Urgente Herido muy grave un hombre de 28 años tras una salida de vía y vuelco en la provincia de Badajoz
Pase de pecho de Alejandro Talavante ayer, en La Maestranza de Sevilla, al primero de su lote. :: EFE
TOROS

Oscuro cierre del abono de La Maestranza

Cartel de campanillas, decepción mayúscula. Lote deslucidísimo de 'juampedros' para un Morante exquisito; discreta vuelta de 'El Juli'; Talavante, irregular

BARQUERITO

Lunes, 30 de septiembre 2013, 11:44

El primer toro de Juan Pedro se paró en seco después de picado. Antes tuvo el honor y el gusto de catar el capote de Morante en un saludo airoso y caro. Morante se retiró de la escena como si no hubiera pasado nada y fue a colocarse detrás del caballo de pica. La manera de recoger y doblar la capa fue deliciosa. El puyazo fue trasero y lesivo. Aplomadísimo, pareció incapaz de moverse el toro. Morante le pegó tres bellos muletazos de pitón a pitón antes de atacar con la espada. Una estocada trasera.

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La primera decepción de la tarde pero no la única ni la última. Iba a ser, con la excepción de los dos toros que mató Talavante, corrida sin aire ni voluntad ni chispa ni fuerza. Un marmolillo el toro que abrió el desfile; distraído y escarbador el segundo, el toro con que el que reaparecía 'El Juli' en Sevilla tras la grave cornada de la Feria de Abril; parado y solamente topón el segundo de Morante; brusco y a la defensiva el quinto de la tarde.

La gente quería volver a ver a Morante torear de capa, pero hasta eso les negó a las dos partes el cuarto de corrida, que al tercer lance ya estaba echando los bofes. Se pidió con cierta bronca la devolución del toro. No procedía. Morante tomó al toro de cerca, le pegó seis muletazos de buen compás y pareció saber mejor nadie que el toro iba tan solo a pegar topetazos. Media estocada.

Franceses, catalanes, vizcaínos, aragoneses, portugueses, madrileños de Colmenar y de la capital, muchísimos extremeños, de todas partes habían venido a ver a Morante en la última de sus cuatro tardes de abono en Sevilla . Un chasco. Estaba la plaza llena hasta la bandera.

'El Juli' cumplió el trámite sin empacho ni paciencia: solo al delantal en el toreo de capa, once lances en línea al segundo de la tarde, no tantos al quinto. Muy regañados los medios viajes del segundo juampedro, que o echaba las manos por delante o claudicaba; correoso y escarbador el quinto, y entones anduvo porfión Julián, que acertó con la espada en los dos turnos. Un quite de Morante a Santi Acevedo en banderillas -el capote revoladísimo y Morante, cruzándose en cuanto pasó perseguido Acevedo- se celebró sin ruido.

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Aunque planteadas en buen terreno y hasta bien armadas, las dos fueron faenas de más a menos y en las dos, algo eléctricas, vino a subrayarse un desencanto creciente. Tal vez a Alejandro Talavante le pesara en el sexto el ambiente de decepción. El sobrero le había dado la oportunidad de cambiar el signo de la corrida.

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