¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
La casa tuvo que ser desalojada tras ceder el techo. :: CASIMIRO
BADAJOZ

Un nuevo derrumbe en la calle Luis de Morales deja a una familia en la calle

La viga se desplomó a la 1.30 de la madrugada sin causar heridos, pero los técnicos municipales han ordenado precintar la casa por temor a nuevos desprendimientos

EVARISTO FDEZ. DE VEGA

Martes, 16 de julio 2013, 11:52

Antonio Navarro Saavedra ha perdido todo lo que tiene. Conserva la vida, eso sí, y a su familia -tiene compañera y cinco hijos-, pero ayer por la mañana tuvo que desalojar la vivienda en la que ha pasado sus 39 años de vida. Esta casa de dos plantas ocupa el número 52 de la calle Luis de Morales y fue entregada a su padre cuando Manuel Rojas era alcalde. «Mi padre es limpiabotas y vendedor de lotería, como yo. Ha trabajado toda la vida en el hotel Río, y Manuel Rojas le dio la casa para que pudiera criarme a mí y a mis nueve hermanos».

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Los vecinos más antiguos cuentan que ese inmueble pertenecía a una joven que decidió «meterse a monja». A partir de ese momento, el Ayuntamiento se habría hecho cargo de la propiedad y el regidor de la época decidió que lo mejor era entregarla a una familia que lo necesitara realmente.

Eso ocurrió varias décadas atrás . Desde entonces, Antonio Navarro creció en el número 52 de la calle Luis de Morales, justo en el lugar donde se encontraba en la madrugada de ayer cuando la viga se vino abajo. «Primero escuché un estallido, luego sonó cla-cla, y al momento cayó la viga».

Planta alta deshabitada

El accidente afectó a la planta alta, que llevaba tiempo deshabitada por el riesgo de desplome que existía. Pero en el bajo, debajo del lugar sobre el que impactó la viga, está la habitación en la que duermen los hijos de Antonio, cuyas edades van de los 9 a los 18 años. «Nos hemos llevado un susto de muerte», reconoce el afectado.

Eso ocurrió a la 1.30 de la madrugada y rápidamente se desplazaron a la zona varios agentes de la Policía Local. También llegaron los bomberos para valorar la situación y más tarde se desplazaron los técnicos municipales de Urbanismo, que determinaron la imposibilidad de seguir ocupando la casa. «Nos han dicho que saquemos los muebles y que no volvamos a entrar. Nos quedamos todos en la calle».

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El Ayuntamiento de Badajoz pagó una pensión a la familia para que pudiera pasar la primera noche, pero Antonio Navarro no sabe qué será de ellos a partir de ahora. «Nosotros siempre nos hemos dedicado a la lotería y a limpiar botas. Es un trabajo honrado, pero no deja mucho dinero, por eso no hemos podido reparar la casa». Navarro recuerda que su padre restauró la parte de la cubierta que estaba en peor estado, pero no tocó la zona que ha cedido ahora «porque entonces estaba bien».

Los técnicos de urbanismo han aconsejado tirar la parte más afectada de la vivienda y apuntalar la planta baja, una solución que obligará a los moradores a marcharse. «Necesitamos un lugar donde guardar los muebles y un sitio donde vivir, estamos sin nada».

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