Estatuas de azúcar, y de sal
ANÁLISIS AGRARIO ·
En su campaña para reducir el consumo de azúcar, el Gobierno ha jugado con las estatuas de azúcar como imagen de referencia, y sería bueno que el sector remolachero no hiciera como la mujer de LotNunca está de más lo que ha hecho el sector azucarero de pedir al ministro de consumo Alberto Garzón que se acerque al campo a ... conocer la realidad del cultivo de la remolacha en nuestro país, y el importante papel que juega para las economías rurales y para el sostenimiento del tejido socioeconómico de muchos territorios. Sin embargo y a pesar de que este ministerio es bastante proclive a adoptar posiciones no siempre alineadas con la ciencia, en este caso concreto es una realidad que en España se consume azúcar por encima de las recomendaciones de las organizaciones acreditadas.
Publicidad
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) fija en menos de 30 gramos al día la ingesta indicada de azúcar, recomendando un consumo muy limitado de alimentos ricos en azúcares simples. Está en línea con los valores establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda consumir una cantidad de azúcar cuyo aporte calórico no supere el 10% del total de la energía diaria aportada. En España, según datos de la Aesan, el consumo en niños y adolescentes supera los 90 gramos al día. Datos al margen, y dando por cierto que habrá otras fuentes, la magnitud de la diferencia entre lo recomendado y lo consumido pone sobre la mesa un problema real que no va en contra de ningún sector en particular, sino a favor de la salud de las personas.
Por tanto, el ministerio no ha atacado al sector remolachero, sino que ha promovido, en palabras del propio ministro, el consumo moderado de azúcares añadidos y el consumo de cinco raciones de frutas y hortalizas, en particular en la población infanto-juvenil, la más sensible en esta materia. La base de una dieta saludable es precisamente esto, un consumo moderado y equilibrado de alimentos, y esto es muy difícil de criticar. ¿Que la alternativa son otros tipos de edulcorantes sobre los que también quedan muchas dudas con respecto a su impacto en la salud?, cierto; ¿que el azúcar es un excelente conservante y que además tiene buenas propiedades alimentarias para la elaboración de transformados?, también es correcto. Pero todo ello no reduce la relevancia del problema para la salud y, por tanto, para la economía, por el elevado coste que conlleva el tratamiento de las patologías derivadas para nuestro sistema público de salud. Entre otras la obesidad, que es una enfermedad multifactorial, en la que el azúcar forma parte del problema, junto con otros factores, como el sedentarismo o el propio metabolismo de cada persona, entre otros. Requiere por tanto de un abordaje integral que va más allá de la reducción del consumo de este hidrato de carbono, incluso con tratamientos farmacológicos, dependiendo de cada caso.
Pero volviendo al agro, se hace un flaco favor sobrerreaccionando. Si se quiere ganar credibilidad, es el propio sector productor y el industrial quienes deberían liderar las estrategias nacionales para promover el consumo moderado de azúcar. De esta forma, se dejaría de criminalizar este alimento y, en vez de tender a eliminarlo radicalmente de sus dietas, el consumidor buscaría ajustar su ingesta. De esta manera, quizás el impacto final sería mucho menor porque, no nos engañemos, para el ciudadano siempre va a prevalecer la salud sobre argumentos sectoriales y de socioeconomía rural, por muy relevantes que estos sean. En esta campaña para reducir el consumo de azúcar, el Gobierno ha jugado con las estatuas de azúcar como imagen de referencia, y sería bueno que el sector remolachero no hiciera como la mujer de Lot, porque se podría convertir en una estatua de sal, al dejar de mirar adelante y volver la vista atrás.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión