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Regino Grajera quita hojas en un viñedo a punto de cosecharse. J. C.

El consumo anima la vendimia

Realidad. La recuperación del mercado nacional y las expectativas del exterior chocan con el problema generalizado de costes y la guerra de precios entre productores e industria

CELESTINO J. VINAGRE

Sábado, 3 de septiembre 2022

En la parcela 'Las Veguitas', en el término municipal de Montijo, Regino Grajera mira el viñedo, lo aclarea quitándole hojas y espera que la cosechadora ... haga su trabajo cuando apenas ha salido el sol. «Desde las doce de la noche está aquí. La verdad es que con esto el problema de mano de obra para la cosecha se ha acabado», reflexiona Grajera, agricultor de Arroyo de San Serván, en la comarca de Mérida, mientras la máquina empieza a llevarse decenas de kilos de uva blanca, variedad macabeo, hacia un remolque. Minutos más tarde se depositará el producto en la cooperativa arroyana de Nuestra Señora de Perales.

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Es el ritual de cada año por estas fechas. La vendimia está en su apogeo en Extremadura y lo hace a medio camino entre la esperanza y la incertidumbre tras unos últimos meses no exentos de dificultades y una última campaña, la de 2021, desastrosa en cuanto a producción y con el vino atascado en las bodegas.

«Este año hay bastante más uva que el año pasado, pero menos que la media de los últimos años. Y de muy buena calidad», incide Miguel Monterrey, presidente de Nuestra Señora de Perales, y desde hace unos meses del grupo cooperativo Viñaoliva, la referencia del sector vitivinícola extremeño porque agrupa a las principales cooperativas que producen vinos y mostos.

El grupo Viñaoliva controla un total de 44.000 hectáreas de viñedo, esto es aproximadamente el 50% de la producción de Extremadura y por lo tanto un 5% de la producción total de España. Dispone de 15 bodegas y una capacidad de producción de 200 millones de litros.

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La vendimia se generalizado en Extremadura por la noche y hasta las primeras luces del día. javi cintas

«El sector vitivinícola lleva varios años produciendo a pérdidas, ya que los precios pagados por las uvas y el vino no cubren los costes», introduce en el debate Juan Moreno, viticultor de Ribera del Fresno y portavoz de la Coordinador Agraria COAG en Extremadura. Una realidad que, no por ser menos sorprendente, no deja de introducir nubarrones en un sector que, a falta de lluvia, cree en el consumo como motor de impulso.

Alberto Carrillo, gerente del grupo Viñaoliva, reflexiona de forma pausada. Y pone el foco en el contexto. El nacional es positivo; las exportaciones, ilusionantes.

«Hay una recuperación evidente del mercado nacional. Muy evidente. En eso ha tenido muchísimo que ver la reapertura del canal horeca (hoteles, restaurantes y cátering) como salida de nuestro producto. Han vuelto a llenarse los restaurantes, han vuelto las celebraciones y eso ha impulsado el consumo de vino», apunta en primer lugar.

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Competitivo

Carrillo agrega que a ese realidad del mercado interno se le suma, objetivamente, unas buenas perspectivas del foráneo. «Hay unas expectativas de crecimiento interesantes porque nuestro vino extremeño, el español en general, es muy competitivo. Falta que acompañe la situación económica mundial y la guerra de Putin se contenga o se reduzca», expresa el gerente del gran grupo cooperativo de Extremadura en comercialización de aceitunas de mesa, aceite y vino.

«Es que Rusia nos compraba mucho vino. Salían bastantes remolques desde la cooperativa de Perales», apuntala Grajera sobre el terreno. Algo más cuatro hectáreas de vino de la variedad macabeo, variedad blanca, que terminó de cosechar a mitad de la semana pasada.

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Los vinos jóvenes, blancos, aromatizados, van ganando muchos adeptos La cosecha es irregular, con más daño para las uvas no autóctonas y de secano

El viticultor arroyano se aferra al optimismo. «Si es que hasta el nombre de la parcela (Las Veguitas) es bonita. Y mirad qué buenos racimos y qué sanos», comenta al equipo de HOY desplazado a su viña en espaldera.

«No me puedo quejar. El agua este año para mí no ha sido un problema, pero los agricultores de secano, según el sitio, lo han pasado muy mal. Eso sí, como no llueva pronto el año que viene no tenemos agua para nada», enfatiza.

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En Extremadura, aproximadamente el 62% del viñedo es de secano mientras que el 38% restante o es de regadío propiamente dicho o tiene apoyo significativo con goteo.

«Ahora se llevan los vinos jóvenes, los frescos, los de menor graduación. Esta uva que estoy cosechando tiene 11 grados y es perfecta para eso», comenta Regino.

Remolque con uva blanca. JAVI CINTAS

«La tendencia es esa, sí. Los vinos aromatizados blancos. El problema que los tintos de barrica lo están pasando muy mal porque está cayendo mucho su consumo», confirma Monterrey en declaraciones a este periódico.

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Sobre este aspecto, el presidente de Viñaoliva subraya que los precios de los vinos blancos «son estables y con tendencia al alza y desde el punto de vista de los tintos aún es pronto, pero confiemos que se recupere el consumo de este a partir del verano».

Sobre este aspecto, concreta aún más el también viticultor de Arroyo de San Serván. «La campaña pasada empezamos a 4,10 euros el hectogrado de tinto, y terminamos con unos precios ruinosos sin cubrir coste ninguno, 2,50» , lamenta.

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Este año la vendimia se presenta de una forma irregular, especifica Juan Moreno, debido principalmente a las altas temperaturas y la escasez de lluvias «que llevamos varios años padeciendo».

Tendencia

Aclara el viticultor ribereño que los viñedos se encuentran con una situación «bastante desigual. Hay parcelas y variedades de uva que están soportando más o menos bien la climatología adversa», que son aquellas variedades autóctonas que están más aclimatadas.

Otras, señala, «están sufriendo mucho esta climatología adversa, como son las variedades tintas y algunas blancas como la macabeo, que se encuentran muy deshidratadas, como son la mayoría que no tienen riego de apoyo».

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Según datos manejados por Viñaoliva, la previsión para esta campaña es de unos 3,2 millones de hectólitros en Extremadura. Significaría, en caso de cumplirse, un descenso de un 9% sobre la media de los últimos cinco años en Extremadura.

«Hoy se ve una campaña ligeramente mejor que la desastrosa del año pasado, con más uva pero menos grado y rendimiento», añade el presidente del grupo Viñaoliva.

Efectivamenre, si la comparación se realiza con la campaña del año pasado, esta alcanzaría casi un 28% más de producción. «Pero es que la del 2021 fue una vendimia desastrosa y no puede servir solo para comparar», puntualiza Alberto Carrillo, quien insiste en todo caso en que «todavía queda mucha campaña por delante y no se puede aseverar cómo va a acabar».

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Lo que sí tiene claro el sector es que el secano va a ir perdiendo peso..., si la disponibilidad de agua lo permite. Extremadura sigue siendo una tierra en la que la vid se desarrolla en su mayor parte en secano pero «las producciones aseguradas llegan con el agua, bien sea de apoyo, bien con el viñedo de regadío. Hacia ese tipo de viñedo nos dirigimos siempre que sea posible», señala el gerente del grupo cooperativo que tiene su sede en Almendralejo.

La cosechadora de la cooperativa de Perales recoge uva blanca en una parcela de Montijo. JAVI CINTAS

Cambia el mercado

«Esto ha cambiado mucho. Antes la viña estaba a expensas de lo que caía del cielo, se buscaba vinos tintos, en general, y de muchos grados. Ahora el mercado va por otro lado y lo que se busca es tener agua asegurada, al menos un mínimo», comenta Grajera en su explotación situada en el término montijano aunque pegada a la localidad de Torremayor.

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El viñedo extremeño sigue realizando inversiones elevadas en busca de mayores producciones e insistiendo en variedades que ofrezcan calidad y respondan también a las demandas de los consumidores.

«El sector se ha profesionalizado mucho y tenemos vinos como el del cava, que ha crecido muchísimo y muy bien en España. Pero todo eso se sustenta en que nos paguen bien por lo que hacemos. No queda otra», avanza Miguel Monterrey.

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