EN enero de 2020 el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico creó la Secretaría General de mismo medio nombre, para el Reto Demográfico; y ... dependiente de ella, la Dirección General de Políticas contra la Despoblación. Desde entonces poco o nada se había sabido de este asunto, a pesar de que fue uno de los grandes discursos políticos de las pasadas elecciones generales, no solo de los dos partidos que conforman el Gobierno, sino de otros varios. Pero entre crear discurso político y promover políticas reales puede haber una gran distancia.
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Hay que recordar que en nuestro país 5,7 millones de personas viven en más de 6.800 pueblos con menos de 5.000 habitantes, muchos de ellos con densidades de población por debajo de los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Además, entre 2000 y 2018 se perdió un 10% de población rural, el 11% en Extremadura.
Ahora, por fin, la Comisión Delegada del Gobierno para el Reto Demográfico ha presentado el denominado Programa de Recuperación, Transformación y Resiliencia, enmarcado a su vez en el Plan de Recuperación para el periodo 2021-2023; que hay que recordar, se diseña para recuperar y modernizar la economía española, en particular tras la crisis de la covid-19. Tiene la curiosidad de que el programa que nos ocupa excede con mucho la temporalidad de la pandemia que da lugar al plan que le arropa.
No tiene sentido seguir inyectando dinero en zonas de desarrollo inviable
En cualquier caso, se proponen 130 medidas con un presupuesto de 10.000 millones de euros. Es la primera vez que se pone sobre la mesa un programa específico dotado de presupuesto, lo que es un gran avance. Por cierto, unos fondos públicos que podrán ser completados con fondos estructurales de la Unión Europea.
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Las metas concretas que se pretenden alcanzar con la aplicación de estas medidas son: conseguir la necesaria dinamización social y económica de las zonas de interior, su rejuvenecimiento, la igualdad de oportunidades, el acceso a una formación permanente y de calidad y, en definitiva, lograr que las zonas rurales sean polos de desarrollo.
El objetivo de recuperación de población en zonas rurales está estrechamente relacionado con el de reactivación de su economía. Países como Alemania generan alrededor del 50% de su PIB en zonas rurales, y otros, como Reino Unido o Francia, el 40%. Sobre el papel estos datos nos muestran que tenemos un espacio de mejora amplio y que podría ser viable el desarrollo económico de nuestros pueblos, la creación de empleo y, por tanto, la consiguiente recuperación de población. Sin embargo, el desarrollo de las zonas rural en estos países se ha ido produciendo de forma acompasada con el del resto de los territorios, lo que ya no es factible en nuestro país. Lo que nos toca hacer es muy diferente, hay que forzar la máquina parar romper tendencias y revertir un proceso que quizás haya llevado a muchos espacios rurales a caer en barrena y a no tener ya posibilidad de recuperar el control de la nave.
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Por ello, es condición necesaria pero no suficiente, disponer de un plan sensato y con recursos. Puede que ya lo tengamos, y eso es una buena noticia. Ahora lo importante es aplicarlo e ir corrigiendo sobre las marcha todas las desviaciones que con seguridad se van a producir. Después y en función de los resultados, decidir qué territorios pueden seguir creciendo de forma sostenible, y cuales, muy a nuestro pesar, tienen que ser reorientados a otros fines. Porque lo que no tendría sentido es seguir inyectado dinero en zonas en las que se demuestre que es inviable su desarrollo socioeconómico autosostenible.
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