La playa de Orellana, un oasis para escapar del sofocante calor
Primera ola de calor ·
Las altas temperaturas del fin de semana han llevado a muchos a buscar el agua de la conocida como Costa Dulce para refrescarse sin salir de la regiónESTRELLA DOMEQUE
Domingo, 11 de julio 2021
La calima tiñe el cielo y el termómetro sobrepasa con holgura los 40 grados, aunque eso no es llamativo para estar en un domingo ... de pleno verano extremeño. Como tampoco lo es desde hace años esa afirmación de que Extremadura sí tiene playa, y más de una. La primera ola de calor de este verano ha hecho que muchos busquen estos oasis, como el de la playa de Orellana, para darse un refrescante chapuzón y combatir el calor.
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«La ola de calor está apretando mucho y esto está muy bien», dice Dani, que viene de Castuera dispuesto a pasar una jornada playera. «Tomar el sol, pasar el día en familia, bañarnos y estar fresquitos, que con este calor apetece mucho», cuenta sobre el plan que tiene para este domingo y que suele repetir desde hace años al menos una vez cada verano.
Lo explica con medio cuerpo ya sumergido en el agua después de haber dejado bien colocadas toallas, sombrilla y otros enseres en la parcela que han elegido para pasar el día. Y es que, desde el pasado verano, la Costa Dulce de Orellana se ha adaptado a la pandemia con parcelas delimitadas sobre el hormigón para mantener las distancias de seguridad.
«Es el mismo protocolo que el año pasado, con las mismas limitaciones salvo la mascarilla, que es el que se ha flexibilizado», explica el alcalde de este municipio pacense, Cayetano Ramos, quien añade que también se mantiene el aforo máximo de 1.000 personas de forma simultánea. «En total, a lo largo del día pasa una media de unas 1.500 personas en fin de semana y unas 700 a diario. Aunque estos meses sube la afluencia».
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«Vienen personas de muchos lugares, también de fuera de España»
Cayetano Ramos | Alcalde de Orellana
Centenares de personas que eligen estas aguas dulces en las que desde hace más de 10 años ondea la bandera azul que premia sus instalaciones, acceso y calidad del agua. Fue la primera playa de interior en conseguirlo y todavía hoy presume de ello, un distintivo que además la sitúa en el mapa. «Vienen personas de muchos lugares, también de fuera de España», prosigue el primer edil en un fin de semana en el que los apartamentos, el hotel y el camping rozan el máximo de ocupación.
Desde Madrid llega Iñaki, que ya conoce la playa de otras visitas anteriores, pero sigue maravillado por el entorno. «En Madrid tampoco hay playa y es genial tener esto», comenta. Caso distinto es el de José y Ana, que bajo su sombrilla se esconden del sol entre baño y baño. Con una casa en el municipio, aprovechan siempre que pueden para hacer una escapada.
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Media hora de coche emplea Carolina para llegar desde Don Benito a lo que ella define como un paraíso. «La playa la tenemos lejos, pero está este paraíso a poco más de media hora que para huir de las altas temperaturas está genial», explica mientras se prepara para un rato de paddle surf junto a su amiga Juliana. Ambas son sanitarias y, a falta de vacaciones, esta es la solución al calor. «Esto hace que te dé la sensación de que el verano existe, no que sales de trabajar y te tienes que esconder porque no puedes salir hasta por la noche. Es una forma de salir, de disfrutar y tener verano», reconoce Juliana, que valora de forma positiva el protocolo establecido, «porque antes la gente se apiñaba y ahora se guardan las distancias y cada uno tiene su sitio».
El paddle surf es sólo una de las opciones que ofrece esta playa que cuenta también con barcas de pedales, piraguas o un castillo flotante, además de embarcaciones de recreo o motos de agua. Una escapatoria natural para el calor que muchos prefieren antes que las piscinas. «¿Dónde te vas a refrescar mejor que aquí? Nosotros somos de Badajoz, hacemos una hora y media de viaje, pero nos sale más caro ir a una piscina que venir aquí. Además, estamos más tranquilos, el agua está más limpia y creo que es más higiénico que una piscina», asegura Dani mientras se baña acompañado de su mujer y sus dos hijos.
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En familia, con amigos o en pareja, comiendo en la orilla o en uno de los chiringuitos, tomando el sol o protegidos por la sombrilla, son muchos los que terminan en la playa de Orellana cuando el termómetro aprieta. Porque sol y playa es una ecuación perfecta.
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