¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
COSAS QUE PASAN

EL PELIGRO DE MIRAR CULOS

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Jueves, 1 de septiembre 2011, 02:14

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Los salesianos me enseñaron que, al cruzar una puerta, hay que ceder el paso a las señoras; pero que, al subir unas escaleras, hay que ascender delante de ellas. Cuando me explicaron este complicado proceso de cesiones y adelantamientos, pregunté por la razón de ir en cabeza al subir las escaleras. Me aclararon que era para evitar la tentación de miradas concupiscentes, que podrían molestar a las señoras e incitar al caballero a regodearse en visiones lujuriosas. Yo era muy joven y no me enteré mucho, pero al buscar la palabra concupiscente en el diccionario, se aclaró todo. Desde entonces, practico este difícil arte de la urbanidad: ceder y adelantar, ceder y adelantar. Es un lío, pero las señoras lo agradecen y me evito situaciones como la que sufrió un probo y digno caballero cacereño la otra mañana, entrando en la parte antigua por las escaleras que dan al palacio de la Generala. Una chica subía los peldaños y el susodicho varón iba detrás de ella fijándose con vehemencia en su figura deslumbrante, no sé si con concupiscencia o no. De pronto, la señorita se dio la vuelta y le soltó: "Pase usted delante porque no sé si lo sabe, pero en las escaleras hay que adelantar a las señoras y no subir detrás de ellas". El tipo enrojeció, balbuceó y subió deprisa, corrido, avergonzado y con la concupiscencia por los suelos. Yo, que bajaba las escaleras, sonreí a la chica no fuera a soltarme también alguna fresca, pero ella solo me dio una explicación: "¡Coño!, es que estaba harta, el tío venía mirándome el culo desde el Gran Teatro".

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