Juan Barrero, junto a su hijo Javier, en la tienda pacense. :: CASIMIRO
Confundida con la empresa que se negó a celebrar una boda gay

Insultos y amenazas por compartir nombre con Bodegas Santa Marina

El local de Badajoz ha visto como alguien escribió la pasada madrugada con tiza en su fachada la palabra homófobos

C. J. VINAGRE

Sábado, 5 de noviembre 2011, 02:10

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La Bodega de Santa Marina está en Badajoz, en el número 34 de la conocida calle pacense. Bodegas Viñas Santa Marina se encuentra en Mérida, en una finca de 220 hectáreas. La primera, la dirige la familia Barrero; la segunda, la Alvear, con su patriarca, Álvaro, al frente, el empresario que ha vetado la celebración de una boda gay en sus instalaciones. Parece claro que se trata de dos empresas distintas, sin relación, pero para más de uno no lo es. Una confusión que ha derivado en masivos envíos de correos electrónicos a la vinatería pacense en los que se mezcla las quejas por la negativa a celebrar la boda homosexual, la amenaza de boicotear sus productos y el insulto a los responsables de la tienda.

Incluso, el local de Badajoz ha visto como alguien escribió la pasada madrugada con tiza en su fachada la palabra homófobos. «Estamos preocupados, sinceramente. Nos han confundido y nos está causando problemas, no solo de imagen sino comerciales», resume, con evidentes signos de inquietud, Juan Barrero, de 56 años, el responsable de un negocio que ayer cumplió seis años de vida y que cuenta con el reconocimiento de sus productos y una clientela asentada.

Sin embargo, el caso de la negativa por parte de Bodegas Viña de Santa Marina a acoger la celebración de una pareja homosexual de la región les ha tocado de rebote y admite que le está haciendo daño económico y prestigio.

«Vendemos vinos, hasta 300, nacionales y extranjeros (de Chile, Nueva Zelanda, California) y somos distribuidores de un montón de bodegas. Cualquiera que preste atención sabe que nuestro nombre y nuestra oferta comercial no es igual a la de la bodega de Mérida, a la que no estamos vinculados por nada, pero más de uno no se entera y nos preocupa por lo que está pasando», relata Barrero.

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En su tienda, centrada en la distribución de vinos, se han empezado a recibir desde el miércoles correos electrónicos en los que no sólo se les afea, como si fuese decisión suya, la anulación de la celebración de boda en sus instalaciones sino que se les advierte que no comprarán sus vinos y animarán públicamente a ejecutar ese boicot.

Algunos escritos, incluso, no son comedidos y contienen directamente insultos, algunos de los cuales se han pintado en la facha de la tienda, enclavada en una zona especialmente comercial de la capital provincial.

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La familia Barrero entiende que la dinámica es peligrosa y hace un llamamiento a saber distinguir una empresa de otra aunque ambas compartan los vocablos de bodega y Santa Marina. «Confiamos en que el asunto se aclare definitivamente cuanto antes aunque esto debería estarlo desde el inicio», agrega.

La Junta, a través de su portavoz y vicepresidenta, Cristina Teniente, se pronunció ayer sobre el veto a la pareja gay. En una escueta referencia al caso, rechazó «cualquier tipo de comportamiento que pueda llevar a un ataque homófobo» y concretó que el Gobierno regional «no ha hecho hasta ahora ningún tipo de averiguación» al respecto.

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