Un tercio de adolescentes han sido contactados por un adulto en internet con fines sexuales
El 97% de los chicos españoles ha sufrido violencia sexual digital y a uno de cada cinco le han chantajeado para que envíe fotos o vídeos eróticos
España quedó impactada en mayo tras enterarse de que una niña de 12 años, residente en un centro de acogida de Barcelona, fue grabada y agredida sexualmente durante meses por un pederasta de 45 años después de que contactase con ella por internet y la engatusase para lograr sus deseos. El relato horrorizó al país, pero muchos pensaron que, por suerte, se trataba de algo poco frecuente. Nada más lejos de la realidad. Uno de cada tres adolescentes españoles ha pasado por una situación de riesgo similar. El 33% de los menores reconocen que han sido contactados a través de internet por adultos que perseguían fines sexuales, lo que se conoce como 'grooming'.
Publicidad
Es uno de los datos más relevantes del informe publicado hoy por la ONG Save the Children, que ha entrevistado a mil españoles de 18 a 21 años para que le cuenten qué tipos de explotación sexual ('sexting', 'grooming', sextorsión, abusos) han sufrido a través las redes, los chat o las plataformas digitales durante su recién concluida adolescencia. La radiografía es alarmante. Las respuestas no pueden estar más alejadas de los datos oficiales.
En 2023 se denunciaron 1.068 delitos sexuales cibernéticos, pero a la pregunta ¿en alguna ocasión de tu adolescencia sufriste algún tipo de violencia digital? contestó sí el 97%. El estudio demuestra que internet es una zona de alto riesgo de ataques sexuales para los menores, pero también subraya algo casi tan grave, que la mayoría de los menores no tiene conciencia del peligro que corre con sus hábitos digitales.
No perciben el peligro: seis de cada diez no ve riesgo en difundir imágenes íntimas suyas o de otros o en enviárselas a adultos
Un tercio de los adolescentes ha sido víctima de adultos con intenciones pederastas, que con manipulación, engaños y a veces coacción les han demandado contenidos íntimos, han buscado encuentros sexuales o los han involucrado en redes de explotación. Las chicas son sus objetivos preferidos (el 36% lo ha sufrido frente al 26% de ellos). Los centenares de miles de víctimas confesas demuestran que las denuncias por este motivo, 525 en 2023, son solo la punta del iceberg.
Las vías de contacto principales son las redes sociales (sobre todo Instagram y X) y la mensajería de Whatsapp, pero también los juegos 'online' y las plataformas de 'streaming'. El perfil del pederasta es el de un varón (93%), con una media de 28 años, que actúa mayoritariamente en el mundo digital (solo un tercio busca encuentros físicos), que no suele ocultar su identidad y que en un tercio de las ocasiones es un conocido de su víctima.
Publicidad
Cuando hacen uso de la intimidación entroncan con la segunda gran violencia digital que sufren los adolescentes, la coacción como forma de obtener de ellos contenidos sexuales. Uno de cada cuatro admitió haber sido presionado para que enviase este tipo de imágenes o vídeos o para tener contactos, uno de cada cinco incluso sufrió chantajes o amenazas para minar su resistencia y otro 20% fue presionado con que si no satisfacía las demandas del tercero difundirían materiales suyos de contenido íntimo. De nuevo las chicas fueron las víctimas principales de los chantajes (28% frente al 18% de ellos).
La tercera clase mayoritaria de violencia es el 'sexting', la difusión de imágenes intimas o sexuales de alguien (normalmente elaboradas por él mismo) por canales digitales. El estudio no aporta cifra de cuántas difusiones se realizan sin el consentimiento del protagonista de las imágenes, pero debe ser una proporción enorme a la vista de la normalidad con la que hablan del fenómeno y de que hasta el 27% reconoce que ellos mismos fueron quienes hicieron voluntariamente los envíos de sus imágenes. Al 46% les parece algo normal hacerlo, el 42% busca con ello atención y el 40% quiere ganar algo a cambio.
Publicidad
Plaga de imágenes falsificadas
Una variante no consentida y artificial del 'sexting' es el 'deepfake' o ultrafalsificaciones. El uso de herramientas de IA para inventarse imágenes de desnudos o escenas pornográficas de otros y difundirlas por las redes. Uno de cada cinco adolescentes dice haber sido víctima de estos montajes, que muchas veces tienen fines vejatorios.
Pero, tras constatar la enorme violencia sexual digital que soportan los jóvenes, el trabajo refleja que el 60% de los adolescentes no ve riesgo alguno en enviar imágenes sexuales a otros, sea algo consentido o no. El 59% de quienes consienten en los envíos no observan peligro en entregar imágenes a otros adolescentes, pero aún son más, el 66%, quienes no son conscientes del riesgo de remitírselas a adultos. El 65% de quien difunde la intimidad de otros sin permiso tampoco cree hacer nada malo, pero es que lo mismo afirman el 70% de quienes fabrican y difunden 'deepfake'.
Publicidad
Catalina Perazzo, portavoz de Save de the Children, muy al contrario, asegura que, «incluso cuando se realizan de forma voluntaria, estas conductas plantean riesgos, pues una vez compartido el contenido escapa al control de quien lo genera, abriendo la puerta a múltiples formas de victimización. Pueden ser redistribuido sin consentimiento, utilizado por adultos con fines sexuales, usados para la sextorsión...».
La ONG, a la vista de la radiografía, reclama desplegar todas las medidas de protección previstas en la ley contra la violencia en la infancia y aprobar a la máxima brevedad la ley de protección de los menores en entornos digitales, que esta varada en el Congreso. También pide incluir la educación digital y afectivo-sexual en todas las áreas del currículo educativo y multiplicar las campañas de concienciación para impedir que los comportamientos de riesgo se normalicen, como ocurre hoy.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión