La cera de los oídos podría convertirse en una herramienta clave para diagnosticar el Párkinson a tiempo

La búsqueda de métodos diagnósticos menos invasivos y más accesibles para enfermedades neurodegenerativas como el párkinson ha impulsado numerosos estudios científicos. En este contexto, una nueva línea de investigación apunta hacia una sustancia tan común como el cerumen, o cera del oído, como herramienta potencial para la detección temprana de esta patología.

Un grupo de investigadores chinos ha identificado compuestos en la cera del oído que podrían actuar como biomarcadores del párkinson, lo que abre la puerta a un método de diagnóstico más simple, económico y no invasivo. El estudio, realizado por expertos de la Universidad de Aeronáutica y Astronáutica de Nanjing y la Universidad de Zhejiang, utilizó inteligencia artificial para detectar la enfermedad mediante el análisis del olor del cerumen.

Actualmente, la detección del párkinson se basa en evaluaciones clínicas y técnicas de imagen que, además de ser costosas, pueden resultar subjetivas. Ante este desafío, los científicos optaron por analizar el cerumen, una sustancia que, a diferencia del sebo de la piel, permanece más protegida de factores externos como la contaminación o la humedad, lo que la convierte en una muestra más estable y fiable.

Para su investigación, tomaron muestras del conducto auditivo externo de 209 personas, 108 de ellas con diagnóstico de párkinson, y analizaron los compuestos orgánicos volátiles (COV) presentes mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas. Detectaron cuatro COV significativamente alterados en las personas con la enfermedad: etilbenceno, 4-etiltolueno, pentanal y 2-pentadecil-1,3-dioxolano.

A partir de estos datos, desarrollaron un sistema de inteligencia artificial olfativo (AIO), capaz de distinguir entre personas sanas y pacientes con párkinson con un 94% de precisión. Este modelo de cribado podría convertirse en una herramienta de detección temprana muy prometedora.

No obstante, los responsables del estudio subrayan que se trata de una investigación preliminar y que aún se necesitan más pruebas en diferentes fases de la enfermedad, con grupos más diversos y en centros internacionales, para confirmar su aplicabilidad a gran escala.

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