Cooperativa Tomates del Guadiana en Santa Amalia. HOY

Salvemos el tomate

Análisis ·

JUAN FRANCISCO BLANCO CORTÉS

Viernes, 4 de febrero 2022, 12:55

Pocos años ha tenido un cultivo tan importante Extremadura como este año el de tomate para industria, lleno de incertidumbre por tres aspectos fundamentales interrelacionados además entre sí: el incremento de los costes de producción para los agricultores, la negociación del precio y la situación de sequía de las cuencas del Guadiana y el Tajo que puede poner en peligro esta campaña de regadío.

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El cultivo de tomate tiene una importancia trascendental en nuestra región, en la que el peso capital de las cooperativas y de sus industrias ha mantenido a Extremadura como líder nacional en este cultivo y en su transformación. La pasada campaña se destinaron a este cultivo más de 23.300 hectáreas y se cerró con una producción final que superó los 2,1 millones de toneladas, el 61% de las cuales se produjeron en cooperativas y OPFH asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.

Todo ello justifica los pasos que ya dimos entonces para que la tendencia alcista en el precio que reciben los agricultores, que ya se dio el año pasado, continúe en los próximos años con el objetivo de dar un futuro a este cultivo en la región.

El cultivo de tomate para industria debe contar con un precio que permita a los productores cubrir los costes que asumen y tener una rentabilidad de la que vivir, como lógicamente debe ocurrir en cualquier otro trabajo. De lo contrario el agricultor puede no plantar tomate y optar por otros cultivos con precios más interesantes y una demanda creciente, más aún ante las perspectivas de la crisis Rusia-Ucrania.

Nos encontraríamos así ante un panorama en el que no habría tomate en Extremadura y no se cubriría la demanda de las industrias, especialmente ante la perspectiva de que esta campaña no haya agua suficiente para garantizar el riego.

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Si no ganan las dos partes –industria y producción– el cultivo no tendrá viabilidad. Ni este año ni en los próximos. Y eso supone, entre otras muchas cosas, dejar de ser líderes en este sector, frente a otras zonas productoras como pueden ser la de California, donde se ha incrementado el precio en un 25%, o Italia que está negociando un subida entre el 25 y el 30%.

Desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura lo que demandamos es una subida del 30% sobre el precio del 2021. Hay que tener en cuenta que los costes de producción han subido y el sector productor de tomate no puede subsistir con los precios actuales.

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Cierto es que esos costes también han subido para la industria, pero esta puede repercutirlo en su producto final. Hay que ser consciente de que esto también debe permitirse al agricultor, que ha visto cómo los costes de insumos, carburantes, mano de obra, etc. han subido drásticamente el año pasado y continúan haciéndolo en este.

De hecho, en Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura hemos realizado un estudio de esos costes, que hemos enviado al Observatorio de Precios de la Junta de Extremadura para que lo tenga en cuenta en su valoración en el trabajo que ya encargó para establecer los costes de producción del tomate para industria.

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Este coste lo ciframos en 8.900 euros por hectárea. Es el gasto estimado de producción que nosotros hemos calculado con el incremento de costes ya incluido. Y de ahí nuestra reclamación de pedir un precio mayor al que se pagó el año pasado, porque un importe de 8.900 euros por cada hectárea supone una alta inversión para un agricultor.

Especialmente en un año como este, en el que todo se está viendo agravado por la situación de los embalses de las cuencas del Guadiana y del Tajo. La primera se encuentra al 30% de su capacidad, mientras que la del Tajo está al 46%; y las dos se hallan entre las seis cuencas del país que están por debajo de la mitad de su capacidad total.

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Estamos ante una situación de fuerte sequía y las previsiones meteorológicas no son nada esperanzadoras. Así que la preocupación entre los agricultores es cada día más que evidente, puesto que la campaña de regadío está en serio peligro y eso supondría unas graves consecuencias para toda la región. Si no hay agua, se va al traste la economía y el empleo de muchos de nuestros pueblos.

Por eso, debemos hacer todos el máximo esfuerzo para que la campaña se desarrolle dentro de la normalidad que sea posible y no perdamos en nuestra región un cultivo tan importante desde el punto de vista social y económico como es el de tomate para industria. Es prioritario para todos que salvemos el tomate.

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