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BADAJOZ

Un adiós de 1.500 euros

La solvencia económica de las parejas afecta a la posible separación o divorcio, «quien no puede pagar una casa, mucho menos dos»La crisis frena el crecimiento de las rupturas matrimoniales en la provincia

ÁNGELA PÉREZ

Domingo, 14 de octubre 2012, 02:41

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Dicen que cuando el dinero sale por la puerta el amor salta por la ventana. Sin embargo, paradójicamente, la historia refleja que esto no es del todo cierto, al menos a la hora de hacer oficiales las rupturas matrimoniales.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el número de separaciones y divorcios acontecidos en la provincia pacense sufrió un incremento importante durante los primeros años de este siglo, pasando de 886 en 1998 a 1.521 en 2006. Mientras que una vez instaurada la crisis económica, este aumento se vio frenado de manera brusca, manteniéndose entre 1.200 y 1.300 la cifra de rupturas. Tal y como explica el sociólogo Artemio Baigorri, estos datos reflejan una realidad evidente: «Las crisis económicas impactan en las relaciones de pareja».

El crecimiento del ladrillo, detalla, ha ido junto con el boom de los divorcios. Igualmente, los momentos económicos más duros han supuesto un parón tanto para las rupturas como para las uniones matrimoniales. «Los datos de los últimos treinta años en el país reflejan que la crisis de 1983 y la recesión de 1992 afectaron a las separaciones, lo mismo que ocurre ahora».

El motivo principal es muy sencillo, el dinero. Al igual que los enlaces suponen un aporte económico importante, divorciarse también tiene su cuota. En concreto, para llevar a cabo una separación o divorcio es absolutamente obligatorio los servicios de un abogado y un procurador al menos. Según informa el abogado matrimonial Leopoldo López Cacenave, el Colegio de Abogados de Badajoz tiene estipuladas unas normas orientativas de honorarios para los letrados en estos actos. En la provincia, se sitúa entre 1.000 y 1.200 euros. A esto debe sumarse el arancel de los procuradores, que se fija entre 200 y 300 euros. Así, el divorcio o la separación le cuesta a un pacense entre 1.200 y 1.500 euros aproximadamente, sin tener en cuenta la liquidación de bienes.

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Pero existen dos tipos de divorcios, de mutuo acuerdo o por lo contencioso. En el caso de que la pareja decida llevar a cabo una ruptura de mutuo acuerdo, se redacta un convenio regulador, donde se estipulan las medidas a tomar (atribución de la guarda custodia, el régimen de visitas, la pensión alimenticia y, en caso de ser necesario, la pensión compensatoria), que posteriormente es ratificado por el juez. En esta situación tan solo sería necesario un abogado y un procurador. Sin embargo, si el divorcio tiene que ir por lo contencioso, el proceso se encarece, en primer lugar por la necesidad de un abogado y un procurador para cada cónyuge.

Este proceso tiene un tiempo de espera. Tal y como recalca López Cacenave, en la capital este tipo de procedimientos es «muy rápido». «El juzgado número 4, encargado de ello, trabaja de forma muy eficiente, y en tres meses desde la presentación de la demanda, suele estar la sentencia», asegura. Hasta que transcurre ese tiempo, destaca, los cónyuges pueden solicitar de forma provisional unas medidas para regular la situación. En los casos donde existe violencia, estas medidas, denominadas provisionalísimas, en las que se fijan la atribución de la guardia custodia, el régimen de visitas y la pensión alimenticia, se imponen de manera urgente, «en una semana está». Si no, las medidas provisionales pueden tardar un mes aproximadamente.

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Solvencia

La crisis ha frenado el crecimiento de los divorcios y separaciones, pero, por el contrario, comparando los datos de hace una década, el 2002, y los del pasado año, el número de personas que han roto su matrimonio con una edad entre los 50 y los 59 años ha aumentado notablemente, de 196 a 419. En segundo lugar estarían los cónyuges de 40 a 49 años de edad, que han pasado de 590 a 852. También, y a consecuencia de esto, las personas que llevaban más de 20 años juntos son las que más separaciones y divorcios realizan, 264 en el 2002 y 414 el pasado año.

Según explica el sociólogo Baigorri, se debe a la solvencia económica. «Las personas de estas edades son las que se encuentran en mejores condiciones, frente a los jóvenes». A esto se le suman características como que los hijos son mayores, que el impacto es menor y que en ocasiones estos matrimonios cuentan con dos viviendas, con lo cual no provoca tanto trastorno tener que vivir separados. «Si la pareja apenas tiene dinero para mantenerse juntos, separados es mucho peor, pasan de mantener una casa a dos. El divorcio implica normalmente un retroceso en la economía familiar y eso se nota». Por esto, tras la crisis se dispararán los matrimonios, con los que ahora hay paralizados, hasta que se estabilicen y continúe su crecimiento habitual, asegura Baigorri.

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Divorcio exprés

Las rupturas matrimoniales se dividen en tres tipos: nulidades, separaciones y divorcios. La nulidad eclesiástica o civil debe ser justificada ante por el órgano competente que anulará el matrimonio.

En el caso de las separaciones y los divorcios, existe una principal diferencia: «El que está separado curiosamente está casado», indica López. La separación, explica, únicamente implica el cese de la convivencia conyugal aunque las medidas que se toman son prácticamente idénticas a las del divorcio y el proceso es similar. Sin embargo, la persona separada continúa casada y no podría contraer de nuevo matrimonio sin antes divorciarse, lo que implicaría dos procesos. Por su parte, el divorcio supone una disolución total del matrimonio.

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Los datos de los últimos años reflejan que los divorcios han aumentado en detrimento de las separaciones. Mientras que en 2004 en la provincia hubo 925 separaciones frente a 384 divorcios, en 2006 las separaciones bajaron a 266 y los divorcios aumentaron hasta los 1.255.

Esta línea está fijada por un cambio legal. Con anterioridad a la ley del divorcio, la ley 15/2005 de 8 de julio por la que se modificó el Código Civil y la LEC en materia de separación y divorcio, era necesario separarse con anterioridad para divorciarse y el plazo para presentar la demanda era de 12 meses después de la fecha de la unión matrimonial. Sin embargo, la modificación supuso que una pareja puede divorciarse directamente y solicitarlo habiendo transcurrido tan solo tres meses después del enlace.

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