Verde esmeralda, la esperanza de 2013

Ya queda menos para despedir el año y dar la bienvenida a un 2013 con el que los mayas no contaban. Los próximos doce meses serán duros y estarán marcados por una situación económica más que preocupante. Ante esa falta de esperanza y positivismo, la empresa Pantone, dedicada al mundo del color de las artes gráficas, quiere alegrarnos un poco la vida con un verde que también ha bautizado una piedra preciosa: el esmeralda -Pantone 17-5641 Emerald-. El motivo por el que ha sido nombrado como el tono oficial del año por esta compañía es que «aumenta nuestra sensación de bienestar, el equilibrio y la armonía», además de representar «la elegancia y la belleza». Una tonalidad que ha sido elegida en una paleta con más de mil opciones.

En 2000, Pantone inició esta tradición con el azul cerúleo y ya llevan trece. Entre los seleccionados hay gamas tan dispares como el rosa fucsia (2001), el azul turquesa (2005), el amarillo mimosa (2009) y el que termina su reinado a finales de este mes: el tangerine tango, un naranja rojizo con fuerza. Para dar con ellos, esta empresa se mete de lleno en el mundo de la industria del entretenimiento, el arte, la moda y la televisión para descubrir las influencias del color.

Después del descubrimiento del verde menta, las tonalidades hierba seguirán pegando fuerte por un tiempo, aunque destacará este hermano brillante, vivo y exuberante. El esmeralda, además de lujo y majestuosidad, simbólicamente trasmite «una sensación de claridad, renovación y rejuvenecimiento», desvela Leatrice Eiseman, directora ejecutiva del Pantone Color Institute. «Como lo ha hecho a lo largo de la historia, este verde es multifacético, tiene chispa y fascina». Por eso muchas famosas como Angelina Jolie, Paz Vega, Sofía Vergara, Mila Kunis, Christina Aguilera y hasta Kate Middleton cuentan ya con algún que otro modelito de este color en su armario.

«Este tono universal, potente y atractivo se implanta fácilmente en la moda y la decoración de interiores», reconoce Eiseman. Por eso no solo inunda los percheros, también podemos verlo en zapatos, bolsos, bisutería, elementos decorativos e incluso cosméticos. Para aquellos que tengan dudas a la hora de combinarlo, un consejo: los más arriesgados apuestan por mezclarlo con el morado para realzar el contraste.