¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
Juancho Pérez con la camiseta de España, que defendió en 204 ocasiones. / HOY
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«Me haré el duro para no llorar»

El internacional pacense Juancho Pérez, pone fin a su carrera este sábado en Pamplona, donde espera no derramar lágrimas

MARCO A. RODRÍGUEZ

Viernes, 15 de mayo 2009, 02:33

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Paula tiene cinco años y una primera preocupación en la vida: que su papá le dé las buenas noches cada día. Pa-ra un deportista de elite, que lleva en su mochila más de 200 internacionalidades con España más lo jugado en Europa con sus clubes, esta 'carga' de la paternidad se complica con tanto viaje y compromiso. El teléfono no es sustituto equivalente al abrazo y eso Paula lo echa de menos. Hasta mañana sábado, en Pamplona, donde uno de los grandes del balonmano -y no sólo por sus más de dos metros de altura- el pacense Juancho Pérez, pone fin a una dilatada carrera en el Portland San Antonio-Torrevieja.

Aunque dice que se levantará como cualquier día -a las siete de la mañana para darle el biberón a Juan, el hermanito de siete meses de Paula- sabe que no podrá controlar las emociones de esa fecha, la de su despedida de la competición. «No tengo nada pensado. Me levantaré pronto como siempre para atender a los niños, y por la tarde iré al pabellón a jugar este partido tan especial. No tengo una hoja de ruta de lo que pasará el sábado pero creo que me emocionaré. Intentaré hacerme el duro para no llorar, pero supongo que alguna lágrima se me escapará. De todas formas, esto es algo que sabemos que debe llegar, porque la vida deportiva tiene fecha de caducidad», contesta el campeón del mundo cuestionado sobre sus sensaciones en los días previos al adiós.

La vida del deportista tiene sus ventajas pero también serios inconvenientes, a juicio de Pérez. «Los viajes son lo peor. Cuando tienes niños se nota más. Con España estaba semanas enteras fuera de casa y tienes que hablar con tu hija por teléfono. Los niños no lo entienden aunque trates de explicarlo. Ahora tendré más tiempo para la familia».

Será un hasta luego más que un adiós, porque a falta de concretar aspectos, aportará su experiencia al Balonmano Pines de Badajoz, con quien ya ha colaborado en el pasado. La intención de Juancho es permanecer un curso más en Pamplona, su casa desde hace ocho años, para después trasladarse definitivamente a Badajoz.

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Un equipo extremeño

Preguntado por su mejor recuerdo, rememora una anécdota sucedida en Túnez, cuando España se proclamó campeona del mundo. Cuando salían del pabellón tras ganar el título, se encontró con un hombre de unos 55 años que portaba una bandera de Extremadura y que le espetaba «vamos paisano, con dos co...». Y es que Juancho siempre ha tenido en su memoria a su tierra, antes y después de convertirse en el segundo internacional más laureado tras Demetrio Lozano. Una de sus aspiraciones hubiera sido defender la camiseta de un equipo regional que tuviera cierta entidad, pero entiende que los grandes buques del balonmano español precisan «importantes inversiones que en Extremadura son difíciles de ver».

A Juancho le «tocaba la fibra sensible» que su hija le dijera durante una concentración que se iba a acostar y que quería ver a su padre en casa cuando se despertara. Después de este sábado, no tendrá que pedir ese deseo.

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