Pendientes del cielo

El sector olivarero extremeño está muy pendiente del cielo de cara a la campaña 2021/22, ya que la escasez de lluvias condiciona enormemente la productividad y rentabilidad de las explotaciones. Tanto, que la primera previsión de producción a nivel nacional se sitúa por debajo de las 1.387.000 toneladas de aceite.

La producción media de aceite de oliva en Extremadura en los últimos diez años, desde la campaña 2011/12 hasta la pasada de 2020/21, es de 47.175 toneladas y, sin embargo, la media de los últimos tres años es de 60.388 toneladas, según los datos que tenemos en Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.

Esta notable diferencia tiene como causa en la entrada en producción de nueva superficie. El olivar es un sector estratégico en Extremadura, que ha tenido además un importante crecimiento, con fuertes inversiones, tanto en el campo, apostando por el cultivo superintensivo e intensivo en regadío, como en almazaras, que han aumentado su capacidad de transformación y producción. No obstante, aproximadamente un 75% continúa siendo secano y dependemos de la climatología, y se han encadenado varios años con un importante déficit hídrico.

En la campaña 2018/19, en la que tuvimos un mes de marzo en el que las precipitaciones alcanzaron los 320 litros, se batieron récords, con una producción de más de 73.600 toneladas. Esta campaña que termina, con 360 litros a lo largo de todo el año, no llegamos a las 45.000 toneladas.

En principio la campaña, que comenzaremos en octubre, se vislumbra como buena en Extremadura, pero necesitamos las lluvias de septiembre y octubre y unas buenas perspectivas de precio. Hay que señalar también que, debido a los malos rendimientos en España y la baja producción internacional junto a un consumo estable, se va a conseguir reducir a mínimos el exceso de stock que teníamos. Esto provocó que los precios del aceite subieran un 40%, y se prevé que se mantengan.

Cada año se está imponiendo la tendencia a concentrar la producción en los primeros meses de campaña, siendo el mes de noviembre clave para la producción extremeña y consiguiendo que para diciembre este prácticamente recolectado el 85% de las aceituna. Esto se debe a la apuesta por los aceites más tempranos, que nos permite obtener un elevado porcentaje de aceite de oliva virgen extra de calidad insuperable.

Esta estrategia que está calando en olivar extremeño, tanto en el superintensivo como en el tradicional, nos está permitiendo ser un referente en calidad a nivel mundial y puede ser una oportunidad para poder diferenciarnos en un contexto en el que puede haber desequilibrios entre oferta y demanda debido al crecimiento de las producciones con mayor rapidez que el consumo.

Tenemos un producto estrella por sus beneficios para la salud, pilar indiscutible de la dieta mediterránea y elaborado con la máxima calidad, así que nuestro reto está en la comercialización, poniendo en valor todo lo que es y significa el aceite de oliva virgen extra, dando a conocer sus virtudes, nuestra cultura y no dejando de investigar e innovar.

Con todo ello, Extremadura es la tercera región productora de aceite de oliva y junto a Andalucía y Castilla-La Mancha suma el 93% de la producción media anual española de aceite de oliva durante la última década. Estos datos cobran especial relevancia si se tiene en cuenta que España se sitúa en el primer lugar mundial en superficie y producción de aceite de oliva, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que reflejan también que la producción española representa aproximadamente el 60% de la producción de la UE y el 45% de la mundial.

El sector del aceite de oliva ha tenido un crecimiento extraordinario en Extremadura y desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura consideramos que esta tendencia va continuar, aunque ante los desequilibrios y bajos precios que ponen en peligro la rentabilidad de muchos olivares se busquen otras alternativas como el almendro.