Cajas de fruta de Valdivia a todo el mundo

Cuando Alonso Muñoz comenzó a trabajar con 14 años en una empresa de Guareña que hacía platones para la exportación de uva, nunca pensó que, 50 años después, estaría al frente de la única fábrica extremeña de cajas de madera para el sector hortofrutícola. En aquel entonces, las fabricaba un grupo de carpinteros, mientras que hoy él cuenta con las más modernas máquinas capaces de producir hasta 45.000 envases al día.

Tras pasar por varias empresas relacionadas con el sector, fue hace 18 años cuando este empresario se dio cuenta de que todas las cajas para la fruta y la hortaliza extremeñas procedían de otras comunidades. «Entonces pensé que eso mismo se podía hacer aquí y lo elegí como forma de vida», comenta con orgullo el gerente de Envases Alonso S.L.

De su fábrica asentada en Valdivia, por ser una zona productora donde se mueve mucha fruta, salen hoy unas 25.000 cajas. Ese número aumentará y vivirá su temporada alta en veinte días cuando la recogida de fruta de hueso esté en pleno apogeo.

Las naves de esta fábrica cuentan con millones de cajas de madera apiladas que llegan hasta el techo esperando a ser repartidas. Pero antes de eso, han comenzado siendo planchas de pino procedentes del País Vasco en un 90% y el resto de Galicia, que después se cortan en tacos. El fondo de la caja, que es madera de chopo, viene de Murcia. El tercer componente que se emplea en su fabricación es el contrachapado de chopo o de MDF, que es un material compactado reutilizable hecho con subproductos de la madera. Esta última es una opción cada vez más extendida dado que el chopo empieza a escasear, explica Alonso, «a pesar de que nosotros utilizamos chopo industrial, es decir, cultivado».

El porqué de estos materiales es que, en el caso del pino, tiene la suficiente consistencia para aguantar el clavado de las grapas de acero galvanizado que unen las partes de la caja, y soportar los miles de kilos que llegan a pesar los palés cargados con la fruta. Por otro lado, el chopo es una madera más blanda que aguanta muy bien la absorción de la humedad y es transpirable, lo que hace que soporte muy bien los viajes de semanas en barco para la exportación, explica Fran Muñoz, encargado de la empresa.

Y es que las cajas que se fabrican en Envases Alonso llegan cargadas de fruta y hortalizas extremeñas no solo a España y Europa, sino también a Brasil, Canadá, China o Emiratos Árabes, confiesa. Y lo mismo ocurre con el ajo de Aceuchal, a cuyos productores también provee de cajas.

Pero antes de ensamblar todas las partes de una caja, lo primero es plasmar en el cliché la imagen con el logotipo de cada cliente. Se trata de una placa de gel y silicona con relieve que al pasar por las tablas realiza la impresión deseada con una tinta para uso alimentario. Esos serán los laterales de la caja. Lo último es el montaje del fondo grapando los ángulos de madera, «y ya solo quedaría ponerles la pegatina para garantizar su trazabilidad y tener el envase identificado para darle al cliente seguridad, y paletizar a mano», indica Alonso.

Sin embargo, aunque la mejor y más natural opción para transportar estos productos agroalimentarios es la madera, todavía son muchos los que siguen optando por las de cartón. También se fabrican en estas mismas instalaciones. Sin embargo, este material nunca soportaría 20 días en un barco, por lo que se suelen usar para trayectos cortos, asegura Fran, convencido de que no hay nada comparable al contacto natural de la fruta con la madera «ya que el cartón lleva un montón de químicos y aditivos».

Entre sus proyectos está la expansión, llegando a mercados de otras comunidades y de Portugal. Con su lema 'Somos Extremadura', Alonso sueña con dejar a sus hijos una empresa que demuestre al resto del mundo «las grandes cosas que pueden hacerse en esta región con solo proponérnoslo», asegura.