contaminantes».

Por ello, se echa disolvente adecuado en la máquina, esta se va evaporando y condensando y vuelve a pasar por la muestra del subproducto. Es así como los principios activos se van quedando. Este primer proceso de extracción puede durar unas cuatro horas, del que sale un producto líquido.

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Luego, en la de ultrasonidos, se mete el producto pastoso, y la fuente va agitando para favorecer la extracción —controlando las frecuencias y otras cuestiones—. Por último, la pasta se atomiza industrialmente para que se convierta en polvo. Y, de ahí, al centro que lo aplica a los nuevos productos sostenibles.

Con solo agua sería un proceso pobre, admite la investigadora, por eso añaden el factor de los ultrasonidos y los microondas, que optimizan y concentran mejor esos principios activos y antioxidantes de los residuos. «De los subproductos, mejor dicho», recuerda Gómez.

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