¡Badajoz, Badajoz es mi equipo!
Los pacenses juegan a las 12 con el Mérida en el Nuevo Vivero. Si ganan, campeones. Lleve usted a su mujer, a sus hijos, a sus sobrinos, a su suegra... Llenemos el campo
ENRIQUE FALCÓ
Domingo, 18 de abril 2010, 02:05
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MI compañero Gonzalo es un 'pesao'. No cesa de repetirme que con las chorradas que escribo cada domingo ya me vale no haberme acordado del Badajoz, el equipo de nuestra ciudad, al que tenemos abandonado. Gonzalo tiene también sus cosas buenas y es que, además de compañero de trabajo, es mi amigo, como mis también compañeros y amigos Reyes, Iván, Carlos, Raúl, Fran y tantos otros. Son demasiados para llevarles la contraria. ¡Y además tienen razón, que narices! Son personas que aman y adoran al equipo de su tierra, con 105 años de vida nada menos, parte de la historia de nuestra ciudad durante los siglos XX y XXI. Han conseguido que se me caiga la cara de vergüenza por no haber sido mi menda el impulsor de este artículo de homenaje y apoyo en tiempos tan difíciles. Parece mentira la de tiempo que llevo sin dejarme caer por el Nuevo Vivero para apoyar a nuestro club, ahora que le hace más falta que nunca. ¡Con la de veces que pude ver jugar al Badajoz desde la cabina de prensa del viejo Vivero! Me encantaba ir al fútbol con mi padre, por aquellos tiempos redactor de Deportes de HOY. Allí, en la vetusta y arcaica cabina de prensa nos esperaba siempre su gran amigo y compañero, el desaparecido Fernando Echave, que además era el padre de mi amigo Gecko Turner. Vaya lujo para San Roque tener como vecino a un musicazo que presume de su barrio en medio mundo. Fernando siempre me gastaba la misma broma. «Enrique, ¿me das un trocito de tu bocadillo?». Y al acercarle el bocata me propinaba un muerdo en toda la mano. Yo me partía con aquella broma que hacíamos un domingo sí y otro también. Recuerdo con nostalgia algunas anécdotas, como un partido contra La Albuera. Nunca se me olvidará que el portero del equipo visitante ¡calzaba pantalones de pana! Aquellos partidos de finales de los 80 siempre acababan igual: 8-0, 14-1, 12-0, 11-2. Resultados así. Y era genial ir a un partido y ver ganar a tu equipo con tantos goles con El Vivero a reventar. Parece que fue ayer cuando estaba en el Mesón 'Zacarías', frente al viejo campo, en una mesa de un rincón bebiendo una fanta mientras mi padre les hacía sus primeras entrevistas a canteranos como Rodri o Macarro, que después serían imprescindibles en aquel gran Badajoz de la temporada 90/91 de Rogelio Palomo, que ha pesar de quedar campeón de su grupo en Segunda B no pudo materializar el ascenso al perder en Compostela el último partido de la liguilla. Pero al año siguiente, con Paco Herrera como técnico, se consiguió. No podía esperarse otra cosa teniendo un delantero como Pozo, y un libre como Rodri. ¡Jamás vi a un defensa marcar tantos goles! Creo que la afición se acostumbró a que nuestro equipo estuviera tantas temporadas en las primeras posiciones sin ascender a Primera que se acabó aburriendo, y desde entonces todo ha sido un desastre hasta el día de hoy. Gracias a Dios, aún hay gente de Badajoz que quiere a su club, y no sólo mis compañeros, pues la labor de Ambición Blanquinegra y su gente, el increíble trabajo que han desempeñado (gratis, no lo olvidemos) ha sido vital para evitar la desaparición de un club centenario al que las instituciones han dado la espalda una y otra vez. Parece mentira que en Huelva podamos encontrar una avenida dedicada a su club, decano del fútbol español, mientras que aquí, aparte de la indiferencia que toda su vida le mostró Rodríguez Ibarra nos encontremos con las palabras de nuestro alcalde Miguel Celdrán diciendo aquellas barbaridades de «la solución es la desaparición del club» y «no se puede revivir a un muerto». Una lástima. Para equipos como el Cerro de Reyes o el Flecha Negra (donde por cierto, jugué de pequeñito) todo mi respeto, simpatía y apoyo ¡Pero cuidado! ¡Las cosas claras! ¡El único equipo representativo de nuestra ciudad fue, es y será para siempre el Club Deportivo Badajoz! Y es al único equipo que quiero ver jugar en el Nuevo Vivero, el campo de fútbol de mi ciudad, de mi equipo, de nuestro equipo, el Badajoz. Ya sea en Regional, en Tercera, Segunda y por supuesto en Primera, que lo veremos, ¡Faltaría más! Entre todos lo vamos a conseguir. Ya lo dice nuestro himno: «Badajoz entero es quien proclama que su club representa a la ciudad, Badajoz a todos nos une en estrecha hermandad». Luego sí, luego vendrán las instituciones para colgarse las medallas y empezarán los homenajes y a los políticos se les llenará la boca con nuestro Club Deportivo Badajoz; e incluso puede que le den por fin la más que merecida Medalla de Extremadura (Andalucía la ha dado ya a sus tres equipos centenarios, incluido el Betis, que por cierto, es menos antiguo que el Badajoz) pero a nosotros nos dará lo mismo, porque sólo queremos lo mejor para nuestro equipo. Sin el Badajoz nuestra ciudad carecería de lo que hace bueno a los vinos generosos, la solera, y se perdería la representación de lo pacense que ha conseguido su bandera blanquinegra. Y todos perderíamos algo de nuestra más vieja identidad. Anímense, hoy es el día, a las 12, en el Nuevo Vivero. Jugamos con el Mérida y si ganamos, campeones. Vamos todos a llenar el campo hasta la bandera, a apoyar a nuestro equipo; lleven a sus hijos, a sus mujeres, a sus sobrinos pequeños, a su suegra ¿Por qué no? Queden con sus vecinos, con sus compañeros de trabajo, verán que bonito se ve el estadio mientras 15.000 personas animan a nuestro club al grito de ¡Badahó, Badahó, Badahó, eeho!
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