Los jugadores del Cáceres celebraron por todo lo alto la clasificación para semifinales. :: JESÚS MATÍAS
BALONCESTO

El Cáceres, a semis con un triunfo épico

El rival en la siguiente ronda será el Melilla a partir del próximo viernes y con los primeros partidos allí Los extremeños ganan el quinto en Burgos superando el ambiente hostil y los problemas físicos

CLAUDIO MATEOS

Miércoles, 16 de mayo 2012, 13:13

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El mayor éxito desde la refundación del club. Eso fue nada menos lo que consiguió ayer el Cáceres Patrimonio de la Humanidad con su épica victoria por 74-77 ante el Autocid Ford Burgos en una noche inolvidable de baloncesto, en un partido tremendamente igualado y pleno de garra e intensidad hasta el último segundo. Los extremeños se clasifican por primera vez desde el ascenso de 1992 para una semifinal por la ACB, y se medirán al Melilla, que ayer se impuso al Lleida también en el quinto partido de su serie.

En el arranque del encuentro se juntaron unos instantes duda con una salida en tromba del Burgos que recordó peligrosamente al inicio del primer choque de la serie. Los locales aquirieron una ventaja de seis puntos (8-2), pero el Cáceres enseguida entró en faena e igualó las cosas, liderado en el ataque por Dani Rodríguez y por un motivadísimo -y acertado- Francis Sánchez, que se siente como pez en el agua en ambientes tan hostiles como el de anoche. Funcionaba también el rebote ofensivo, de modo que los extremeños disponían de suficientes armas en buen estado de uso para hace frente a un Burgos que, de nuevo, se encomendaba con un acierto anormal a la línea de 6,75.

Tras el 21-23 con el que finalizó el primer cuarto continuó sobre el parqué una batalla igualada, en la que se peleaba cada balón con furia y se le leía la motivación extrema en el rostro de los jugadores. Francis y Carlos Cherry daban la réplica a los triples que seguía anotando el conjunto castellano. Dos puntos arriba Cáceres, dos puntos arriba Burgos, con algunos arreones de ambos que nunca superaban los cinco de diferencia. Así iban pasando los minutos en el que, al fin y al cabo, era el escenario más favorable que manejaba Aranzana antes de empezar el partido. Lo importante era mantener la igualdad, llegar al final con las opciones intactas y tratar de explotar entonces los nervios de los locales. Una canasta sobre la bocina de Sedlak permitió al Cáceres retirarse al vestuario con ese puntito de moral que da ir por encima en el marcador (40-42).

La igualdad extrema se mantuvo durante el tercer cuarto a medida que El Plantío se iba caldeando más y más. Era imposible para los equipos despegarse, aunque el Cáceres atravesó un momento muy delicado cerca ya del final cuando los locales se pusieron seis arriba (61-55). Esta vez fue Xavi Forcada quien lo solucionó anotando seis puntos seguidos. Al último periodo se llegó 65-63 con todo por decidir y los corazones infartados

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Fueron seguramente los diez minutos más impresionantes que ha vivido este equipo desde su refundación, en el que sucedieron todas las emociones posibles. Al principio se mantuvo la igualdad, pero luego el Burgos logró abrir un hueco de cinco puntos que a esas alturas parecía muy complicado de remontar. Pero entonces apareció Antelo para desatascar el ataque cacereño e igualar el partido a 71 con dos minutos y medio por delante. Seguidamente llegó el desconcierto ofensivo. Aranzana mandó una defensa en zona 1-2-2 con Olmos en el centro nunca puesta en prática hasta ahora que secó literalmente a los locales.

Mientras, Francis se sacó de la manga uno de esos lanzamientos inverosímiles tan suyos, seguido de dos tiros libres y colocó a su equipo cuatro arriba (71-75) con poco más de 30 segundos por jugarse. Un triple de Mateo Kedzo para el 74-75 aún llevó algo de angustia a las filas verdinegras, pero el Cáceres gestionó bien ese punto de oro en los segundos finales, Antelo no falló desde el tiro libre, el Cáceres se impuso por 74-77 y se desató la fiesta de los jugadores sobre la cancha burgalesa y con la veintena de aficionados llegados desde Cáceres que vivieron una noche que nunca olvidarán. Mientras, en Cáceres, sonaron los cláxones de los coches por el centro de la ciudad.

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