El vino blanco extremeño

LA DESBROZADORA ·

Viernes, 1 de abril 2022, 12:48

El mercado internacional busca vinos con personalidad y características cada vez más frescas. El vino blanco, que ha cargado durante décadas con el sambenito de vino de segunda frente al tinto, escala posiciones en el ranking de preferencias y ocupa cada vez más espacio en las cartas de los restaurantes españoles. Cuando se habla de vino blanco, se piensa en los que se elaboran en climas frescos: ribeiros, godellos, albariños... Y cuando se pide un blanco por copas en un restaurante extremeño, es raro que la oferta vaya más allá del verdejo de Rueda o el semidulce extremeño. Sin embargo, en Extremadura, las bodegas atentas al mercado están haciendo vinos blancos de nivel. Nuestros semidulces no faltan en ninguna carta porque la clientela joven, la de menos de 40, que es la que más come fuera de casa, se pirra por el Primavera, el Árabe o el Dulce Eva, pero los vinos blancos que se elaboran en bodegas de Trujillo, Cañamero, Puebla de Sancho Pérez, Almendralejo o Badajoz piden paso a gritos de calidad en los restaurantes y ya compiten con blancos gallegos y castellanos. Este mes, del 20 al 22 de abril, se celebra en Almendralejo la 21 edición de Iberovinac, una feria que nació con el siglo y vuelve a ser presencial, un Salón del Vino y la Aceituna de Extremadura que debe servir para reflexionar sobre tendencias y orientar sobre el mercado. En el suplemento Agro de mayo, deberíamos tener claro cómo apostar por el vino extremeño.

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